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martes, 8 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (III)


SURGE LA VIDA

Era un día de luz esplendorosa en que todos los seres brillaban de forma excepcional. Entonces el Divino Señor determinó en su infinita sabiduría hacer una criatura nueva y única, que reflejara algo de su propia imagen de Dios. Se dijo a sí mismo:
"Haremos una criatura que pueda pensar y entender; que sea capaz de recordar y admirar, que pueda sobre todo ¡amar!"
A esta criatura la pondría al frente del Mundo-Universo.
Llevó a efecto su plan y apareció en la Tierra esta obra de su infinita Sabiduría, a la que llamó hombre y mujer. Dos personas espirituales, inteligentes y libres, que se completarían entre sí, iguales en dignidad, pero muy distintas en misión: el hombre será cabeza, pensamiento, fuerza; la mujer será corazón, sensibilidad, ternura. Unidos por el amor iban a difundir su raza en la Tierra. Y sabrían apreciar y admirar cuanto el Creador había hecho en el Mundo-Universo; serían las únicas criaturas que podrían amar y bendecir a su Dios y Señor. De este modo se encontrarían felices participando de la misma bienaventuranza de Dios.

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