Saludo a María
Te saludo, Madre mía,
en
esta alegre mañana
en
que florecen las rosas
y
la oración a tus plantas.
Te rodean corazones
que
te quieren y te cantan;
te
rodean con cariño
y
te dedican plegarias.
Aquí estamos con anhelo
de
obsequiarte, Virgen santa
Virgen
y Madre bendita,
faro
de dulce esperanza.
Tu nos alumbras el Sol
a
quien va toda alabanza
campo
florido de espigas,
vid
de amor, siempre colmada.
¡Todos queremos honrarte
como
a nuestra Madre amada!
¡Todos
queremos cantarte
el
rosario y mil plegarias!
Eres azucena bella,
rosa
de nuestra alborada,
gentil
palmera que alegra
el
desierto con su gracia.
Eres Madre, en noche oscura
luz,
que a los cielos señala
que
sonríe y que consuela
en
las horas más amargas.
A Ti acudimos, oh Madre,
con
ternura ilimitada
porque
siempre nos acoges, `
porque
siempre nos aguardas,
porque
siempre vigilante
nos
tiendes tu mano amada.
Deja, pues, que hoy te digamos
con
el corazón y el alma:
¡Madre!
¡no nos abandones!
¡Conforta
nuestra esperanza!
¡Y
danos siempre a Jesús
fuente
de amor y de gracia!
¡Feliz día a todos en esta fiesta de la Virgen Inmaculada!
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