ORACIÓN
Oh Dios omnipotente, que con Santa Clara hiciste
resplandecer en tu Iglesia y en el mundo una nueva luz de santidad, haz que su
ejemplo e intercesión nos anime para que también nosotros seamos fieles
testigos de tu amantísimo Hijo. Por
Jesucristo nuestro Señor.
DÍA 7º
Del evangelio
según San Juan (6, 35)
“Yo soy el pan de la vida.
El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí nunca tendrá
sed.”
REFLEXIÓN
Jesús es el don más grande
del Padre a la humanidad. Clara, digna hija de Francisco, hace de él el centro
y el quicio de su vida espiritual. La presencia dulcísima de su Señor en la
Eucaristía es el supremo consuelo de su alma y la fuerza segura contra todos
los peligros. Contra el asalto de los sarracenos Clara suplica a Jesús
Eucaristía y aleja el grave peligro del peligro del monasterio de San Damián y
de la ciudad de Asís.
DE LA LEYENDA DE SANTA CLARA
“En esta situación,
lánzase una vez el furor enemigo contra Asís, ciudad predilecta del Seños, y
avecinándose ya el ejército a las puertas, los sarracenos, cayeron sobre san
Damián y entraron en él, hasta el claustro mismo de las vírgenes. Se derriten
de terror los corazones de las damas pobres, balbucean presas de espanto y
acuden a su madre entre lágrimas. Ésta, impávido el corazón, manda, pese a estar
enferma, que la conduzcan a la puerta y la coloquen frente a los enemigos,
llevando ante sí la cápsula de plata, encerrada en una caja de marfil, donde se
guarda con suma devoción el Cuerpo del Santo de los Santos. Y prosternándose de
bruces en oración ante el Señor, le dice a su Cristo entre lágrimas: “¿Te
place, mi Señor, entregar inermes en manos de paganos a tus siervas, a las que
he criado en tu amor? Guarda, Señor, te lo ruego, a estas tus siervas a las que
no puede defender en este trance”. En seguida, desde este propiciatorio de la
nueva gracia, una voz como de niño se dejó sentir en sus oídos: “Yo siempre os
defenderé”. “Mi Señor –añadió Clara- protege también, si te place, a esta
ciudad que nos sustenta por tu amor”. Y Cristo a ella: “Soportará molestias,
mas será defendida por mi fuerza.””
Pidamos al Señor por intercesión de Santa Clara,
las gracias que deseamos alcanzar en esta Novena.
Padrenuestro,
Ave María y Gloria
ORACIÓN
FINAL
¡Oh Virgen
prudente, Ángel de la Eucaristía,
Santa Clara de
Asís, mensajera de paz y amor!
Tú que en la
tierra fuiste dispensadora
de los tesoros
de la divina bondad,
atiende las
súplicas
que te
dirigimos en esta Novena,
y dígnate
acogerlas favorablemente
a mayor gloria
de Dios.
CANTO
Mas hubo una asechanza
en que el
temor fue grande, pavoroso…
pero tu gran
confianza
pusiste en el
Esposo
y Él te
escuchó solícito, amoroso.
¡No temas que
has de ver
el fin de este
peligro y aventura,
pues siempre
Yo he de ser
tu Custodia
segura!
¡Estoy
contigo, en toda tu andadura!
Este milagro
obrado
colmaba tu
alma de gran alegría,
y hacia tu
Bien Amado
¡con amor que
extasía!
orabas a su
Santa Eucaristía.
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