Hoy hemos saludado a Cristo en su misión redentora: “Llave de David y Cetro de la casa de Israel”. Él es el Libertador que esperamos, por eso le pedimos que venga a rescatar con su luz a todo el género humano cautivo en las tinieblas, para que por esa luz vayamos a Él.
Se siguen cantando con solemnidad
los grandes anhelos de la Humanidad.
Llave regia que abres la Patria
colma ya nuestra esperanza.
Cautivos estamos en sombra mortal
mientras tú te acercas con la libertad.
¡Ábrenos, ven a salvarnos!
todos los siglos han suspirado.
¡Oh Dueño divino, Llave de David!
que puedes tan fácil cerrar como abrir.
De la opresión en que gemimos,
ven a librarnos, Rey de los siglos.
Pero sobre todo pedimos, Señor
nos abras las puertas de tu corazón.
Ábrenos, y en tu morada
vivirá feliz el alma.
Tú eres el Camino, la Vida y la Luz,
llénanos a todos de tu plenitud.
Entra ya en esta Casa,
te esperamos con vivas ansias.
Así la plegaria siguió con fervor
que llegue ya al mundo la liberación.
Ven, no tardes, te suplicamos,
ábrenos, ven a salvarnos.
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