lunes, 11 de agosto de 2025
NOVENA A SANTA CLARA. DÍA 9º
domingo, 10 de agosto de 2025
NOVENA A SANTA CLARA. DÍA 8º
¡FELIZ DOMINGO! 19º DEL TIEMPO ORDINARIO
San Lucas 12, 32-48
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela. Os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre”.
Pedro le preguntó: “Señor, ¿has dicho esta parábola por nosotros o por todos?”.
El Señor le respondió: “¿Quién es el administrador fiel y solícito a quién el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que le reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de sus bienes. Pero si el empleado piensa: ‘Mi amo tarda en llegar´, y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y a beber y emborracharse; llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándole a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”.
“¡Estad en vela y preparados!
El vídeo me lo pasaron esta mañana: una playa, unos chicos que llegan del mar… y un mundo que se les echa encima, no para ayudarlos, sino para inmovilizarlos, como si del mar no hubiesen salido seres humanos sino alimañas…
Quienes en aquella playa actuaron para inmovilizar a unos jóvenes asombrados aún de haber terminado vivos una travesía en la que es normal terminar muertos, quienes lo hicieron eran hombres y mujeres “en vela”, hombres y mujeres “preparados”, hombres y mujeres probablemente satisfechos hoy de haber cumplido ayer con el sagrado deber de velar por la legalidad vigente, y de paso, por los propios intereses.
Nada puedo decir a los que a sí mismos, en aquella arena sin calor humano, se constituyeron en guardianes de la ley: no tengo modo de hacerles llegar una palabra que lleve algo de luz de a sus vidas… Pero la he de escribir para cuantos acostumbran a leer este comentario al evangelio de cada semana: “Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”.
A aquella playa llegó el Hijo del hombre, y aquellos hombres y mujeres “en vela”, lo trataron como se trata lo impuro, lo que mancha, lo repugnante, lo molesto, lo peligroso…
A aquella playa llegó el Hijo del hombre, y aquellos hombres y mujeres, condenándolo, pronunciaron un juicio de condena sobre sus propias vidas…
A aquella playa llegó el Hijo del hombre, y algo me dice que, muchos de aquellos que lo trataron como si fuera un delincuente, están bautizados en Cristo, y puede que frecuenten las celebraciones de ese extraño cuerpo de Cristo que es la Iglesia: la verdad de nuestra vida, la verdad de lo que somos, no la busquen en los ritos de la religión, búsquenla en los hechos de la playa.
Si alguien quiere saber cómo ha de recibir al Hijo del hombre, pregunte a la palabra de Dios, pregunte a los pobres que encuentra en los caminos de la vida, y aprenderá a comulgar sin ofender al Señor.
El hombre de fe, la mujer de fe, precisamente por la fe que los mueve, han conocido al Señor, y han experimentado que “los ojos del Señor están puestos en sus fieles… para librar sus vidas de la muerte, para reanimarlos en tiempo de hambre”.
El hombre de fe, la mujer de fe, saben que “el Señor es su auxilio y escudo”, y que no hay playa a la que ellos lleguen exhaustos sin que en esa playa los espere una infinita misericordia.
El hombre de fe, la mujer de fe, son conscientes de que es suya la fragilidad vulnerable del pequeño rebaño al que pertenecen, pero saben también que nada tienen que temer, pues el Padre de Jesús, el Padre de todos, “ha tenido a bien darles el Reino”.
Por eso, al hombre de fe, a la mujer de fe, Jesús puede decirles: “vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo”.
Señor Jesús: enséñanos a estar en vela, a estar preparados para acogerte cuando llegues, enséñanos a acudirte siempre que te hallemos necesitado; enséñanos a amarte.
¡Ven, Señor Jesús!
Siempre en el corazón Cristo.
+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo emérito de Tánger