En esta última de las grandes antífonas del Adviento vemos a Cristo en el pleno sentido neotestamentario, es el Dios-con-nosotros, el Emmanuel. El Hijo de Dios, al descender a la tierra se ha hecho uno de nosotros. La invocación de esta última antífona condensa en sí toda la liturgia del Adviento: ¡Señor Dios nuestro, ven a salvarnos!
Los días se acercan a su plenitud,
muy cerca tenemos al dulce Jesús.
Ya se acerca la Nochebuena,
todo rebosa gozo en la tierra.
Las Descalzas quieren por fin albergar
en sus corazones al Dios de la paz.
¡Oh Emmanuel! fue la plegaria
que cantamos emocionadas.
Y la hemos seguido con grande fervor
suplicando al cielo por el Redentor.
¡Oh Emmanuel, muestra tu rostro,
Dios hecho niño, Dios-con-nosotros!
Sólo suspiramos por tu posesión,
oye nuestros ruegos transidos de amor.
Apremiantes son las plegarias
que este día brotan del alma.
Te abrimos ardientes nuestro corazón
para que esa noche lo abrases de amor.
¡Ven no tardes, ven a la tierra!
ya se acerca la Nochebuena.
La postrer plegaria el coro cantó
con mayor hondura, con más emoción.
¡Ven, Señor, muestra tu rostro!
Dios hecho niño, Dios-con-nosotros.
Nuestra enhorabuena gozosa y cordial
a Sor Mª Inés le queremos dar.
Deseamos hoy sus hermanas
muchos años pueda entonarla.
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