PENSAMIENTO PARA ESTE DÍA
Hermanos: En vísperas de su muerte, Francisco proclamaba trémulo de emoción: "El Señor me dio hermanos". Y advertía: "Sé muy bien que, si la debilidad me lo permitiera, el mayor servicio que yo pudiera hacer a la Orden sería rogar continuamente por ella a Dios, para que él gobierne, defienda y conserve".
OREMOS CON SAN FRANCISCO
Padre de nuestro Señor Jesucristo, bendice con toda bendición espiritual y celestial a cuantos has engendrado en esta santa Familia para dar ejemplo evangélico en el seguimiento de Cristo mediante la pobreza evangélica, pues se ofrecieron a sí mismos en esta Orden como sacrificio de suavidad; sean benditos de Ti con bendición eterna en su caminar y en su reposar, despiertos y dormidos, en vida y en muerte. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
LECTURA DE LOS ESCRITOS DE SAN FRANCISCO
Donde quiera que estén y se encuentren unos con otros los hermanos, condúzcanse mutuamente con familiaridad entre sí. Y exponga confiadamente el uno al otro su necesidad, porque si la madre nutre y quiere a su hijo carnal, ¿cuánto más amorosamente debe cada uno querer y nutrir a su hermano espiritual? Bendigo a todos mis hermanos, a los que están en la Religión y a los que han de venir hasta la consumación del siglo. Que en señal del recuerdo de mi bendición y de mi testamento, se amen siempre mutuamente, amen siempre a nuestra Señora la santa pobreza y la guarden, y vivan siempre fieles y sumisos a los prelados y a todos los clérigos de la santa Madre Iglesia.
REFLEXIÓN
Francisco de Asís vivió una aventura evangélica tan radical, tan contagiosa, que pronto empezaron a llegar quienes deseaban seguir su camino, y él los acogió somo un don del Padre. Francisco se dedicó a la formación espiritual de sus hermanos, instruyéndolos, animándolos, corrigiéndolos y enseñándoles a orar. Esta preocupación hacia sus hermanos era algo que él había aprendido de su Señor. A todos recomendaba la caridad y les pedía mostrar afabilidad e intimidad de familia. Por eso los hermanos se apoyaban, se corregían y se alegraban recíprocamente, se acogían y perdonaban prontamente. El ejemplo de la fraternidad de Francisco y sus hermanos fue una llamada y una gracia también para las mujeres, comenzando por Clara de Asís. Y fueron tantos los seglares que querían seguirle, que formó con ellos la Orden Franciscana seglar. Es la misma realidad evangélica la que une a todos como hermanos en la memoria bendita del "hermano" por antonomasia, Francisco de Asís.
(Pida cada uno la gracia que desee alcanzar)
PRECES
Hermanos:
San Francisco rogaba a Dios por la familia que él le había confiado, pero
también le alababa y daba gracias por cuanto él hace a través de esta familia.
Nos unimos a su oración diciendo:
Te damos gracias, Señor
-Te
alabamos, Señor, por las maravillas de gracia que obraste en Francisco y en sus
primeros compañeros, y en todos los hermanos franciscanos que han sabido ser
fieles a su vocación evangélica.
-Te
adoramos, Señor, por las maravillas del Espíritu que hiciste brillar en santa
Clara y sus Hermanas en los orígenes de la Orden y a lo largo de su historia de
vida contemplativa en la Iglesia.
-Te
bendecimos, Señor, por los millares de Hermanos Terciarios que han encarnado el
carisma franciscano en la vida seglar.
-Te
damos gracias, Señor, por el don de la fraternidad evangélica que viven con
gozo los muchos Institutos de vida activa que componen la multiforme Familia
Franciscana.
Como hermanos de una misma familia, oremos a nuestro Padre: Padre nuestro...
Terminemos nuestra novena con la BENDICIÓN DE SAN FRANCISCO:
El Señor os bengia y os guarde, os muestre su rostro y tenga piedad de vosotros. Vuelva a vosotros su rotro y os conceda la paz. El Señor os bendiga, hermanos. Amén.
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