páginas

domingo, 3 de junio de 2012

Jornada Pro Orántibus



Nosotras las hijas de Santa Clara, tenemos en este lema o consigna, algo muy sugerente. Contemplando la imagen de nuestra Seráfica madre, portadora de la Eucaristía, podemos contemplar la luz dichosísima, radiante, refulgente, colmada de resplandores que brotan del que se llamó a sí mismo “Luz del mundo”, Cristo Jesús centro de la Santísima Trinidad que nos lleva a penetrar en el Misterio insondable del Dios-Amor. En efecto, nuestra espiritualidad cristocéntrica, nos lleva a la vivencia contemplativa del misterio trinitario con una luz transparente que nos enseña sobre todo la ciencia del Amor. ¡Dios es Amor! “El Padre es Origen; el Hijo es Gracia; el Espíritu Santo es Comunión” 
Desde Cristo-luz, Gracia, regalo que nos ha hecho el Amor del Padre, contemplamos todo el misterio de Dios, en comunión con el Espíritu Santo que también es luz y amor. 
Esta Comunión de Amor se irradia al mundo entero en nuestra oración contemplativa. Queremos que los resplandores de esta Luz de Dios no solo nos deje radiantes a nosotras, sino que se extiendan y abarquen a toda la humanidad redimida. Que todos queden iluminados por la transparencia de esta Luz dichosísima que vence y hace desaparecer todas las tinieblas del abismo del mal, en que puede estar envuelto el mundo. Que queden los ojos de todos, limpios para contemplar a Dios en su adorable misterio, y se dejen penetrar de su cercanía, en la Palabra evangélica. El Evangelio es el que salva al mundo. El Evangelio es la luz de la fe que ya le ha salvado. Creer en el Evangelio es la salvación. 
Y no podemos olvidar a la que es Estrella de la Nueva Evangelización, la Virgen orante y contemplativa por excelencia. 
Ella es nuestro modelo: entremos en la escuela de María. 
Contemplemos la Estrella tan blanca y fúlgida como la luz, tan ardiente y radiante como el sol, bellísima, más que el cielo azul… 
Ella es el astro luminoso de nuestro camino que alumbra nuestros pasos hacia el Amor. Sigámosla, aprendamos de ella a ser Luz y Amor para el mundo. 

Hnas. Clarisas de León 

¡Joven, ven y verás!
Te invitamos a visitarnos y conocernos 


 “Los institutos orientados completamente a la contemplación, formados por mujeres o por hombres, son para la Iglesia un motivo de gloria y una fuente de gracias celestiales. Con su vida y misión, sus miembros imitan a Cristo orando en el monte, testimonian el señorío de Dios sobre la historia y anticipan la gloria futura. En la soledad y el silencio, mediante la escucha de la Palabra de Dios, el ejercicio del culto divino, la ascesis personal, la oración, la mortificación y la comunión en el amor fraterno orientan toda su vida y actividad a la contemplación de Dios. Ofrecen así a la comunidad eclesial un singular testimonio del amor de la Iglesia por su Señor y contribuyen, con una misteriosa fecundidad apostólica, al crecimiento del pueblo de Dios” (Vita Consecrata, 8) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario