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martes, 16 de abril de 2013

MI EXPERIENCIA


2ª  pista:  DECISIÓN Y RIESGO
IRENE tomó la decisión y se arriesgó a estar unos días con el Señor para conocerle más. Ella misma nos cuenta su experiencia:

La cosa comenzó hace un año cuando iba a hacer la confirmación. Fuimos a hacerles una pequeña visita y así las conocí. Luego comenzamos a ir a las vigilias de la noche un grupito de mi parroquia y un día nos invitaron a ir a ver una película: la de "Clara y Francisco". Y después de haberla visto, pues no sé, como que me encendió una lucecita y me entró mucha intriga, y no sé por qué, pero me decidí.
Entré con miedo, pero al instante, bueno, cuando concí a todas se me pasó. Mi primera frase, bueno, pensamiento, fue "de oración en oración", pero al final le cogí el gusto. Nos levantábamos, bueno, me levantaba a las siete, pero ellas llevaban despiertas desde las seis. Me traían un colacao calentito antes de ir al coro a Laudes y Tercia. Cuando terminábamos íbamos en procesión hasta el comedor donde desayunábamos, y al acabar cada una iba a sus trabajos. Yo estuve en la encuadernación algún que otro rato con Sor Cristina, pero marchaba a hacer deberes y luego subía la Madre y Sor Teresa a darme clases, bueno, "catequesis"; eran como enciclopedias: sabían de todo.
Mi celda era super acogedora y cómoda y tenía una frase que me marcó, bueno, que me llamaba y me sigue llamando mucho la atención: "ABRÁZATE, VIRGEN POBRE A CRISTO POBRE", de Clara de Asís. El conjunto era genial, le cogí el tranquillo al tercer día y era como un sueño. No había ninguna voz, era supertranquilo y no había ningún ruido molesto. Los patios eran preciosos y acogedores. Mis sitios favoritos fueron donde tienen al Cristo de San Damián y la gruta de la Virgen blanca, era bellísima. Los recreos eran más divertidos que los de clase, sobre todo cuando se ponían a jugar a las cuatro esquinas, bueno, seis, o al balón-ventana. Los recreos eran después de comer y de cenar. Antes de comer rezábamos Sexta y después había recreo.Cuando terminaba el recreo había una hora de reflexión; para mí era la hora de la siesta o de los deberes. Después rezábamos Nona y había un tiempo libre hasta la hora de Vísperas y la Misa, que la presidia el capellán, D. Antonio. Después cenábamos y había otro recreo, y después, a las diez y media nos íbamos para la cama.
Ha sido una experiencia muy "movida" pero gratificante y ha enseñado demasiado; he conseguido bastantes razonamientos y enseñanzas y me ha, más o menos, abierto los ojos. Pero claro, sólo tengo 15 años, que mucha gente se sorprendía, pero creo que he conseguido aumentar mi grado de madurez, y me han enseñado a comer rápido. Os reiréis, pero cuando iba terminando o comiendo el segundo plato, ellas ya iban por el postre, y algunas ya habían terminado. También me enseñaron a tocar el piano y a cantar, más o menos, porque muy bien no lo hago.
En definitiva, ha sido una experiencia muy agradable y bonita, que me enseñó que con poco o nada se puede vivir mejor que los que lo tienen todo. 
Bueno, mi nombre es Irene y sólo tengo 15 años.

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