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sábado, 15 de mayo de 2010

LA ASCENCIÓN DEL SEÑOR (San Lucas, 24, 46-53)



"En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
- Así estaba escrito; el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Y vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.
Después los sacó hacia Betania, y, levantando las manos los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo).
Ellos volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios."

MENSAJE A MI PADRE CELESTIAL, EN EL DÍA DE LA ASCENSIÓN DE JESÚS AL CIELO

Padre mío celestial: aunque todos los días me comunico contigo por medio de la oración, en este día en que conmemoramos la subida de tu Hijo Jesús al cielo, lo voy a hacer de un modo especial por medio de este mensaje que tu Hijo mismo se encargará de llevarte.
Tiene por objeto, Padre amantísimo, el demostrarte una vez más mi cariño, mi admiración y mi gratitud hacia Ti Dios mío, a quien todo lo debo y a quien amo sobre todas las cosas.
¡Padre! admiro tu misterio eterno de Amor que se manifestó en la obra de la creación del mundo y todas las maravillas, y que se desbordó sin límites en la donación de tu Hijo Jesús, hecho Hombre para salvarnos. Él nos devolvió la esperanza y la alegría y nos confirmó en el amor con la comunicación del Divino Espíritu. Además nos hizo el regalo incomparable de la Eucaristía para quedarse con nosotros hasta el fin del mundo. ¡Qué maravilla! Nunca se lo agradeceremos debidamente.
Admiro sobre todo el misterio de tu Amor en Ti mismo, en tu existencia trinitaria, en la cual Tú eres la Fuente de toda vida y de todo amor al engendrar a tu Hijo dilectísimo en un eterno presente... De esa fuente recíproca de Amor brota el Espíritu como un torrente de felicidad y de dulzura... ¡Qué maravilloso e incomprensible es tu misterio, Dios mio! Sin embargo tu Hijo Jesús enviado a la tierra nos ha manifestado estas grandezas. Este es el don supremo que nos has hecho Padre Santo, por eso, por Él mismo, que hoy se eleva glorioso y triunfador del pecado y de la muerte, y se sienta a tu derecha para siempre, te envío este mensaje expresión de mi amor, de mi adoración y de mi gratitud.
¡Gracias en primer lugar, por el don de tu Hijo Jesús, por haberle hoy exaltado hasta lo más alto de los cielos, y es tu eterna complacencia, y por el cual soy hija tuya!
¡Gracias por el don de la vida y de la gracia, y por el llamamiento a la vida religiosa!
¡Gracias por las tribulaciones y por las alegrías que has sembrado en mi camino! Y por los grandes regalos que he recibido de Jesús en este día. Así el recuerdo del mismo será inolvidablemente gozoso en el Amor. ¡Gracias, Padre mío!
Ahora quiero que Jesús te diga la solicitud que tengo por todo cuanto amo en este mundo:
En primer lugar la Iglesia de Cristo tu Hijo, por la cual nos han llegado todos los bienes y carismas.
Por el Papa y todos los Obispos y sacerdotes del mundo: que puedan extender tu Reino, Dios mío, por el mundo entero.
Te pido para mi comunidad querida y todas las comunidades religiosas los carismas mejores, el fervor de la caridad y la unión más íntima y gozosa con Jesús. Atrae hacia Ti a otras muchas almas que puedan compartir con nosotras esta incomparable alegría.
Te pido, Padre mío, también por nuestros familiares, amigos y bienhechores, por los enfermos, los pobres y por todas las necesidades del mundo entero. Tú todo lo sabes, y todo lo dejo confiadamente a tu cuidado providente y amoroso.
Te pido finalmente que alegres a todos los difuntos con el rostro divino de su Salvador Jesús.
Envío, especialmente, mi filial recuerdo muy amoroso y efusivo para la Santísima Virgen María, y mi homenaje de veneración a toda la Corte de Ángeles y Santos que te rodean.
En Jesús, mi Amado, y en el Espíritu de Amor, me uno a Ti, Padre mío y espero que me acojas entre tus brazos un día, por toda la eternidad. Amén.

Posdata: Padre, cuando Jesús haya entrado en tu gloria, permíteme que le haga reiteradamente la siguiente súplica e igualmente al Divino Espíritu: "Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo: no nos dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu promesa: el Espíritu de la Verdad. Aleluya."

1 comentario:

  1. ¿SE PUEDE AMAR PLENAMENTE SIN DISTANCIA, SIN PERSPECTIVA DE CAMINO, SIN SACRIFICIO, SIN ENTREGA INCONDICIONAL?

    Mi experiencia, hasta ahora, me ha dicho que no...y también me lo dice hoy la Palabra de DIOS con la Ascensión de Nuestro Señor!!!

    ...Hoy más que nunca me alegro de que Jesús vuelva al Cielo con su Padre, porque entiendo lo que significa: que nos está preparando el sitio en su Reino, porque nos lo prometió, y, mientras, nos va a mandar a su Espíritu Santo para que la Iglesia exista!!!

    Desde ahora, nuestro Maestro se comunicará con nosotros encarnado de otra manera: en Eucaristía, haciéndose alimento para nuestras almas, y en caridad fraterna mediante la Iglesia, en la que percibimos el ciento por uno de su AMOR, aquí en la Tierra!
    Hoy, la Ascensión del Señor, me revela que, para amar verdaderamente hace falta una distancia, ya que lo inmediato encadena y hasta te puede ahogar...

    No podríamos contemplar las estrellas si las tuviéramos pegadas a nuestros ojos...Pero Dios, desde el Cielo, nos regala poder contemplarle para amarle bien, mediante esta distancia que hay en la Tierra y esta luz suave adecuada a nuestra naturaleza mortal...ya que si le poseyéramos ahora mismo quedaríamos ciegos y nos desintegraríamos...no podría nuestro cuerpo mortal soportar tanto AMOR, pero nuestro cuerpo glorioso resucitado sí podrá durante toda la eternidad...

    Y en esta distancia que el Señor ha puesto entre nosotros, en ese "hasta pronto" que supone su Ascensión, no nos deja solos, sino que nos regala destellos de AMOR a través de la Eucaristía y la obra del Espíritu Santo en la Iglesia!

    ...Cuando reflexiono sobre este AMOR en la distancia, para que ascienda nuestro corazón al Cielo, pienso en mi querida María Magdalena, porque me enseñó cómo ama Cristo en la distancia...Cristo, mirándola un instante la poseyó y la hizo suya más que todos los hombres que la habían poseído mediante el cuerpo mortal...Porque Cristo la estaba amando desde su humana divinidad y en esa distancia que supone la virginidad...Y desde entonces, María Magdalena sintió que no podría amar nadie si no era desde esta distancia y con el corazón que Cristo le había regalado sólo con mirarla!!!

    Hoy, la Ascensión de Nuestro Glorioso Maestro me enseña que para conseguir mi destino y mi felicidad plena, tengo que sacrificar algo en mi vida: tal vez esa impresión inmediata que supone la felicidad mortal, pero que luego se deshace como el humo...

    Es bueno que Cristo vaya al Padre, porque el regalo que nos promete es lo que necesitamos realmente para que todos nos convirtamos en ciudadanos del Cielo...

    ...El regalo que nos promete es el comienzo del tiempo de la Iglesia asistida por el Espíritu Santo hasta el fin de nuestros días...esa distancia mecesaria para mirar al Cielo y comprenderlo...

    ¡¡¡CRISTO CONFÍA EN NOSOTROS Y NOS HA BENDECIDO SUBIENDO AL CIELO PARA QUE PERSEVEREMOS Y LE DEMOS A CONOCER HASTA LOS CONFINES DE LA TIERRA!!!

    SIN ESTE AMOR EN LA DISTANCIA QUE SUPONE TENER AL HIJO DE DIOS NUEVAMENTE EN EL CIELO, NO PODRÍAMOS VER LOS FRUTOS DE SU REINO NI EL CIENTO POR UNO AQUÍ EN LA TIERRA, PORQUE NO PODRÍAMOS RECIBIR AL ESPÍRITU SANTO QUE ES EL QUE NOS TRANSFORMA EL CORAZÓN Y HACE QUE AMEMOS!!!

    ¡¡¡BENDITA SEA AL ASCENSIÓN DE NUESTRO DIOS QUE NOS HACE REVESTIRNOS DE LA FUERZA DE LO ALTO Y SER CRIATURAS NUEVAS, POR MEDIO SU INTERCESIÓN EN SU SANTA IGLESIA!!!

    ¡¡¡JESÚS CONFÍA EN NOSOTROS Y NOS BENDICE CONSTANTEMENTE DESDE EL CIELO!!!

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