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domingo, 10 de agosto de 2014

DÍA 7º: TESTIMONIO VIVO ( con un día de retraso)





En el nombre del Señor…
            Hermanos: Todo cristiano es llamado a dar testimonio de Cristo y su Evangelio. Pidamos al Señor nos ilumine sobre este importantísimo deber.

Oremos
             Oh Dios omnipotente, que con Santa Clara hiciste resplandecer en tu Iglesia y en el mundo una nueva luz de santidad, haz que su ejemplo e intercesión nos anime para que también nosotros seamos fieles testigos  de tu amantísimo Hijo. Por Jesucristo nuestro Señor.

Escuchamos la Palabra de Dios
Del Evangelio según San Juan 15, 17-21

 Reflexión

            Dar testimonio de Cristo quiere decir aceptar íntegramente el Evangelio, vivirlo en lo cotidiano y permanecer fieles a Cristo aún a costa de la vida.
            Los santos, los cristianos auténticos están hechos así. Dóciles a la gracia del Señor, intentan vivir el Evangelio “sin glosa” diría San Francisco, se trata de confesores de fe, vírgenes consagradas, y todos los cristianos que con el ardor del apostolado, y hasta con la efusión de su sangre han testimoniado el amor a Cristo.
 Pues bien entre todos estos santos elegidos brilla fulgentísima Clara de Asís. Toda su vida y su obra fue un maravilloso testimonio de amor a Cristo. Vivir fielmente el Evangelio de Jesús, seguir e imitar a Cristo pobre y crucificado, hacerlo conocer, y amar a través del ejemplo de la propia vida y entregarse a Él sin reservas: Estos fueron los ideales de nuestra Santa. Son prueba de ello la elección hecha de vivir el Evangelio, según la forma practicada por el Poverello de Asís, el coraje con que la puso en práctica huyendo de la casa paterna, y la fuerza de ánimo con que defendió su elección para seguir la vida y la pobreza de Jesucristo y su santísima Madre.
            Son prueba de ello los veinticinco años de enfermedad pasados sobre un pobre jergón sin lamentarse jamás, manteniendo una inalterable serenidad, dando gracias a Dios que la hacía digna de tantos sufrimientos, y aunque  echada  sobre el lecho, seguía trabajando para proveer a las necesidades de las iglesias pobres. Este fue el testimonio de Santa Clara.
            La fama de su santidad comenzó a extenderse ya en vida por todo el mundo. Comienzan las fundaciones de monasterios que quieren seguir su misma forma de vida. Hoy, después de ocho siglos de la consagración de Santa Clara, su carisma sigue floreciendo y permanece vivo. Pero ¿por qué? ¿para qué sirven los monasterios? ¿qué hacen estas personas sepultadas en vida? Responde así Pablo VI, a las clarisas de Albano: “He venido para decir: no a la falsa opinión de quien considera a las monjas como marginadas de la vida, de la realidad, de la experiencia de nuestro tiempo… y para decir sí al valor de un testimonio que toca íntimamente a la vida de la Iglesia. Vosotras representáis tantas cosas que la Iglesia aprecia y que el Concilio ha confirmado. Fieles a la Regla, a la vida común, a la pobreza, sois una simiente y una señal…
            … Su vida es signo de penitencia que han escogido libremente en reparación de los pecados del mundo y para obtener la gracia para las almas. Ellas, desde el claustro, rezan, trabajan, hacen penitencia, se ofrecen a sí mismas a Dios como hostias vivas implorando las gracias divinas para sí, para la Iglesia, para el mundo. Son un testimonio vivo, son una luz que resplandece, una llama que ilumina e indica a los hombres el justo sentir de la vida. Son una voz orante y una predicación viviente. Con el salmista, ellas nos repiten que: “El que siembra con lágrimas recoge con júbilo”, es decir, si queremos recoger la gloria eterna con Cristo, aquí abajo debemos llevar la cruz juntamente con Él.

 Plegaria comunitaria
            Hermanos, el testimonio de vida que nos da Santa Clara y sus seguidoras nos hace esperar que el Señor nos dará también a nosotros la gracia para serle fiel. Por eso,

            Roguemos juntos diciendo:

            Escúchanos, Señor.

·         Para que la santa Iglesia, Esposa de Cristo, en su cotidiano testimonio de fidelidad el Esposo divino, aparezca siempre más evangélicamente pobre, orante y penitente. Oremos. R.

·          Para que los hombres no queden insensible a las llamadas de la gracia que el Señor dirige a todos ellos, a través del testimonio luminoso de sus elegidos. Oremos. R 

·         Para que los aquí reunidos, por amor a Cristo y por la salvación de nuestros hermanos, nos preocupemos para ser en la Iglesia y en el mundo un Evangelio vivo. Oremos. R

            Ahora en silencio, pidamos al Señor por intercesión de Santa Clara, las gracias que deseamos alcanzar en esta Novena.  (Petición)

            Padrenuestro, Ave María y Gloria

            Oremos
 Oh Dios omnipotente, que en tus elegidos nos ofreces modelos de amor y de fidelidad a Cristo  y al Evangelio, concédenos que el testimonio y la intercesión de Santa Clara nos obtengan ser también nosotros fieles al mismo hasta la muerte. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
 

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