"En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar a la gente del Reino de Dios, y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde y los Doce se le acercaron a decirle:
- Despide a la gente; que vayan a la aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida; porque aquí estamos en descampado.
Él les contestó:
- Dadles vosotros de comer.
Ellos replicaron:
- No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío. (Porque eran unos cinco mil hombres)
Jesús dijo a sus discípulos:
- Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.
Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos."
1.- LEE / ESCUCHA: ¿QUÉ DICE EL TEXTO?
En el gesto de la multiplicación de los panes Jesús revela su condición de ser el que aporta la salvación definitiva a los hombres de todos los tiempos. El texto es un reflejo de la Eucaristía celebrada por la Iglesia primitiva.
2.-MEDITA /ASIMILA: ¿QUÉ TE DICE HOY LA PALABRA?
La Palabra me habla de responsabilidad: dadles vosotros de comer. No puedo quedarme quieta esperando a que Jesús haga un milagro.
Me habla de generosidad y de fe: cuando se comparte lo que se tiene, aunque sea poco, entonces se realiza el milagro.
Me habla de contar siempre con Dios, a la hora de realizar cualquier tarea y a la hora de pedir por una necesidad.
Me habla de gratitud y de fe, cuando Jesús da las gracias al Padre por adelantado.
Me habla de austeridad, cuando manda recoger lo que ha sobrado.
Me habla de la Eucaristía como banquete fraterno en comunión con mis hermanos y que conlleva responsabilidad, generosidad, fe, gratitud, austeridad.
Me habla de la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
3.- ORA / CONTEMPLA: ¿QUÉ LE DICES AL SEÑOR CON LA PALABRA?
¡Oh Jesús! Tu Eucaristía
es un don tan inefable,
tan divino y adorable,
que me llena de alegría.
¡Gracias!, te digo a porfía
con los ángeles del cielo;
y con los santos del suelo
yo te canto, mi Señor:
¡Te entrego todo mi amor
y adorarte es mi consuelo!
4.-PON EN PRÁCTICA / ANUNCIA: ¿QUÉ HACER CON LA PALABRA?
Hacer de cada día una prolongación de la Eucaristía, donde viva la generosidad, la gratitud, la fe, la responsabilidad y la austeridad.
Meditando, la Palabra de hoy me asegura que DIOS nos ha dado la victoria ante los enemigos y la muerte, si le hacemos caso y comemos el Pan del Cielo que es su propio Cuerpo y su propia Sangre sacramentados, y si dejamos que Jesucristo viva en nosotros y le imitamos.
ResponderEliminarHoy, la Palabra me promete la Vida Eterna, gracias a la Eucaristía, y a través de los sacerdotes, y me asegura que el Sumo Sacerdote instaurador de la misma es el propio Jesucristo delante de sus apóstoles, para que en adelante ellos le imitaran.
Por lo tanto, la Palabra de hoy aumenta mi fe y mi certeza ante el testimonio del propio Dios dando su vida por nosotros. En el Pan y el Vino consagrados está la vida de Jesús Resucitado, la vida del propio Dios esperando que nos dejemos alimentar y habitar por Él, con Él y en Él.
¡¡¡Gracias infinitas, Dios Todopoderoso y conmocionado, por regalarnos a tu Hijo Redentor en la Eucaristía y darnos, como puente intercesor entre el Cielo y la Tierra, a los sacerdotes, que con la divina presencia y Gracia del Espíritu Santo hacen presentes el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo en el Sagrado Sacramento del Altar!!!
Cada misa me anima a vivir mi propia pasión, muerte y resurrección en Jesús, y Tu Alimento bajado del Cielo, me da la convicción plena de que quieres habitar y vivir en mí para hacerme plenamente humana y feliz, todo por tu AMOR y en tu AMOR.
El hambre del espíritu y el deseo insaciable de mi corazón sólo puedes saciarlo TÚ, Dios mío, haciéndote mi alimento en la Eucaristía. Por eso, ¡gracias infinitas por la Iglesia y los sacerdotes que me traen cada día lo que verdaderamente necesito: a Jesucristo entre nosotros.
Habiendo probado ya todos los manjares caducos del mundo, nada en mi vida como tu Cuerpo y Sangre sacramentados en la Eucaristía, Señor del AMOR.
Me propongo vivir contemplando la acción eucarística en cada situación que se me presente. Le ofrezco mi vida a Jesucristo para que habitando Él en mí, yo pueda servirle de instrumento para adorarle en este Sagrado Misterio Trinitario, mediante la oración, el testimonio y las obras, haciéndome con Él y en Él una eucaristía permanente.
Quiero dar a conocerte este Alimento del Cielo, el único vital para nuestro espíritu, a los hermanos y hermanas que no tienen Fe y viven todavía en la oscuridad hambrientos en su espíritu sin saberlo.
Quiero dejarme transformar plenamente por este alimento que da la vida eterna, y vivir en consecuencia la vocación a la que he sido llamada, haciendo siempre lo que Jesús me dice y confiando plenamente en su Sacramento y sus sacerdotes.
violetilla pulgarcina