“NO TENGAS MIEDO de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo
contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás
fiel a tu propio ser. Depender de él nos libera de las esclavitudes y nos lleva
a reconocer nuestra propia dignidad.”
(Gaudete
et exsultate, 32)
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