NOVEDAD FRANCISCANA
(Cambio de nombre)
El convento de Sant’Angelo
acogió a las dos hermanas,
y fue lugar de descanso
para Catalina y Clara.
Aunque Clara se fijaba
en la vida conventual,
en cuanto de su observancia
ella pudiera aplicar,
cuando empezase la vida
consagrada en San Damián.
En realidad ellas buscan
la pobreza franciscana.
Identificarse a Cristo,
evangélica enseñanza.
Quieren seguir a Francisco
en su género de vida
adaptado a la mujer;
como rama femenina.
Esta es la gran novedad
que Clara lleva adelante;
y que Catalina quiere
en todo ello imitarle.
Porque se sintió llamada
por Jesús, aquella tarde
de íntimas confidencias.
Y no puede defraudarle.
Es la primera “novicia”;
y con valor ha seguido
el nuevo ideal de Clara
con
ánimo enardecido.
Lo ha demostrado en la lucha
que tuvo que soportar
para seguir a Jesús,
y poder perseverar.
Enterado del suceso
Francisco, quedó admirado
y empezó a llamarla Inés
por el valor demostrado.
Fue el nombre que le inspirara
Aquel Divino Cordero
que es Esposo de las almas
en la tierra y en el cielo.
Inés fue también el nombre
de una mártir de otro tiempo
que, enamorada de Cristo,
por Él, murió en el tormento.
Este nombre ha de llevar
Catalina en adelante;
llegando a la santidad,
Santa Inés ha de llamarse.
Santa Clara y Santa Inés
unidas en ideal,
siguieron a San Francisco
en el que pueden hallar
¡a Cristo Crucificado,
su Bien Amado total!.
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