Dejadme que en estos días comparta
la reflexión de nuestra querida Sor Mª Teresa, fallecida el sábado santo del
año pasado.
¡El
Señor es mi Luz!
“Seis
días antes de la Pascua fue Jesús a Betania… María tomó una libra de perfume de
nardo auténtico y ungió a Jesús… y la
casa se llenó de la fragancia” (Jn 12, 1 y ss)
¡Qué gesto tan
espléndido el de María! Revela lo que es y hace el amor. El amor no calcula, no
mide, no conoce límites, cuando se trata de dar al Amado. Se lo juega todo, se
da totalmente.
Al Señor le
agradó mucho este gesto, y lo alabó y defendió a esta mujer de la vileza y
mezquindad de Judas. Jesús sabe todas las cosas y sabe que Judas es el traidor…
y que su muerte y su sepultura están cercanísimas. Es una hora difícil la que
se avecina.
“Mira a Jesús”, dice el Profeta: está ya sufriendo su Pasión.
Acojamos a Jesús
en nuestro corazón como en una “Betania” démosle todo nuestro amor.
Oremos: Miremos a
Jesús, que es nuestra Luz: Señor, ¡levanta nuestra débil esperanza!
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