¡Oh Adonai!, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ven a librarnos con el poder de tu brazo.
Hoy hemos dado a Jesús el título de ADONAI, nombre hebreo del Caudillo o Soberano. Esta antífona hace referencia a las grandes teofanías del Antiguo Testamento, en las que se manifiesta el poder y la fuerza de Dios: la zarza ardiente y la escena del Sinaí, que nos hace presentir el espectáculo del juicio universal. Por eso seguimos suspirando por la venida del Salvador.
Se sigue cantando con solemnidad
la dulce esperanza de la Navidad.
El coro ha seguido con fe y con amor
súplicas cargadas de ansia y unción.
No confundas nuestra esperanza.
Ven, no tardes, Rey de las almas.
Tú que apareciste en el Sinaí
con gran fortaleza y prodigios sin fin.
¡Oh Caudillo y guía del alma!
Ven, no tardes, ven a salvarlas.
Como zarza ardiente abrásanos ya
con la dulce llama de tu caridad.
¡Oh Caudillo y Soberano!
Ven, no tardes, ven a salvarnos.
Tú eres en la lucha nuestro Capitán,
nos das la Victoria, conquistas la paz.
¡Oh Pastor fiel, poderoso!
te esperamos, ven presuroso.
Así fue este día la gran oración
que de nuestro coro al cielo subió.
Deseamos sea escuchada
este día nuestra plegaria.
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