PROFECÍA DE ZACARÍAS 9, 9-10
Así dice el Señor:
-- Alégrate, hija de Sión; canta, hija de
Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y
cabalgando en un asno, en un pollino de borrica. Destruirá los carros de
Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros, dictará
la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de
la tierra.
SAN MATEO 11, 25-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús:
-- Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se
las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, así te ha parecido
mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que
el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
se lo quiera revelar. Venid a mi todos los que estáis cansados y
agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón; y encontraréis vuestro descanso. Porque
mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
«TU REY VIENE POBRE A TI»:
A ti, Iglesia amada de Dios, se
te pide que llenes con la verdad del evangelio las palabras portadoras de
esperanza que hoy te dejó la profecía: “Mira que viene tu rey, justo y
triunfador, pobre y montado en un borrico”.
Viene tu Rey desde su condición
divina a tu condición humana: viene para hacer la voluntad del Padre que lo ha
enviado; viene para servir y dar la vida en rescate por muchos; viene pobre
entre pobres, pobre en su nacimiento, pobre en su vida, pobre en su muerte.
El que así vino a todos por el
misterio de la encarnación, viene hoy a ti por el misterio de la Eucaristía: viene para servirte,
para ser tu alimento, para ser tu pan y tu vino, viene para ser tuyo.
Tu comunión con Cristo es siempre
comunión con el Hijo de Dios que, siendo rico, se hizo pobre por solidaridad
con todos.
He dicho ‘tu comunión con
Cristo’, ‘tu comunión con el Hijo de Dios’, y eso quiere decir que tu
vida ya no puede verse desligada de la vida de Cristo si no es por el pecado; y
del mismo modo que no puedes orar sin Cristo, tampoco puedes amar y servir sin
él. En ti, Iglesia amada de Dios, Cristo se hace hoy siervo de todos para
enriquecerlos a todos con su pobreza.
Has entendido bien: ‘con su
pobreza’, pues nada tendrá que ofrecer a los demás quien no se haya hecho
pobre con ellos: sencillo, manso, humilde, gozoso de aliviar el agobio y el
cansancio del otro como Cristo quiso ser alivio de nuestros agobios y
cansancios.
Este camino de Dios hasta los
pobres, necedad para la razón y locura para la religión, es forma de vida para
los creyentes. Éste es el único camino que lleva a la justicia y a la victoria.
Éstas son las cosas que Dios ha revelado a los pequeños. Éste es tu camino,
Iglesia amada de Dios.
¡Feliz Domingo!
Siempre en el corazón Cristo.
+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger
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