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domingo, 3 de octubre de 2010

NOVENA PEREGRINACIÓN A ASÍS (DÍA 8º)


GRECCIO

AMBIENTACIÓN
En este día visitamos Greccio, el belén franciscano. El santuario de Greccio se encuentra prácticamente pegado a una roca que cae perpendicularmente sobre el abismo. Está a una altura de 638 m. Fue aquí, en este impresionante lugar donde se llevó a cabo la memorable celebración de la Navidad en 1223, después de la cual probablemente Francisco permaneció en este lugar hasta 1224. La piedra que está en la gruta, debajo del altar, según se cree fue el sitio donde se adoptó la cuna para el Niño Jesús. Descubrir en este espectáculo maravilloso de la naturaleza lo que encierra del espíritu de Francisco. Gustaba de los lugares altos y encumbrados para remontarse hacia Dios y experimentar allí su propia miseria. Sólo el amor al Verbo encarnado le llevó a montar un belén viviente cuando nada existía donde poder inspirarse, brotó de su corazón enamorado de Jesucristo.

ORACIÓN
"Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, Padre santo y justo, Señor rey de cielo y tierra, porque nosotros, míseros y pecadores, no somos dignos de nombrarte, imploramos suplicantes que nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo amado, en quien has hallado complacencia, que te basta siempre para todo y por quien tantas cosas nos has hecho, te dé gracias de todo junto con el Espíritu Santo paráclito como a Ti y a Él mismo le agrada. Amén." (1ª Regla)

LECTURA (1ª Celano)
El pesebre que preparó el día de Navidad

El bienaventurado Francisco amaba con amor singular a un hombre llamado Juan, de buena fama y de mejor tenor de vida. Unos quince días antes de la navidad del Señor, el bienaventurado Francisco le llamó, como solía hacerlo con frecuencia y le dijo: "Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa en ir allá y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno. En oyendo esto el hombre bueno y fiel, corrió presto y preparó en el lugar señalado cuanto el santo le había indicado.
Llegó el día, día de alegría, de exultación. Se citó a hermanos de muchos lugares; hombres y mujeres de la comarca, rebosando de gozo, prepararon, según sus posibilidades, cirios y teas para iluminar aquella noche que, con su estrella centelleante, iluminó todos los días y años. Llegó, en fin, el santo de Dios, y, viendo que todas las cosas estaban dispuestas, las contempló y se alegró. Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno. Greccio se convierte en un nuevo Belén. LLega la gente, y, ante el nuevo misterio, saborean nuevos gozos. La selva resuena de voces y las rocas responden con himnos de júbilo. Cantan los hermanos las alabanzas del Señor y toda la noche transcurre entre cantos de alegría. El santo de Dios está de pie ante el pesebre desbordando en amor, traspasado de piedad, derretido en inefable gozo. Se celebra el rito solemne de la misa sobre el pesebre y el sacerdote goza de singular consolación.
El santo viste los ornamentos de diácono y con voz sonora canta el evangelio. Luego predica al pueblo con palabras que vierten miel. Cuando pronunciaba el nombre de Jesús, se pasaba la lengua por los labios como si saboreara en su paladar la dulzura de estas palabras.
Se multiplican allí los dones del Dios Omnipotente, un varón virtuoso tiene la admirable visión de ver a un niño recostado en el pesebre que se acerca a Francisco y le toca... Terminada la solemne vigilia, todos retornaron a su casa colmados de alegría.

PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN

-San Francisco, llevado de su ardiente amor a Jesucristo, inventó los belenes vivientes. De la navidad de Greccio brotó una nueva espiritualidad popular en la Iglesia. ¿Qué nos queda a nosotros de este carisma recibido en aquella noche santa?

- Fue en Greccio donde el santo, a causa de la almohada de plumas donde dijo al compañero: "El diablo va con gusto en compañía de la opulencia, sobre todo cuando no son necesarias las cosas o están en contradicción con la vida que hemos profesado".

- Hoy tendríamos que examinar la pobreza y ver si la vivimos con la misma radicalidad con que la vivía San Francisco.

INVOCACIONES
Bendigamos al Señor Dios vivo y verdadero; rindámosle alabanza, gloria, honor, bendición y restituyámosle siempre todos los bienes.

- Omnipotente, Altísimo, buen Señor, tuyos son la alabanza, la gloria y el honor.
Alabémosle y ensalcémosle por los siglos.

-Loado seas, mi Señor, por todas tus criaturas, en especial loado por el hermano sol.
Alabémosle y ensalcémosle por los siglos.

- Loado seas, mi Señor, por el pesebre de Greccio en que te hiciste presente entre los brazos de Francisco.
Alabémosle y ensalcémosle por los siglos.

- Loado seas, mi Señor, por el amor que tuvo al misterio de Belén, hasta llegar a identificarse con Jesucristo.
Alabémosle y ensalcémosle por los siglos.

- Loado seas, mi Señor, por el mensaje de esta noche dichosa de amor a la naturaleza y a los hombres.
Alabémosle y ensalcémosle por los siglos.

BENDICIÓN DE SAN FRANCISCO
El Seños os bendiga y os guarde.
Haga brillar su rostro sobre vosotros y os conceda su favor.
Vuelva su mirada a vosotros y os conceda la paz.
El Señor os bendiga.

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