PENSAMIENTO PARA ESTE DÍA
Hermanos: la misión de San Francisco fue reavivar en el mundo cristiano la figura de Jesús y acercarla a los hombres para que él y por él recibieran la gracia de la salvación. También nosotros nos acercamos hoy al espíritu de Francisco para que él reavive en nuestros corazones la figura de Jesús.
OREMOS CON SAN FRANCISCO
Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, Padre santo y justo. Porque todos nosotros no somos dignos de nombrarte, imploramos suplicantes que nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo amado, en quien has hallado complacencia, te de gracias de todo junto con el Espíritu Santo como a ti y a él mismo le agrada. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
LECTURA DE LOS ESCRITOS DE SAN FRANCISCO
Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a suministrar las odoríferas palabras de mi Señor Jesucristo, que es el Verbo del Padre, y las palabras del Espíritu Santo, que son espíritu y vida. Este Verbo del Padre, tan digno, tan santo y glorioso, anunciándolo el santo ángel Gabriel, fue enviado por el mismo altísimo Padre del cielo al seno de la santa y gloriosa Virgen María, y en él recibió la carne verdadera de nuestra humanidad y fragilidad. La voluntad del Padre fue que su bendito y glorioso Hijo se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia, por medio de su propia sangre, en el altar de la cruz; no para sí mismo, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para se sigamos sus huellas. Pero son pocos los que quieren recibirlo y ser salvados por él, aunque su yugo es suave y su carga ligera.
REFLEXIÓN
El joven Francisco halló en Jesús la respuesta al deseo más profundo de su vida. Se entregó, con una totalidad sin ambigüedades, a revivir el misterio de Jesús; en todo momento y lugar procuró "guardar en lo íntimo de su ser a Jesucristo". De la abundancia de su vivencia se le imponía espontáneamente la necesidad de comunicar a los demás este descubrimiento de Jesús, que el Señor le había concedido. Con su palabra sencilla e inmediata hoy nos interpela sobre la autenticidad de nuestra fe en Jesús. Ante este misterio, nos postramos en adoración diciendo con las mismas palabras de Francisco: "Te adoramos, Señor Jesucristo, y te bendecimos, porque por tu cruz redimiste al mundo".
PRECES
Hermanos: unidos a San Francisco, pidamos se reavive en nosotros su mismo entrañable amor a Jesús de Nazaret.
- Para que nuestra fe en Jesús sea lo suficientemente viva y auténtica como para descubrirlo eficazmente presente en la Eucaristía y en las demás celebraciones litúrgicas de la Iglesia. Roguemos al Señor.
- Para que nuestra fe se mantenga abierta en su dimensión comunitaria, y sea capaz de buscar y hallar a Jesús presente en la jerarquía, en la comunidad de creyentes y en nuestra propia comunidad. Roguemos al Señor.
- Para que lleguemos a descubrir a Jesús también en el hombre, y sobre todo en los hombres más dolientes y marginados de nuestra sociedad, como san Francisco lo descubría en los pobres y leprosos de su tiempo. Roguemos al Señor.
- Para que el estudio atento y devoto de la Sagrada Escritura y especialmente de los Evangelios, nos ayude a alimentar y a madurar nuestra fe en Jesús y testimoniarla ante el mundo de hoy. Roguemos al Señor.
Por Jesús somos hijos de Dios, por eso oremos con confianza. Padrenuestro.
ORACIÓN FINAL
Criador, Redentor, Salvador y Consolador nuestro, danos hoy al querido Hijo tuyo, nuestro Señor Jesucristo, en memoria e inteligencia y reverencia del amor que nos tuvo y de las cosas que por nosotros dijo, hizo y padeció. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Tomado de la Novena hecha por Sor Clara N.)
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