ORACIÓN
Oh Dios omnipotente, que con Santa Clara
hiciste resplandecer en tu Iglesia y en el mundo una nueva luz de santidad, haz
que su ejemplo e intercesión nos anime para que también nosotros seamos fieles
testigos de tu amantísimo Hijo. Por
Jesucristo nuestro Señor.
DÍA 2º
Del evangelio de San Lucas (1, 42)
“Isabel exclamó en alta voz: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el
fruto de tu vientre!”
REFLEXIÓN
Un gesto de exquisita caridad es el de visita a Isabel, hace poco que se
ha realizado la anunciación y el acontecimiento único de su maternidad divina.
María lleva en su seno al Salvador y su primer pensamiento es ir a prestar
ayuda a su pariente, próxima a dar a luz a su hijo.
También en el ánimo de Clara, consagrada ya totalmente
a Dios, la delicada flor de la caridad crece frondosa y se transforma en una
prueba de afecto hacia su madre Ortulana, que la ha seguido en el camino de la
consagración.
DE LA LEYENDA DE SANTA CLARA
“Un niño de Perusa tenía un
ojo velado por una mancha: fue conducido a la santa sierva de Dios. Ésta,
después de palpar el ojo del niño, lo signó con la señal de la cruz y dijo:
“Llevadlo donde mi madre, que ella repite sobre él la señal de la cruz”. Doña
Ortulana, su madre, siguiendo a su plantita había ingresado también después de
su hija en la religión; y en aquel huerto cerrado, ella, viuda, servía con las
vírgenes al Señor. Y he aquí que en cuanto recibió de ella la señal de la cruz,
inmediatamente el ojo del niño quedó limpio de la mancha y vio clara y
diáfanamente.”
Pidamos al
Señor por intercesión de Santa Clara,
las gracias que deseamos alcanzar en esta
Novena.
Padrenuestro,
Ave María y Gloria
ORACIÓN
FINAL
¡Oh Virgen
prudente, Ángel de la Eucaristía,
Santa Clara de
Asís, mensajera de paz y amor!
Tú que en la
tierra fuiste dispensadora
de los tesoros
de la divina bondad,
atiende las
súplicas
que te
dirigimos en esta Novena,
y dígnate
acogerlas favorablemente
a mayor gloria
de Dios
y bien de
nuestras almas. Amén.
CANTO
cargadas de
inmensos amores,
blancura de
Hostia que adoran
los ángeles
santos y hombres.
Manos de
virgen que cantan
mil versos,
cadencias de amor.
Manos llenas
de ventura,
pues son
portadoras de Dios.
¡Ave, seráfica
flor!
¡Ave,
eucarístico amor!
¡Ave seráfica
flor,
en el jardín
del Amor!
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