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viernes, 11 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (VII)


LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS

Incontables generaciones se habían sucedido en la Tierra y ella permanecía en plena oscuridad, en tinieblas de pecado y de muerte. La humanidad humillada con la ausencia de Dios parecía sin salida y gritaba por un libertador.
Nostalgia infinita de Dios se palpaba en el ambiente. Se corrían leyendas alucinantes que prometían el nacimiento de un rey que salvaría a la raza humana. Un rey oriental nacido en el país del sol naciente...
Se leían bellas y poéticas profecías. Eran los signos anunciadores de una época de ensueño, de armonía universal: la época dorada de la verdadera salvación, la plenitud de los tiempos.
He aquí algunas profecías muy expresivas:

"En aquel día habitará el lobo con el cordero; la pantera se tumbará con el cabrito; el novillo y el león pacerán juntos, un muchacho pequeño los pastoreará; la vaca pastará con el oso; sus crías se tumbarán juntos. El niño jugará con la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No hará daño ni estrago por todo mi monte santo, porque está lleno todo de la ciencia del Señor, como las aguas colman el mar"

"Aquel día los montes y las colinas aclamarán en presencia del Señor y los árboles del bosque aplaudirán, porque viene el Señor y reinará eternamente"

"Aquel día los montes destilarán dulzura y las colinas manarán leche y miel"

"Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes: mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará"

"Alégrate y goza hija de Jerusalén: mira a tu Rey que viene; no temas Sión: tu Salvador está cerca"

Ciertamente el Señor Dios-Amor iba a cumplir su promesa de gran esperanza.

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