Tocando la campana de la Iglesia recibimos la procesión que llega con la Cruz y el Icono de María, procedente de la Catedral. Vienen cantando el himno a la Virgen del Camino, patrona de la región leonesa.
Surge la emoción cuando la cruz "cruza" la puerta de la Capilla.
Una vez colocados, la Cruz sobre el altar y el Icono en el presbiterio, entonamos "Victoria, tú reinarás" acompañadas por todos los fieles que han participado en la procesión.
Está expuesto el Santísimo Sacramento.
La madre dirige unas palabras de bienvenida, en medio del silencio que reina en la Capilla y lee el programa previsto para la vigilia.
Cantamos un canto de adoración a Jesús Eucaristía y hacemos la oración para la JMJ de Madrid 2011.
A las 10, Completas cantadas. Y a las 11, el Oficio de Lecturas de la exaltación de la Santa Cruz, con cánticos, evangelio y homilía a cargo del párroco de nuestra parroquia de Santa Marina. Entre medias, momentos de adoración en silencio, intercalando la lectura del pasaje de San Lucas que nos habla de las condiciones del seguimiento de Jesús, y un canto de acción de gracias por nuestra vocación específica.
A las 12,30 rezamos el Rosario vocacional con la participación de los fieles que nos acompañan; comienza con una oración por la familia, y en cada misterio pedimos al Señor vocaciones: sacerdotales, contemplativas, para la vida activa, misioneras y franciscanas. A su término, la madre invita a los fieles a retirarse pues mañana es lunes, día de trabajo. Y lo hacen, después de haber dejado junto a la Cruz una vela encendida con su nombre, como han hecho la mayoría de las personas. Las religiosas que necesitan descansar también se retiran.
Seguimos con la vigilia. Salimos a la Iglesia para estar más cerca de la Cruz y contemplar la imagen de María.
Hacemos el Vía-crucis, el del último Viernes Santo de Juan Pablo II y realizado por el entonces Cardenal Ratzinger y actual Papa Benedicto XVI. Despacio... tenemos toda la noche por delante, con unción, besando la Cruz cada vez que decimos "te adoramos Cristo y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo".
El mensaje del Papa para la JMJ de Madrid también tiene su lugar en nuestra vigilia de adoración. Y la carta de nuestro Sr. Obispo con motivo de la llegada de la Cruz a nuestra Diócesis.
Poco a poco se van incorporando las hermanas.
Son las 5 de la mañana. A partir de ahora el silencio y la adoración interior llevan el protagonismo.
A las 7, reunida ya toda la Comunidad hacemos el ofrecimiento del día. Comienzan a llegar los voluntarios y demás fieles.
A las 7,30 el canto solemne de Laudes, también de la exaltación de la Santa Cruz. Antes, el Vicario de la Diócesis nos dirige unas palabras sobre el significado de la Cruz de Cristo: está formada por dos palos, uno vertical, hecho con astillas de fidelidad a Dios, y otro horizontal, hecho con astillas de fidelidad a los hombres.
Al acabar Laudes, los voluntarios toman la Cruz y el Icono para llevarlos de nuevo a la Catedral. Los despedimos con el canto del Ángelus y el repique de campana.
Durante unos días seguirán peregrinando por tierras de nuestra Diócesis y hasta agosto del año que viene por los caminos de España, pero en nuestro corazón queda el recuerdo imborrable de la noche que la Cruz y María pasaron en su Casa, nuestra Casa: el Convento de la Santa Cruz de las Franciscanas Clarisas Descalzas de León.
Surge la emoción cuando la cruz "cruza" la puerta de la Capilla.
Una vez colocados, la Cruz sobre el altar y el Icono en el presbiterio, entonamos "Victoria, tú reinarás" acompañadas por todos los fieles que han participado en la procesión.
Está expuesto el Santísimo Sacramento.
La madre dirige unas palabras de bienvenida, en medio del silencio que reina en la Capilla y lee el programa previsto para la vigilia.
Cantamos un canto de adoración a Jesús Eucaristía y hacemos la oración para la JMJ de Madrid 2011.
A las 10, Completas cantadas. Y a las 11, el Oficio de Lecturas de la exaltación de la Santa Cruz, con cánticos, evangelio y homilía a cargo del párroco de nuestra parroquia de Santa Marina. Entre medias, momentos de adoración en silencio, intercalando la lectura del pasaje de San Lucas que nos habla de las condiciones del seguimiento de Jesús, y un canto de acción de gracias por nuestra vocación específica.
A las 12,30 rezamos el Rosario vocacional con la participación de los fieles que nos acompañan; comienza con una oración por la familia, y en cada misterio pedimos al Señor vocaciones: sacerdotales, contemplativas, para la vida activa, misioneras y franciscanas. A su término, la madre invita a los fieles a retirarse pues mañana es lunes, día de trabajo. Y lo hacen, después de haber dejado junto a la Cruz una vela encendida con su nombre, como han hecho la mayoría de las personas. Las religiosas que necesitan descansar también se retiran.
Seguimos con la vigilia. Salimos a la Iglesia para estar más cerca de la Cruz y contemplar la imagen de María.
Hacemos el Vía-crucis, el del último Viernes Santo de Juan Pablo II y realizado por el entonces Cardenal Ratzinger y actual Papa Benedicto XVI. Despacio... tenemos toda la noche por delante, con unción, besando la Cruz cada vez que decimos "te adoramos Cristo y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo".
El mensaje del Papa para la JMJ de Madrid también tiene su lugar en nuestra vigilia de adoración. Y la carta de nuestro Sr. Obispo con motivo de la llegada de la Cruz a nuestra Diócesis.
Poco a poco se van incorporando las hermanas.
Son las 5 de la mañana. A partir de ahora el silencio y la adoración interior llevan el protagonismo.
A las 7, reunida ya toda la Comunidad hacemos el ofrecimiento del día. Comienzan a llegar los voluntarios y demás fieles.
A las 7,30 el canto solemne de Laudes, también de la exaltación de la Santa Cruz. Antes, el Vicario de la Diócesis nos dirige unas palabras sobre el significado de la Cruz de Cristo: está formada por dos palos, uno vertical, hecho con astillas de fidelidad a Dios, y otro horizontal, hecho con astillas de fidelidad a los hombres.
Al acabar Laudes, los voluntarios toman la Cruz y el Icono para llevarlos de nuevo a la Catedral. Los despedimos con el canto del Ángelus y el repique de campana.
Durante unos días seguirán peregrinando por tierras de nuestra Diócesis y hasta agosto del año que viene por los caminos de España, pero en nuestro corazón queda el recuerdo imborrable de la noche que la Cruz y María pasaron en su Casa, nuestra Casa: el Convento de la Santa Cruz de las Franciscanas Clarisas Descalzas de León.
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