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viernes, 13 de abril de 2018

CARTA DE UN PRESBÍTERO ANCIANO ORTODOXO A SU DISCÍPULO (4)


Une tu oración a la de Cristo y te harás adorador del Padre en espíritu y verdad.
Dile al Señor Jesús con fuerza: sé Tú mi oración.
Y déjate guiar por el Espíritu Santo.
Él es el único y verdadero Maestro.
Él, con su viento y con el fuego de su Amor, te introducirá en el encuentro.
Inclina tu oído y tu corazón para recibir con amor y eficazmente la Palabra.
En ella encontrarás a Dios.
Aprende a leerla escuchando.
Piensa que no es una palabra dejada en un libro, sino que es una Palabra suya para ti.
Si vives en todo el encuentro con la Palabra harás de tu vida un encuentro.
En tu diálogo con el Señor tendrás que limitarte muchas veces a decir simplemente: “Sí, que se haga en mí según tu Palabra”, como María, la mujer orante y disponible.
Haz de toda tu vida una respuesta gozosa a la voluntad de Dios.
Él tiene un plan de amor para ti,
Haz el don de tu amor absoluto y abandónate en las manos de Dios.
Valora la presencia del Señor en la Eucaristía como lugar del Encuentro.
Él está allí y te espera porque te ama.
Que tu oración sea siempre un encuentro profundo con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

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