Todos buscamos novedad,
es señal de que estamos vivos y creativos. Clara nos dice que la auténtica
novedad no consiste en tener más y más experiencias, ver nuevos paisajes,
descubrir nuevas cosas, etc., sino mirar y sentir todo con ojos y corazón
nuevos. Disfrutar de nuestro propio paisaje interior. Sí, mirar desde Jesús
todo lo hace nuevo. ¡Cuánto asombro, cuánta novedad tenemos por estrenar!
Clara nos anima a habitar nuestro corazón. Es más fácil
dejarse llevar de lo de fuera que de lo de dentro; consumir experiencias que
vivir a fondo. Pero sólo llega a ser nuestro lo que interiorizamos.
Dios es eterna novedad. Él está presente y, ¡qué
contradicción!, nosotros somos los ¡ausentes!, ¡ausentes de nosotros mismos!
Tenemos que reconocer que muchas veces buscamos fuera lo que llevamos dentro.
Clara nos transmite su actitud interior: vivir a la expectativa de lo que late silencioso en nuestro ser. Cada amanecer podemos
orar así:
Dios mío,
¿qué quieres que viva hoy? ¿Qué de ti va a brotar hoy en mí? ¿De qué y para
quién puedo ser buena noticia en este día que me regalas?
(Tomado
del libro “Clara de Asís, habitada por la vida y el amor" de las Hermanas Clarisas de Salvatierra)
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