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sábado, 30 de enero de 2010

JESÚS RECHAZADO POR LOS SUYOS. Lucas 4, 21-30


1.- LEE / ESCUCHA. ¿QUÉ DICE EL TEXTO?
"Comenzó Jesús a decir en la sinagoga: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír". Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y se decían: "¿No es éste el hijo de José?". Y Jesús les dijo: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Y añadió: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempo de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seís meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del Profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán el sirio". Al oir esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba en pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba".

2.- MEDITA / ASIMILA. ¿QUÉ TE DICE HOY LA PALABRA?
El mensaje de hoy en las tres lecturas es muy rico en enseñanzas.
Vemos a Jeremías llamado por el Señor para ser Profeta de su pueblo. Le vemos como una figura del mismo Cristo que había de venir. Esta llamada profética la podemos aplicar a nuestra vida. También hemos sido llamadas por el Señor expresamente para que, dejando todo lo temporal como secundario, nuestra vida sea toda para Dios y su servicio.
Tanto a Jeremías como a Jesucristo se les presenta la oposición y la lucha. Los hombres no aceptan el mensaje de Dios y por este rechazo y falta de fe es por lo que Jesús no puede hacer ningún milagro en su tierra.
Jesús es el Ungido del Espíritu Santo, el que nos trae la salvación y la gracia, el que nos anuncia el Reino del Amor. Esta es la gran Noticia. 
San Pablo de un modo inigualable pondera las excelencias del Amor: "El Amor no pasa nunca... " nos dice. No hay carisma que le pueda superar. El Amor es la eterna felicidad.

3.-ORA / CONTEMPLA. ¿QUÉ LE DICES AL SEÑOR CON LA PALABRA?
¡Gracias Señor! por el don de la fe. 
¡Gracias Señor por mi bautismo! 
¡Gacias Señor por todos estos dones! y perdona mis cegueras y la de mis hermanos, por no saber descubrir lo divino en lo humano, por tantos prejuicios que nos impiden el estar abiertos a los signos de Gracia que constantemente nos envías. Y una súplica, Señor,: a pesar de nuestra terquedad, ¡no te alejes de nosotros!
Concédeme sabiduría y fortaleza para anunciar con valentía tu mensaje de Amor, de Salvación y de Esperanza.

4.- PON EN PRÁCTICA / ANUNCIA. ¿QUÉ HACER CON LA PALABRA?
Como creyente y seguidora de Jesús ser "profeta" anunciando la paz, la felicidad y la alegría que de Él recibo, y de ese modo me convertiré en testigo de Esperanza.

viernes, 29 de enero de 2010

DEDICARSE A LA VIDA CONTEMPLATIVA (II)


…Mi corazón agradece al Señor la sorpresa que tenía reservada para mí: la Vida Contemplativa.
Si lo analizamos semánticamente, según el significado de su denominación, el diccionario ANAYA de la Lengua nos dice que “vida”, en una de sus acepciones es modo de vivir y de conducirse, y “contemplar” tiene también varias acepciones, que pueden venir al caso: 1.- poner la atención en alguna cosa material o espiritual; 2.- considerar, juzgar; 3.- complacer a alguien; 4.- examinar con detenimiento. Pero no podemos conformarnos con esto, porque la Vida Contemplativa quedaría demasiado pobre y no se ajustaría a la realidad. De ahí quizás, mi idea primera tan equivocada sobre ella.
Según voy escribiendo, tengo la impresión de que no voy a entrar en profundidad en lo que es realmente la Vida Contemplativa, pero creo que tengo miedo de no llegar a expresar con justicia, la belleza de esta forma de vida.
Su origen y su fin es Dios. Somos buscadoras de Dios y queremos ir a su encuentro en la Eucaristía diaria, en la oración personal y comunitaria, en el trabajo, en los acontecimientos, en el dolor, en la sencillez de vida, en las relaciones con las personas, e incluso, con las criaturas irracionales.
La oración-contemplación, nuestra tarea principal.
El silencio, la soledad y la penitencia, nuestros compañeros de camino: El silencio, exterior e interior, nos introduce en el mundo de Dios lleno de bondad y de belleza, y es una disposición necesaria para el diálogo con Él. La soledad, apartamiento del mundo o clausura, que facilita esa vida escondida con Cristo en Dios. Que no significa huída y olvido del mundo, pues nuestras manos levantadas, como Moisés, “están constantemente intercediendo por la diócesis, por todas las diócesis, por el Papa, por los sacerdotes, por los obispos, por las familias, por los jóvenes, por las personas mayores, por los niños, por los que creen, por los que buscan, por los que desfallecen, por los que persiguen a la Iglesia, por los enfermos, por los agonizante, por que nacen, por los que dudan, por quienes se mueven en la vida de mala fe, si esto aconteciese”.
La Eucaristía, el momento más importante de cada día, en el que nuestro encuentro con Cristo
La Liturgia de las Horas, nuestra conexión con toda la Iglesia, que adora, canta y alaba al Señor.
El trabajo, un don de Dios, que nos permite participar en su obra creadora y redentora; nos ayuda en el equilibrio y elevación de nuestra vida espiritual, y constituye la puesta en práctica de la pobreza que profesamos. El que sea manual, es lo que permite la prolongación de la oración durante todo el día.
Sor Mª Cristina de la Eucaristía

miércoles, 27 de enero de 2010

¡¡ GRACIAS, SEÑOR... !!



Sí, Gracias Señor, porque me has cuidado como a la niña de tus ojos. Me amas con amor gratuito, no miras ni lo que tengo, ni lo que valgo. Siempre me acoges y me custodias...
Nunca estoy sola, dentro de mí hay una presencia viva, es Dios que está amándome siempre sin medida. Desde aquí todo cobra sentido: los gozos y las tristezas, lo agradable y lo desagradable se convierte en una fuente de amor.
El primer regalo de Dios fue el nacer en una familia cristiana que me transmitiera la fe; recuerdo muchas veces a mi padre rezando el rosario en familia: siempre lo dirigía él, se quitaba la gorra y con qué unción y respeto lo rezaba.
Desde pequeña ya quería ser monja. Cuando iban las monjas a pedir por el pueblo me daba como envidia y pensaba: “Cuando seré yo como ellas”.
Mis padres, con gran esfuerzo por su parte, me enviaron a un colegio para formarme mejor en cultura general. ¡Qué feliz me sentí!
Otro don inmenso de Dios fue el llamarme a seguirle en la Vida Religiosa. Quise quedarme con las monjas del colegio pero no me fue posible por el “NO” rotundo de mi madre.
De nuevo el Señor repitió la invitación, con una fuerza y un impulso que nada ni nadie podía detenerme. Fue una lucha grande, quería ser toda de Jesús, pero qué incertidumbres, qué miedos... Era una chiquilla alegre pero nada comunicativa, entonces a nadie decía nada y esto no me favorecía.
Por fin todo se solucionó y entré en las Clarisas, donde nunca pensé.
Siempre soñé con tener una hermana y el Señor me regalaba unas cuantas que me brindaban su alegría, su sencillez y su cariño.
¡Gracias Señor por el don de las hermanas!
Dios me sigue llamando cada día a compartir con Él su misma Vida que me da por entero en la Eucaristía. Y como toda llamada exige respuesta, cada día le entrego el SÍ de mi amor.
¡Soy feliz! y quisiera haceros partícipes de esta felicidad, de esta alegría, de este amor.
Que nadie tenga miedo al sentirse llamado por Jesús, hay que seguirle con decisión y valentía. Él es fiel y no defrauda nunca.

Sor Mª Rosa Blanca de Getsemaní

lunes, 25 de enero de 2010

A LOS SACERDOTES DE CRISTO JESÚS





Muy estimados en el Señor: ¡Paz y Bien!
Ya que nuestro Papa Benedicto XVI ha tomado esta decisión tan importante de proclamar un Año Sacerdotal, nosotras, hijas de la Iglesia y muy cercanas en el espíritu a todos los sacerdotes, queremos dedicaros en este año esta carta de felicitación.
Os felicitamos por haber sido elegidos del Señor Cristo Jesús para ser sus colaboradores más cercanos para extender su Reino “de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de paz y de amor”.
Para ser los continuadores y transmisores de las más sublimes obras de su Vida: la Eucaristía, el perdón de los pecados, la difusión de su Palabra salvadora.
Para ser los herederos de su riqueza divina, de su mensaje, de su espiritualidad.
Gracias a la fidelidad de los Apóstoles con los cuales fundó Cristo su Iglesia, habéis llegado hasta nosotros; después de más de dos mil años de vicisitudes y persecuciones sin cuento, habéis llegado hasta nosotros, en una Iglesia viva y llena de ardor divino, con nuevas iniciativas, con nuevas generaciones, pero los mismos objetivos de Cristo. Porque no podemos olvidar, pues es algo totalmente esencial, que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre y como Dios que es nunca pasa, porque es eterno.
Lo que Él encargó a sus primeros seguidores para aquella época de la Iglesia lo sigue encargando a los que elige a través de los siglos para cada época y nunca deja de ser “nueva” la novedad del Evangelio.
Vosotros sois ahora, en este comenzado tercer milenio del cristianismo, los depositarios de la riquísima tradición cristiana.
Vuestra misión es enorme, es inmensa. Si San León Magno exclamaba adoctrinando a la cristiandad: “¡Oh cristiano, reconoce tu dignidad!”, con más razón tenemos ahora que decir: ¡Oh sacerdote de Cristo! ¡Reconoce tu altísima dignidad, tu admirable misión!
Ser representante de Cristo es ser como otro Cristo con sus mismos sentimientos, con sus mismos poderes. Para que esto sea una hermosa realidad tenéis que tener en vuestra vida algunas prioridades que consideréis intocables:
1ª.- El encuentro personal diario e íntimo con Cristo, vuestro Señor; Él os ha llamado “amigos” y esta amistad tiene que ser muy íntima y ardiente. Pedidle a Jesús todos los días que aumente vuestra fe. Con esta virtud viva y eficaz, se hará para vosotros este encuentro indispensable; cautivados por el amor de Jesucristo, procuraréis que sea lo primero de cada día. Recordad que de la visita de intimidad que hicieron a Cristo los dos primeros discípulos, Juan y Andrés, salieron transformados, y convencidos de que habían encontrado al verdadero Mesías y habían sido seducidos por Él, fascinados por Él (cfr. Jn 1, 38-39).
Este encuentro ha de ser parte de vuestra oración personal de cada día. Y decimos parte, porque otra parte importantísima de este encuentro será la celebración diaria de la Eucaristía. ¡Oh! No nos extraña que el momento de la Eucaristía sea el más emocionante, el más intenso, el más santificador de vuestro día, pues es un encuentro con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo. Aún físicamente no estáis solos. Cristo está ahí, y es el que obra por vuestro medio. Misterio incomparable. Misterio único. La espiritualidad eucarística en inherente al sacerdocio. El Sacerdote vive para la Eucaristía, y desde ella, todo lo demás, que es todavía muchísimo. En la oración litúrgica del Divino Sacrificio debe estar también la Liturgia de las Horas en la que habréis de encontrar un arsenal de doctrina y de bellísimas plegarias.
Además será una gran ayuda para vuestra vida espiritual acudir y poner todos vuestros afanes bajo la protección maternal de la Virgen Santísima nuestra Madre.

2ª.- El estudio de la Palabra de Dios en reflexiones personales es otra tarea que os urge, y que durará toda la vida pues ¿cómo vais a enseñar al pueblo si vosotros mismos no lo vivís? El Evangelio de Jesús lo estáis actuando en vuestra vida constantemente.
El Programa de Cristo de las “Bienaventuranzas” es vuestro programa, y gracias a la Palabra tenemos la verdad, ¡Cristo! ¡Cristo es la Verdad y la Vida!

3ª.- Por fin la otra prioridad imprescindible: la Caridad Pastoral. El sacerdote tiene que amar a Cristo que es el centro de su vida. Y tiene que amar también a las ovejas de Cristo que tenga encomendadas. El pueblo de Dios le reclama, sobre todo los pobres, los que sufren, los más necesitados. Es el encargo que recibisteis del mismo Cristo: “Id y bautizad a todas las gentes enseñándoles todo lo que yo os he enseñado”. Es tan hermosa y amplia ésta, vuestra misión, que no se puede abarcar fácilmente pero contáis con la gracia especialísima de Jesucristo y de la Virgen Santísima, nuestra Madre y Madre muy especial de los sacerdotes; también la ayuda de toda la Iglesia. Todo el pueblo de Dios reza por vosotros.
Nosotras os dedicamos todos los días nuestra oración y sacrificios y os recordamos con preces especiales en la Santa Misa, y en la adoración eucarística, con preces particulares.
Son los fines que ha manifestado el Papa de este Año Sacerdotal: además de favorecer lo más posible el perfeccionamiento espiritual de los sacerdotes, la necesidad de que todos conozcan mejor la importancia extraordinaria de este ministerio y que así la Iglesia entera ore por él y por las vocaciones al sacerdocio.
Os damos nuestra enhorabuena más cordial y contad siempre con nuestra oración.
Os aprecian en Cristo y os admiran,

Las Clarisas Descalzas de León

sábado, 23 de enero de 2010

JESÚS EN NAZARET. Lucas 1, 1-4; 4, 14-21



1.- LEE / ESCUCHA. ¿QUÉ DICE EL TEXTO?
"Ilustre Teófilo: muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu: y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el Libro del Profeta Isaías y, desenrrollándolo encontró el pasaje donde estaba escrito:
"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar la Buena Noticia  a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor".
Y enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba, y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír".

2.- MEDITA / ASIMILA. ¿QUÉ TE DICE HOY LA PALABRA?
Jesús es el Ungido, el liberador, el que viene a sacarnos de la opresión y conducirnos a la verdadera libertad. Él nos libera de la opresión del pecado y abre nuestros ojos a la luz y a la verdadera alegría. En el hoy de la historia Jesús nos anuncia un año de gracia.

3.- ORA / CONTEMPLA. ¿QUÉ LE DICES AL SEÑOR CON LA PALABRA?
Señor Jesús, ayúdanos a vivir el año de gracia, líbranos de todas nuestras esclavitudes, ilumina nuestros ojos y purifica nuestro corazón. Que podamos comprender que sólo Tú eres nuestro verdadero Salvador.

4.- PON EN PRÁCTICA / ANUNCIA. ¿QUÉ HACER CON LA PALABRA?
Repetir muchas veces: "Señor, tú tienes palabras de vida eterna".
En la vida diaria procurar relativizar las cosas que me esclavizan, y anunciar el Reino sintíéndome liberada por Jesús,  comunicando alegría y paz a los que me rodean.

viernes, 22 de enero de 2010

DEDICARSE A LA VIDA CONTEMPLATIVA ( I )


¡Cuántas veces el Señor pone profecías en nuestros labios, sin ser conscientes de ello! Y sólo con el paso del tiempo, y echando la mirada atrás, caemos en la cuenta. Cuando digo profecías, estoy pensando en algo que está por suceder, y de lo que no se tiene conocimiento, pero considerado también como aquello que Dios tiene pensado o reservado para una persona. Y que por supuesto, siempre es lo mejor para ella.
No hace muchos años, cuando aún vivía en el siglo (como diría nuestra Madre Santa Clara), un primo, pensando que era tiempo para ello, y que quizás se me iba a "pasar el arroz" (según el dicho popular), me preguntó en cierta ocasión: "¿Cuándo te casas?", y mi madre adelantándose a mi posible respuesta decía: "Cristina no se va a casar, se va a meter monja". Y contestaba él con gracia: "Sí, monja de Santa Irene, con el marido y el nene". Por supuesto, ni ellos lo creían, ni yo sentía tal inquietud en aquel momento.
No recuerdo bien si también por aquella época, o tal vez más adelante, ocurrió algo similar. Al llegar el viernes, era un tema obligado entre las compañeras de trabajo, preguntar qué íbamos a hacer el fin de semana. Y más de una vez, mi respuesta fue: "dedicarme a la vida contemplativa". O al llegar el lunes a trabajar y preguntarme qué había hecho el fin de semana, la misma respuesta afloraba en mis labios: "dedicarme a la vida contemplativa".
Lo que yo quería transmitir era que no había hecho nada especial que mereciera la pena ser tema de conversación. Me había quedado en casa, sin viajar a ningún lugar concreto para ampliar mi conocimiento del mundo. O quizás, era una manera de llamar la atención, dando un aspecto vistoso a algo que no tenía contenido.
Pasando el tiempo, descubrí que Dios me llamaba precisamente a eso, a dedicarme a la Vida Contemplativa (con mayúsculas), y entonces pude comprobar que "cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia", es decir, que mi idea no se ajustaba a lo que realmente significa esta forma de vida.
Todavía hoy, cuando tenemos una jornada apretada de trabajo y demás actividades domésticas, y alguna hermana me recuerda aquél  "dedicarme a la vida contemplativa", una sonrisa ingenua se dibuja en mis labios, mientras mi mente confirma lo equivodada que yo estaba entonces. En realidad ¡qué admirable!, mejor, ¡qué inefable es dedicarse a la Vida Contemplativa! Mi corazón agradece al Señor la sorpresa que tenía reservada para mí. Pero esto forma parte del capítulo siguiente.
Sor Mª Cristina de la Eucaristía
                                                                                                   (continuará)

miércoles, 20 de enero de 2010

MI VOCACIÓN



Cuando era niña jamás pensé en ser monja; es más, me parecía que eso era algo que sólo personas especiales podían llegar a serlo.
Pasaron los años y llegó el tiempo de los estudios. Siendo adolescente entré con una amiga en las filas de la Acción Católica y tomé mucha parte en sus actividades. Siendo secretaria entre las aspirantes y después, presidenta entre las jóvenes, trabajaba mucho y con mucho gusto en esta asociación de la Iglesia, en la que se exigía bastante vida de piedad, y formación religiosa; su lema era: “Piedad, estudio y acción”. Por eso se aconsejaba a las dirigentes Misa y Comunión diaria y algún rato de oración. Entonces conocí mejor a Jesucristo, quedando bastante comprometida en todo lo que fuera de su causa. Me atraía mucho la Eucaristía, pasando largos ratos con Él en San Isidoro.
No obstante, de estudiante trataba con chicos y chicas; tenía amigas, y amigos que tenían gran interés por acompañarme... etc. Me divertía limpiamente con jóvenes estudiantes, pero me quedaba en el fondo una cierta inquietud: Sentía que Jesús no estaba conforme con que jugase con esas amistades, si es que le quería de corazón a Él... Leí por entonces “Historia de un alma” de Santa Teresita, que me hizo mucha impresión. ¿Tendría yo vocación religiosa? Pues me parecía que mi corazón tenía que ser sólo de Jesús. Esto empezó a preocuparme mucho y entre dudas y luchas pasó algún tiempo de mi juventud. Cuanto más cultivaba la vida de oración y de intimidad con Jesús, más sentía su atracción divina y menos me llenaban las cosas del mundo. Ya tenía 22 años.
Llegó un día de fiesta muy señalado: el día de la Ascensión. Terminada la Misa solemne en la parroquia, me quedé después de comulgar en profunda oración, gustando la intimidad con Jesús que se me comunicaba suavemente. Sentí entonces que Él me quería en la vida contemplativa, escondida para siempre en Él. Con muchas lágrimas de ternura y de alegría le dije al Señor que sí, que estaba dispuesta a dejarlo todo por Él. Y es que me parecía imposible que tuviera conmigo tal dignación... me parecía un sueño. Por eso sentí una felicidad enorme al descubrir en este dichoso día que era verdadera llamada.
Salí del templo con gran emoción y paz. Y solamente se lo comuniqué a una hermana mía queridísima. Lloramos juntas, pues la separación iba a ser terrible. Me gustaba ser carmelita descalza, pero la CUSTODIA EUCARÍSTICA DE SANTA CLARA me atrajo más, y decidí ser CLARISA DESCALZA.
Entré en el convento un lunes de Pentecostés, en el mes de la Virgen. He recordado aquel paso de mi vida, de mi propia historia: la entrada en el Convento tan emocionante y tan impresionante, por el “arrancón” de la familia y de todo lo que se ama. Recuerdo las lágrimas de los míos, de mi queridísima madre y hermanas (mi padre murió cuando yo tenía 14 años); y luego se cerraron las grandes puertas y quedé dentro, el duelo de las muchas jóvenes que me acompañaron en mi entrada, y que en el locutorio siguieron llorando interminablemente.
Realmente era como una muerte anticipada pues todos pensaban que me habían perdido para siempre.
No era así: en mi oración iban a estar siempre presentes. Con mi oración podía abarcar el mundo entero y atraerlo al Reino de Cristo. Pues en la vida contemplativa yo buscaba ciertamente a Jesús, vivir en su casa. Su amor esponsal era lo que me atraía, pero también su Reino: que Él sea conocido y amado por todo el mundo. Porque para mí la vida es Cristo; sólo su amor indiviso y total es el que me atrae y llena plenamente. Él es el Bien supremo, la Felicidad total: este conocimiento de Cristo es el que hay que transmitir a las almas.
Ciertamente ¡qué amor tan hondo, tan indescriptible ha suscitado Cristo en sus escogidas! Ved, que cada una de estas entradas, cada consagración a Él, es una historia de amor apasionado que no se escribirá nunca en este mundo, pero que tendrá su culmen en el Cielo, en el Reino definitivo, cuando la muchedumbre incontable de vírgenes y bienaventurados, canten en pos de Cristo el “Cántico nuevo”, exultantes de júbilo por toda la eternidad.
¡Verdaderamente es admirable e incomparable este gozo y este Amor único!

Sor Mª Teresa de la Inmaculada

sábado, 16 de enero de 2010

BODAS DE CANÁ . Juan 2, 1-11



1.-  LEE / ESCUCHA: ¿QUE DICE EL TEXTO?
"En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino". Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora". Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él os diga". Había allí colocada seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: "Llenad las tinajas de agua". Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: "Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo". Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de donde venía (los sirvientes sí lo sabían pues habían sacado el agua), entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora". Así en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él. Después bajó a Cafarnaún con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días".

2.- MEDITA / ASIMILA:  ¿QUÉ TE DICE HOY LA PALABRA?
Que estoy invitada a la fiesta, a la boda, con Jesús, con su Madre y con todos sus discípulos.
Celebramos la alianza de un hombre y una mujer, que es el gran símbolo de la Alianza que Dios quiere establecer con la humanidad: "Como un joven se casa con su esposa, así te desposa el que te construyó. La alegría que encuentra el esposo con la esposa, la encontrará tu Dios contigo".
Asistimos al primer signo de Jesús: "signo" del agua convertida en vino (Eucaristía); signo de las Bodas de Cristo con su Iglesia, con cada creyente, con el alma elegida por Él para ser su esposa.
Aquí está la Madre de Jesús, omnipotencia suplicante que le susurra a su Hijo: "No tienen vino" y a los sirvientes: "Haced lo que él os diga".
Así surge el vino nuevo, el vino del Reino, el vino de la nueva y eterna Alianza, sellada en la sangre de Jesús.

3.- ORA / CONTEMPLA: ¿QUÉ LE DICES AL SEÑOR CON LA PALABRA?
Jesús, Esposo adorado, han pasado ya la bodas de plata y sigo más enamorada de ti que el primer día. En aquel momento te dije "SÍ" fiándome no de mí misma, sino de tu amor y de tu fidelidad, que son eternas. María, la tierna Madre, fue la que me descubrió el encanto de tu persona. Tu amor me había deslumbrado y ya no veía ningún rostro tan hermoso, ninguna mirada tan penetrante, ¡cuánto tiempo mirándote a los ojos...! y la felicidad era indescriptible. Mirada de amor, de restauración, de transformación, de belleza, de llamada: "tú eres mía". ¡Qué sorpresa cuando al leer las cartas de Santa Clara, nos dice!:
"¡Mírate diariamente en el "Espejo", oh esposa de Jesucristo y observa en Él tu rostro!... Goza del Sagrado Banquete y apégate con todas las fibras de tu corazón a Aquel cuya belleza admiran todos los bienaventurados; su amor enamora, su contemplación reanima, su benignidad llena, su suavidad colma, su recuerdo ilumina, su perfume hace revivir a los muertos... y suspira con el ardiente ardor de tu corazón: "llévame en pos de ti, correre tras el olor de tus perfumes, ¡oh Esposo celestial!; correré y no desfalleceré hasta que me introduzcas en la bodega, hasta que tu izquierda esté bajo mi cabeza y tu derecha me abrace felizmente, y me beses con el felicísimo beso de tu boca" (Cantar de los Cantares)

4.- PON EN PRÁCTICA / ANUNCIA: ¿QUÉ HACER CON LA PALABRA?
Anunciar que la única vocación cristiana es la vocación al Amor. Que tenemos que ser el buen vino de Jesús. Que mis ojos tienen que estar muy atentos, como los de María, para descubrir las necesidades de mis hermanos. Que no podemos ser nunca "aguafiestas", sino alegría de la fiesta. Y que María tiene la "clave" para que perdure la Alianza y siga la fiesta:  "Haced lo que Él os diga"

viernes, 15 de enero de 2010

Una Aventura Sorprendente (XXIV)



LOS PRIMEROS EVANGELIZADORES DEL MUNDO

Había llegado la hora señalada por el Señor Dios, en que el mensaje salvador llegado a Israel, en un Niño-Dios recién nacido, tenía que abarcar toda la tierra. Era universal.
Los magos de Oriente, al volver a sus países, fueron los primeros evangelizadores del mundo, pues llegaron hasta el "confín de la tierra".
El Señor lo tenía anunciado por el Profeta:
"Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra".
Sabemos que el "confín de la tierra" en las épocas remotas de que hablamos, era un país misterioso, tierra rodeada por grandes mares, barreras insalvables, que se llamaba Iberia o Hispania, ¡España!
Tierra ambicionada e invadida por todas las culturas, semíticas, helénicas, arábigas... pero con una prehistoria legendaria llena de belleza.
"La mitología griega presenta a Hesperia (España) como un país de promisión; situado en el confín del mundo, donde una selecta de hombres sabios y longevos vivía patriarcalmente en una eterna primavera.
Prosistas y poetas griegos lo confirman.
Herodoto, padre de la Historia y Annio de Viterbo ensalzan las tierras de España, como foco de civilización, fuente de virtud y lugar de bienandanza; y el divino Homero sitúa en ellas los Campos  Elíseos, la morada entre terrenal y celeste que los dioses prometían a las almas de los justos en la "última tierra", donde según Exiodo desenganchaba el sol los caballos de su carro" (Así es España).
Se dice, que existía en el siglo VIII antes de llegar a la tierra el Divino Niño Rey, una civilización brillantísima cerca de un gran río, formada por los tartesos. Acaso pudiera ser un descendiente de éstos uno de los personajes de los que habla el Libro Sagrado; país lleno de riqueza, Tarsis e islas, que debían tributar homenaje al esperado Rey...
"Nació para todos nosotros", para todos los pueblos llamados hasta entonces "gentiles" (que no conocían al verdadero Dios); nació para todas las naciones y no quiso ser ignorado de ellas. Por la luz de una estrella se dio a conocer a los magos gentiles, que le buscaban; y aunque encontraron a un Niño, creyeron en su realeza y en su divinidad, y lo adoraron. Y le ofrecieron dones con un simbolismo místico: incienso como a Dios verdadero; oro como a Rey soberano; mirra como a hombre mortal.
El rey mago que llegó al "confín de la tierra" cumplió su compromiso e intentó que sus contemporáneos conocieran la Buena Noticia de que el Niño-Dios, Salvador por todos esperado, estaba ya en el mundo.
Esta nación privilegiada (no en vano es el "confín de la tierra"), España, habría de recibir años más tarde el mensaje salvador de uno de los Apóstoles más impetuoso y más cercano al Divino Salvador; y que por su celo y valentía en proclamar dicho mensaje, sería el primero en dar la vida por su Señor y Maestro: Santiago el Mayor.

domingo, 10 de enero de 2010

BAUTISMO DEL SEÑOR (Ciclo C) San Lucas 3, 15-16. 21-22



1.- LEE/ESCUCHA. ¿QUÉ DICE EL TEXTO?

"En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego". En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo, el amado, mi predilecto".

2.- MEDITA/ASIMILA. ¿QUÉ TE DICE HOY LA PALABRA?

Chss... Escucha, hija, haz silencio en tu corazón, "aparta de tu alma todo estrépito" (como diría Santa Clara):
El día que tú recibiste el Bautismo, cuando oras, cada vez que te acercas al Sacramento de la Reconciliación, yo envío el Espíritu Santo sobre ti y digo "Esta es mi hija, amada, mi predilecta"

3.- ORA/CONTEMPLA. ¿QUÉ LE DICES AL SEÑOR CON LA PALABRA?

Me impresiona Jesús observarte como un pecador más en la fila de los que van a bautizarse.
¡Gracias porque has elegido mi lugar: yo soy la pecadora y Tú, el único justo! ¡Gracias Jesús por tu bautismo y por mi bautismo, por el que me hiciste hija de Dios contigo! ¡Lléname de tu Espíritu para que nunca deje de escuchar la voz del Padre y sentir sus brazos amorosos que sostienen mi debilidad!
¡Gracias por llamarme a la Vida Consagrada para vivir con radicalidad estas exigencias bautismales!

4.- PON EN PRÁCTICA/ANUNCIA. ¿QUÉ HACER CON LA PALABRA?

En la Eucaristía de hoy renovar las promesas del Bautismo siendo consciente del compromiso y de la riqueza que el Sacramento supone para mi vida.
En la oración, recordar a todos los bautizados y pedir por los no bautizados, para que llegue el día en que puedan recibir la Gracia de las gracias: la filiación divina.

sábado, 9 de enero de 2010

"EL SEÑOR ME LLAMÓ DESDE EL SENO MATERNO, DESDE LAS ENTRAÑAS MATERNAS PRONUNCIÓ MI NOMBRE" (Isaías, 49)


Sí, puedo proclamar con el profeta, y cantar con el salmista: “En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías, siempre he confiado en ti”.
En el sexto mes de embarazo de mi madre, se le presentó una apendicitis aguda por lo que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente; y yo allí, acurrucadita en el seno de mi madre, sin sufrir daño alguno. Nací al noveno mes, por eso un señor del pueblo, muy mayor, cual otro Simeón, me llamaba la niña milagrosa.
La vocación a la oración y a la soledad, creo que también tuvo sus primeras manifestaciones en los años de mi infancia. Esta oración era siempre una oración de intercesión. Por eso en los momentos de graves peligros, me refugiaba en ese lugar solitario, oraba largamente al Señor, y con la confianza y seguridad de que mi pobre súplica había sido escuchada, me marchaba feliz a jugar con mis amiguitos.
Estas escapadas en momentos difíciles me costaron sus regañinas, ¿dónde te has ido? Nunca descubrí mi secreto.
Bien es verdad que a los diez años mi fe comenzó a vacilar, debido a lo que las personas mayores nos decían con frecuencia: “Como hagáis esto, Dios os va a mandar al infierno...”, “Se va a enfadar con vosotros...”, “El Niño Jesús llora si hacéis esto otro...”, etc. Yo me interrogaba ¿Cómo puede ser Dios así? No podía creer en ese Dios castigador, y en un Niño Jesús tan quisquilloso que por todo se enfadaba. Conclusión: “esto es un chantaje que los mayores nos hacen para que hagamos siempre lo que ellos quieren”.
Nunca quise ser monja. Y por lo mismo tampoco me acercaba a ellas ni a los sacerdotes.
A los 14 años quise marcharme del pueblo, a casa de unos tíos, para vivir en la ciudad. Soñaba con ser independiente, ¡Cuántas ilusiones! Pero las madres, que siempre están ahí, respetando mi voluntad de querer salir del pueblo, puso unas condiciones: “te dejo ir para León, pero será a un colegio en el que hay unas horas de trabajo y a la vez sigues recibiendo cultura general. Si aceptas esto, bien y si no, tienes que seguir en el pueblo”.
Me contrarió enormemente. Todo lo que yo soñaba quedó por el suelo. Pero como en el pueblo no quería quedarme, acepté la decisión de mis padres.
A los 15 años hice ejercicios espirituales. En estos días de retiro tuve un encuentro vivo con Jesús y su Evangelio, y recuperé la fe que había quedado adormecida durante estos años de atrás. Presentí la llamada de Jesús, que se fue haciendo más clara en los ratos de oración silenciosa ante el Sagrario. La mirada de Jesús no me abandonaría ya más.
Al exterior mi vida seguía igual... pero en mi interior se estaba efectuando una transformación. En estos ratos de intimidad con Él, me atreví a decirle: “Si me quieres para ti en la totalidad de mi ser, quiero decirte que sí... pero a los 30 años”. Pues yo pensaba que la juventud era una etapa para disfrutar y pasarlo bien sin ningún compromiso.
Hablando un buen día sobre la vocación, una amiga dijo: “A Dios le gusta la juventud”, frase que fue como un dardo que atravesó mi corazón. Cuando oraba, esa frase volvía a mi mente una y otra vez, y le dije: “Señor, si Tú me llamas para ser tuya, en plena juventud, yo te digo sí, aquí estoy.” Palabra irrevocable.
La vocación a la vida contemplativa en “soledad y silencio, oración continua y generosa penitencia”, fue clara desde el primer momento.
Me preparé con todo fervor a la fiesta de Pentecostés, para que el Espíritu me iluminara y me diera su fuerza para presentarme en este convento, sin conocer a nadie, y decirles: “Quiero ser monja”.
Tuve que esperar un año. Por ser menor de edad necesitaba el consentimiento de mis padres, que les costó muchas lágrimas, pero me lo dieron, y el día de la Natividad de la Virgen, ellos me acompañaron al convento.
Nunca pensé que mi decisión fuera a provocar tantos inconvenientes. Tuve que luchar contra todo y contra todos para realizar mi vocación, pero cuando uno está enamorado, ¡qué bonito es luchar por ese Amor!
¡Joven, no tengas miedo al Amor de Jesús! ¡Déjate mirar por Él!, y dile que SÍ


Sor Mª Belén de Jesús

miércoles, 6 de enero de 2010

Una Aventura Sorprendente (XXIII)


¡JERUSALÉN A LA VISTA!

Los buscadores del Dios-rey recién nacido, al poder divisar la célebre ciudad de Jerusalén, quedaron sobrecogidos de admiración ante su belleza, por la grandiosidad de su Templo y sus torreones, palacios y castillos señoriales.
¡Jerusalén, ciudad santa y bienaventurada! ¡Jerusalén, visión de paz! "Su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra. El monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran Rey". (Salmo 47)
Las lujosas caravanas orientales penetraron en la ciudad y preguntaron por el palacio del rey. Nadie en la ciudad se mostraba enterado de ningún nacimiento real, pero les encaminaron al palacio de Herodes el grande, que era el soberano reinante en el país. Este rey tenía fama de cruel y muy celoso de su trono.
Los del Oriente le saludaron ceremoniosos y corteses, y preguntaron:
- "¿Dónde está el nacido rey de los judíos? porque vimos su estrella en el oriente y venimos a adorarle.
Al oír esto, el rey Herodes, se turbó, y con él toda Jerusalén; y congregando a todos los pontífices y a los letrados del pueblo, les preguntaba el lugar del nacimiento del Mesías.
Ellos le contestaron: - En Belén de Judá; pues así está escrito por el profeta:

"Y tú Belén, tierra de Juda, de ningún modo eres la menor entre las ciudades de Judá; porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel."

Entonces Herodes llamando aparte a los Magos, puntualizó con ellos el tiempo de la aparición de la estrella; y, enviándolos a Belén dijo: Id a informaros bien sobre ese niño; y cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Y ellos oído al rey  marcharon; y la estrella que vieron en Oriente los guiaba, hasta que llegó y se colocó sobre donde estaba el Niño.
Al ver la estrella se alegraron sobre manera.
Y llegando a la casa, vieron al Niño con María, su madre, y, postrados, lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.
Y avisados en sueños de no volver a Herodes, regresaron a su país, por otro camino". (San Mateo 2, 2-12)

El Desierto se sintió lleno de alegría con las caravanas orientales de vuelta a sus países.
Hicieron un alto en el camino para leer una vez más el pasaje del gran Profeta, que había despertado en sus corazones los anhelos de conocer y de buscar al Dios-Rey humanado, al ver en el firmamento su estrella.
Ahora veían cumplidas en ellos las antiguas profecías.
Melchor abrió el Libro Santo y leyó en alta voz:

"¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!...
Levanta la vista en torno, mira: todos esos se han reunido, vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti, los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor" (Isaías 60, 1-6)

Melchor continuó diciendo:
- Nosotros somos, sin duda, los aludidos por el Profeta. Nosotros hemos sido vistos por él en sus sueños proféticos, de hace más de setecientos años. Demos gracias al Dios Altísimo por las maravillas que ha hecho con nosotros, mostrándonos a los primeros el Mesías esperado del mundo. Tenemos, amigos, un gran compromiso: extender por nuestros pueblos y naciones este mensaje salvador.

 -Lo haremos sin duda, dijeron todos.
Se despidieron cordialmente y regresaron con alegría, cada cual a su respectivo país.


martes, 5 de enero de 2010

Una Aventura Sorprendente (XXII)


VISITA ORIENTAL

Las arenas del Desierto han crujido varias noches bajo el paso de caravanas de camellos orientales. En el cruce de caminos apenas transitables, se han encontrado algunos personajes desconocidos entre sí.

-¿Quién va? El que pregunta es Melchor, un rey o mago, montado en un camello de color canela. Es hombre alto y joven, sabio escrutador de los cielos estrellados del Oriente. Ha leído mucho en las profecías de lejanas culturas caldeas, y ha descubierto un nuevo astro maravilloso, más cercano que las estrellas, que no difiere de ellas en luz, pero se mueve en una dirección segura.
Le contesta Baltasar, hombre de piel morena, cuyos ojos negros e inteligentes denotan una raza distinta ,sin duda, de otras regiones calcinadas por el sol.

- Somos dos, que nos hemos encontrado perdidos tras el rastro de una misma estrella, que se nos ha ocultado y ahora andábamos sin rumbo en el desierto. El que en estos momentos me acompaña es Gaspar, anciano de larga experiencia en el estudio de la preciosa ciencia de la astronomía. ¿no es verdad?

- Ciertamente -dijo Gaspar- soy heredero de ancestrales culturas. Quizá de los sumerios de Mesopotamia que llegaron a dominar la ciencia de los astros admirando el firmamento, hasta el punto, de que ellos fueron los creadores de la semana, poniendo a cada día los nombres de los astros; y el domingo era el sol. Sin embargo, se me ha revelado que el Rey prometido y esperado por generaciones y generaciones ha nacido ya, en Judá, y es hacia esa región a la que nos guía una estrella esplendorosa y única. Pero ahora ¿dónde está?

- La providencia de Dios creador nos guía, amigos, -dijo Melchor-. Creo que todos vamos siguiendo el mismo astro maravilloso que se nos ha escondido. Pero ahora diviso no lejos una luz entre la arena. Es, sin duda, un oasis del desierto, en el que podremos descansar con nuestras caravanas, y orientarnos hacia esa región de la cual tiene noticia más certera el sabio anciano Gaspar, nuestro amigo. Podemos, pues, pensar que estamos ya muy cerca del término de nuestra aventura, tan sorprendente como es el buscar a un Rey entre los recién nacidos, ¡que es el Dios anunciado por los antiguos oráculos de los Profetas!,según hemos leído y creído al aparecer su estrella.

En efecto. LLegaron al oasis que habían divisado, donde encontraron un albergue para pernoctar; dieron de beber a los camellos y demás bestias de carga de las caravanas, y se orientaron hacia la ciudad de Jerusalén, que estaba ya próxima. Y era, según las informaciones del sabio rey Gaspar, la capital del país que buscaban.



lunes, 4 de enero de 2010

Historia de una VIOLETILLA, enamorada de CRISTO
















Autora: Una pecadora arrepentida...
¿llamada a la vocación contemplativa?

En los últimos tiempos del año 2009, vivía en Madrid una florecilla Violeta que no se podía imaginar el regalo que le estaba esperando esta Navidad, después de su más dolorosa NOCHE OSCURA.

Todo comenzó cuando, después de muchos años de tropiezos y caídas, intentando vivir como Jesús, por caminos un poco distorsionados de lo que era su voluntad... la pobre Violetilla, por fin, se negó a sí misma y dejó que las manos de Jesucristo la recogieran del barro y la amaran tanto, tanto, que esta florecilla sin esperanza no pudiera más que dejarse vencer por este perfecto y verdadero AMOR... y así floreció en ella la auténtica NAVIDAD: Cristo se había fijado tanto en ella, que le empezó a explotar su corazón humilde de flor y ya no pudo amar nada más que su presencia en todas las cosas... y sobre todo, en su corazón.

Pasaron los días y la presencia amorosa de CRSITO empezó, muy ardientemente, a adueñarse de Violetita, de una forma particular a través de la contemplación, la fuerza de la Eucaristía, y mediante los diálogos amorosos de la oración constante que mantenía en secreto CON SU AMANTE PERFECTO: JESUCRISTO.

Y... en un bendito día, todos los signos del mundo empezaron a demostrar que CRISTO estaba llamando a la florecilla de una manera muy, muy amorosa, pero también celosa... así que Violetita se sumió de nuevo en una honda inquietud, al no saber interpretar este amor tan profundo, y al ver que con su novio ya nada tenía sentido... Violetita, siempre sola, descubrió que necesitaba acercarse a una comunidad cristiana, ya que no podía pasar más tiempo en esa soledad espiritual, y necesitaba compartir el amor que DIOS le estaba regalando, con otros hermanos que lo entendieran... para discernir si DIOS la quería exclusivamente para ÉL... o era otro su camino.

No sabía cómo pedir ayuda, así que acudió a INTERNET, y empezó a llamar a la casa de los cristianos activos, por ser estos sus preferidos y pensar que CRISTO la amaba a través de la accción... Llamó a Cáritas, Laicos en Marcha, al CORO Diocesano de Getafe, pidió a su confesor que le presentara comunidades de jóvenes de su edad, etc... pero ningunó contestó...

Un día cualquiera, después del trabajo y sin pensarlo, Violetita accedió a su blog de maestra infantil, y en una aplicación que ponía "seguir blogs", empezó a encontrarse con blogs cristianos, y se agregó a uno que decía: CRISTO TE LLAMA... Allí, desesperada y sin fuerzas, escribió sobre su experiencia amorosa con DIOS y sobre su falta de discernimiento ante la vocación que la estaba llamando... y muy pronto fue contestada por las HERMANAS POBRES DE SANTA CLARA y por el PADRE RUBÉN.

Y el viaje hacia el discernimiento de la vocación de nuestra pobre florecilla comenzó...

Las Hermanas Clarisas invitaron a Violetita a su convento para que pudiera conocer cómo vivían en su Comunidad y así ayudarla en su discernimiento... y la violetilla inquieta y buscadora, a pesar de todas las dificultades que tuve que soportar (como la oposición familiar, la ruptura definitiva con su décimo-cuarto novio, los problemas con los billetes, las dudas y los prejuicios personales ante la vida contemplativa, las tentaciones de alejamiento ante el deseo de ser sólo para Cristo y no sentirse digna, etc.), y teniendo muy presente en su corazón las palabras de San Agustín: "el AMOR surge del CONOCIMIENTO", y sabiendo que si no conocía ahora a esta comunidad y experimentaba con sus propios ojos la vida contemplativa de claususra, nunca llegaría a saber si ésta realmente era su vocación. El día 1 de enero del bendito nuevo año 2010, ¡¡¡por fin!!! la florecilla inquieta y aterrorizada se montó en un tren llena de dudas, dirección al  CONVENTO DE LA SANTA CRUZ, FF. CLARISAS DESCALZAS DE LEÓN... que más tarde rebautizaría con el nombre de HOTEL DEL VERDADERO AMOR, después de su fructífera y amorosoa experiencia... pero no adelantemos acontecimientos.

Violetilla aventurera, por fin llegó a la puerta del convento... y los minutos que siguieron antes de que se abriera la puerta y viera a la primera de las hermanas, fue la última de las tentaciones que sufrió la pobrecilla, absolutamente asustada porque desde fuera le parecía un lugar siniestro, en el que no se vislumbraría ni un rayo de luz, y pensando que todas las monjas serían viejas y amargadas y sería ésta otra de las pesadillas que tendría que sufrir por haberse dejado llevar de nuevo por sus impulsos, pero lo que no sabía nuestra florecilla inquieta es el regalo de amor que CRISTO tenía preparado dentro de ese convento...

Se abrió la puerta y apareció un TEMPLO VIVO DE AMOR a recibirla... (no puede describirlo la protagonista de esta historia de otra manera)... De repente, empezaron a llegar todas las hermanas, y recibieron a la florecilla en una habitación (locutorio) completamente iluminada por ventanales enormes, y adornada con cuadros preciosos, de los que destacaría el preciosísimo de San Francisco meditando en la montaña con los pajarillos...

Y LA PALABRA SE HIZO CARNE Y ACAMPÓ ENTRE NOSOTRAS... Un amor inexplicable inundó por completo a Violetilla al ver las caras de felicidad plena de estas almas enclaustradas en el Corazón de CRISTO; al ver sus risas perfectas, al sentir su profunda fraternidad y alegría por la llegada de una completa desconocida a la que estaban tratando como a una HERMANA más, al ver su preocupación por todas las dificultades que había pasado la florecilla inquieta y al estar al servicio completo ante ella y servirle una deliciosa comida (la primera que disfrutó nuestra florecilla en sus primeros minutos dentro del HOTEL DEL VERDADERO AMOR, tal y como llamaría al convento a partir de ahora).

Tuvo hambre y la dieron de comer, sin juzgarla, sin ninguna pretensión... Violetilla comenzó a sentir paz en su corazón y todos los prejuicios y miedos desaparecieron sintiéndose agradecida por el regalo que Cristo le estaba haciendo al ver su ROSTRO perfecto en estas esposas amadas por ÉL... Y pensaba Violetilla, mientras probaba la deliciosa comida que le habían preparado las Hermanas... "A Dios nadie le ha podido ver, a Jesús de Nazaret sólo le han llegado a ver unos pocos afortunados en vida, pero al ESPÍRITU SANTO encarnado en los corazones de quienes le aman de veras y reciben toda su Gracia, a mí me ha tocado verlo y sentirlo hoy, aquí encarnado en estas HERMANAS AMOROSAS"... "Gracias SEÑOR  porque tu Palabra se ha hecho carne".

Y entonces se produjo el MILAGRO: el tiempo se paró, las diferencias de edad entre las Hermanas y la florecilla desaparecieron, y la Violetita sintió que estaba teniendo su primera conversación espiritual verdadera y que se estaba comunicando con una nueva familia que ya nunca la abandonaría... Y todo transcurrió como la vida misma, experimentando el Evangelio a través de los pequeños detalles cotidianos, las obras sencillas, la buena disposición, la alegría verdadera, la amistad... Pero lo más importante de todo, es que la dudosa e inquieta Violetilla llegó a conocer el verdadero sentido de la contemplación y el poder de la oración, ¡¡¡y sólo por eso llegó a amarlo!!!

Y su FE aumentó cuando asisttió al sagrado lugar donde las ESPOSAS amadísimas de CRISTO rezaban sus oraciones por toda la humanidad y contemplaban y alababan a Jesucristo mediante la Gracia de su PALABRA... En este momento fue cuando la florecilla comprendió el valor escondido de estos TEMPLOS VIVOS DE ALABANZA ANTE EL SAGRARIO, que con sus oraciones durante la jornada diaria, sostenían de manera oculta la FE de toda la Iglesia y comprendió que si un enfermo no tiene fuerzas para orar, ellas estaban rezando por él... si un bebé no tiene consciencia todavía para orar, ya ellas, instrumentos de oración y alabanza a Dios, se encargan de pedir y rezar por él... si un ateo no conoce todavía a Jesucristo, ya ellas se encargan de que el aliento de sus oraciones toque algún día el corazón de esta solitaria sombra del hombre sin DIOS.

YA ELLAS SE ENCARGAN DE SOSTENER EL MUNDO CON SUS ORACIONES, pensaba Violetita, pero no con sus propias fuerzas, sino a través del sacrificio que han hecho con su vida: ser absolutamente de CRISTO, esposas del ESPÍRITU SANTO que habita en ellas y las colma de GRACIA, para que sus oraciones den fruto.

Con la florecilla perdida, estas oraciones sí que habían dado fruto y entonces fue cuando Violetita sintió y entendió y amó el verdadero valor de la CLAUSURA: ser un regalo constante en donación a CRISTO, y curar a toda la humanidad a través de la CONTEMPLACIÓN, de la ORACIÓN, y como no, viviendo COMUNIÓN FRATERNA, por lo tanto a través también de la acción... un trabajo oculto que no se puede comprender ni llegar a amar sin una madurez espiritual grande y sin una fe ciega como la de un niño.

Nuestra florecilla, ya enamoradísima de la vida contemplativa, sintió que si algún día le fallaba la fe y las fuerzas para orar, ESTOS TEMPLOS VIVOS DE AMOR rezarían por ella y sus oraciones darían frutos, como dice el Evangelio: "Todo lo que pidiereis en mi nombre se os dará".

Así que, Violetita también comenzó a rezar con las hermanas, y les decía desde lo más profundo de su corazón: "ORAD SIN CESAR, PORQUE SIN VOSOTRAS, amadísimas por Cristo, tocadas por su Gracia, SIN VUESTRO SACRIFICIO DE AMOR, los que no tenemos fuerzas no nos sostendremos"... ¡La oración es el origen de la acción! Porque el ESPÍRITU SANTO vive en vuestros corazones permanentemente, y ese es el regalo de vuestra boda con CRISTO.

Pero ¿cómo saber si éste era el camino, la vocación de Violetilla? Había dado un paso grande, que era comprender y amar la contemplación, pero todavía tenía que discernir si CRISTO la llamaba para esa vida...

Jesucristo regaló a Violetita varias lámparas para alumbrarle el camino:
Una de ellas fue la del Padre Rubén, que alumbró muchísimo con su conversación el corazón de la pequeña.. (¡Precioso regalo que guardará y meditará siempre!)

Otra lámpara encendida fue la de la Madre Sor Mª Belén, que, después de largos diálogos en los que pudo descubrir el alma franciscana de Violetita, le aconsejó que caminara despacito y conociera todo el carisma franciscano en su totalidad: todas las vocaciones a las que CRISTO estaba llamando a sus sedientos amantes, por ejemplo, la ORDEN FRANCISCANA SEGLAR.

Y Violetita recibió otro precioso regalo del Señor: conocer a Manuela, una joven que pertenecía a la Orden Franciscana Seglar, y con la que compartió la primera Eucaristía del año nuevo... Y éste encuentro fue encantador, y otra luz en el camino del discernimiento vocacional, así que, la florecilla  agradecida conservó y meditó en el corazón todo lo que le pasó en este HOTEL DEL VERDADERO AMOR.

Y llegó el día de la despedida... y Violetita sintió que fuera o no el camino de la contemplación su vocación, se iba de allí dejando una familia que siempre estaría con ella unida en ORACIÓN.

¡La florecilla se fue, sin saber cuál era su camino todavía, pero cumpliendo uno de sus objetivos: comprender el valor de la vida contemplativa y llegar a amarlo!

Volvió a casa llena de alegría, llena de amor, inspiración divina, esperanza, y deseando que todo lo que había vivido con las Hermanas Pobres de Santa Clara, el Padre Rubén y Manuela, pudiera dar frutos en su vida cotidiana, en su trabajo, en su familia, etc. Y sobre todo convencida plenamente de entregárselo todo  a CRISTO, su nuevo novio, el único que la podía satisfacer de verdad! (¿Creéis que lo conseguirá...? Sólo si esa es la voluntad de DIOS, pero lo importante es que ella siente que tiene que amar a CRISTO por encima de todo, ¡¡¡y es lo único que le hace feliz plenamente!!!)

Y la renovada florecilla franciscana pensó en escribir un cuento con sus aventuras para que cualquiera que estuviera en su situación, pudiera conocer su testimonio, que resumiría así: "Merece la pena abandonarte a la Gracia de DIOS, sacrificar todo lo que tienes y lanzarte al viaje de conocer algo nuevo, siempre que sea inspirado por el AMOR que CRISTO pone en tu corazón". "No importa que no conozcas aún la voluntad de DIOS, hay que caminar y si te equivocas, volver a retomar el viaje por otro camino... siempre escuchando la voz de CRISTO e interpretando las señales que te va regalando..."

Moraleja: (Voz de la florecilla Violeta): "He vivido dos días el Evangelio hecho carne con las Hermanas Pobres de Santa Clara, el Padre Rubén y la joven seglar franciscana, Manuela... Sea cual sea lo que CRISTO te dice en el corazón, por favor, ¡¡¡no temas!!! ¡y lánzate a la aventura de seguirle! Yo he conseguido una nueva familia que nunca me dejará, he aumentado mi FE y ¡¡¡AMO CON TODO MI CORAZÓN LA VIDA CONTEMPLATIVA!!!
Te invito, si sientes esa llamada y esa inquietud, a que vengas al HOTEL DEL VERDADERO AMOR que CRISTO me ha hecho encontrar en este convento de León... y a que experimentes el AMOR verdadero y fraterno más grande que yo haya conocido jamás: el de CRISTO habitando en los corazones de estas HERMANAS que ya nunca me dejarán!"

(Continuará...)