viernes, 26 de septiembre de 2025

domingo, 21 de septiembre de 2025

¡FELIZ DOMINGO! 25º DEL TIEMPO ORDINARIO

 


  San Lucas 16, 1-13

“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la noticia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido´. El administrador se puso a echar sus cálculos: ‘¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya se lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa´. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi amo?´. Éste respondió: ‘Cien barriles de aceite´. Él le dijo: ‘Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta´. Luego dijo a otro: ‘Y tú, ¿cuánto debes?´. Él contestó: ‘Cien fanegas de trigo´. Le dijo: ‘Aquí está tu recibo, escribe ochenta´. Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.

Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los  hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quien os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos; porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero”.

 

A la búsqueda de un parecido con Dios

 

Jesús lo dijo así: “No podéis servir a Dios y al dinero”.

A Jesús lo habían tentado con esa apariencia de Dios, que es el dinero: “El diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo, y le dijo: Te daré todo ese poder y esa gloria… todo será tuyo”.

Pero Jesús ya tenía Dios: el Dios de los pobres, el Dios de los pequeños, el Dios de lo perdido, el Dios que se altera de alegría por su única moneda recuperada, por su oveja perdida y encontrada, por aquel hijo suyo, que se había muerto, y que recupera resucitado…

Al Dios de Jesús, al Jesús de Dios, no le interesan los reinos, su poder y su gloria: le interesan los arrojados al borden del camino, los despojados de sus derechos, los heridos en su dignidad… Le interesan ciegos, sordos, mudos, leprosos, poseídos de espíritu malo, ladrones, prostitutas… Al Dios de Jesús, al Jesús de Dios, le interesas tú…

El ídolo, el otro dios, el del poder y la gloria de los reinos del mundo, ese dios sólo tiene ojos para sí mismo; de los pobres, desconoce el sufrimiento, y finge ignorar la existencia; para ese dios, el pobre, ni perro es: es cosa, es objeto, es material utilizable, propiedad de la que puede a su antojo disponer.

Ese dios sin alma, ha hecho del mar un cementerio de hombres, mujeres y niños en busca de pan. Ese dios ha hecho de nuestras fronteras un lugar de tormento para hombres, mujeres y niños en busca de futuro. Ese dios no ve, no oye, no siente… es un asesino sin entrañas.

En sus manos está la política y la información. Lo que el evangelista describió como una sugestión diabólica, la visión de los reinos del mundo con su poder y su gloria, hoy es una realidad a la vista de todos, y, todos rendimos homenaje a ese dios, a su poder, a su gloria… No importa si asesina, no importa si atormenta, no importa si legisla contra la esperanza de los últimos... Es dios, y todo lo puede…

Pero tú escucha la palabra del Señor tu Dios: “Escuchad esto los que oprimís al pobre, los que despojáis a los miserables… los que disminuís la medida y aumentáis el precio… los que compráis por dinero al pobre… Jura el Señor que no olvidará jamás vuestras acciones”.

En el día del encuentro con el Dios de Jesús, no te preguntarán por la misa dominical: te preguntarán por la humanidad que vivaquea a la intemperie en torno a Ceuta y Melilla, te preguntarán por los cementerios en la ruta canaria y en el Estrecho y en el Mar de Alborán y en el Mediterráneo central y en el Mediterráneo oriental. En aquel día, no te preguntarán por tus horas de adoración al Santísimo: te preguntarán por el Santísimo, por el cuerpo de Cristo, por los pobres en los que Cristo Jesús te pidió ayuda, por los hambrientos y sedientos, por enfermos y encarcelados, por inmigrantes y sin techo. En aquel día, Dios nos preguntará por Dios, nos preguntará por su Hijo, y sabremos si hemos pronunciado sobre nuestra vida una bendición o una maldición.

El apóstol lo dijo así: “Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza”. Y los discípulos de Jesús intentamos aprender a seguirlo por el mismo camino.

En el día del encuentro, sólo buscarán en nosotros un parecido con el Dios de Jesús, con el Jesús de Dios, que se hizo pobre para “levantar del polvo al desvalido, alzar de la basura al pobre”.

Feliz comunión con el Jesús de Dios.

 

Siempre en el corazón Cristo.

+ Fr. Santiago Agrelo

Arzobispo emérito de Tánger

domingo, 14 de septiembre de 2025

¡FELIZ DOMINGO! SOLEMNIDAD DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (en nuestro casa)

 

San Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
--Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
 
 
REFLEXIÓN PASTORAL
 
            Celebramos en este domingo la Exaltación de la Santa Cruz. Un motivo de gratitud, pues por ella nos vino la salvación; pero también un motivo de profunda reflexión.
            El signo de la cruz preside muchos espacios de nuestra geografía (en las montañas, en los valles, en los caminos…), de nuestra vida y de nuestra muerte. Pero es también verdad que, con frecuencia, nuestra vida es una huida vergonzante de la cruz. ¡Tan contradictorios somos!
            Nos hemos modelado un Cristo estético, solemne, dominando desde la cruz, convertida en adorno, los pasos inseguros de un mundo desatinado. La hemos dorado tanto que la hemos hecho irreconocible como cruz de Cristo; la hemos “descristificado”.
            La Palabra de Dios nos desvela su sentido profundo. Por ella fuimos rescatados de nuestros pecados; en ella se hizo manifiesta la densidad del amor de Dios (Jn 3,16); por ella fuimos introducidos en una vida de esperanza…
            Pero la Cruz no es solo historia pasada: es exigencia para cada uno de nosotros. Forma parte de la propuesta de Jesús (Mc 8,34). Pero, ¿qué cruz?
            Quizá hayamos confundido un poco las cosas. A cualquier contratiempo llamamos “cruz”. ¡No! Afrontar con entereza la adversidad y el dolor no es exclusivo del cristiano, aunque el cristiano sepa situar eso también junto a la cruz de Cristo y de él reciba fuerza e inspiración. Eso debe hacerlo todo hombre.
            Cuando Jesús invita a tomar la cruz, invita a seguirlo, a situarse en un estilo de vida, que por entrar en conflicto con los modos de vivir del mundo,  ocasionará conflictos y tensiones.
            Llevar la cruz no es resignarse, ni Jesús murió en la cruz por resignarse, sino por rebelarse. La cruz de Cristo habla más de insurrección que de resignación, de insumisión que de sumisión.
            La cruz de Cristo fue la consecuencia de su vida al servicio de la verdad, de su camino profético y bienhechor, de su opción radical por Dios y por el hombre. Jesús todo eso lo previó y lo asumió. Y abrazó la cruz con dolor y temor -“Si es posible…” (Mt 26,39)-, y con amor, para redimirla y para redimirnos. Y, desde entonces, ya no es signo solo del pecado del hombre, sino, y sobre todo,  del amor de Dios. Desde entonces es, también, la señal del cristiano.
            San Pablo advertirá con lágrimas en los ojos que “hay muchos que viven como enemigos de la cruz de Cristo” (Flp 3,18), y lo hacía refiriéndose  a cristianos.
            Su predicación “es necedad para los que se pierden, mas para los que salvan, para nosotros, es fuerza de Dios” (1 Cor 1,18ss). En la cruz, Cristo se convierte en punto luminoso, centro de atracción  y de esperanza (Jn 12,32). 
           
REFLEXIÓN PERSONAL
.- ¿Cómo integro el mensaje de la Cruz en mi vida?
.- ¿Tengo una visión “resignada” o  “liberadora” de la Cruz?
.- ¿Comulgo con los “crucificados” de la vida?

DOMINGO J. MONTERO CARRIÓN, OFMCap.

domingo, 17 de agosto de 2025

¡FELIZ DOMINGO! 20º DEL TIEMPO ORDINARIO

 San Lucas 12, 49-53.

“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “He venido a prender fuego en el mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer paz al mundo? No, sino división. En adelante, una familia de cinco está dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.

 

El pobre y la verdad de lo que somos:

 

La del salmo no es letra para poderosos; la esperanza del salmista no cabe en el orgullo de los satisfechos; tu salmo, Iglesia cuerpo de Cristo, jamás lo harán suyo quienes se comportan como dueños de la vida de los pobres: “Yo esperaba con ansia al Señor”.

 Yo esperaba con ansia al Señor”: lo dice hoy el profeta Jeremías; lo dice el profeta Jesús de Nazaret; lo dice con Jesús la Iglesia de los humildes, de los pequeños, de los pobres, de los excluidos, la Iglesia de los abandonados al borde del camino, la asamblea innumerable de los descartes de la humanidad…

 Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi voz”: Jeremías, Jesús de Nazaret, los pobres, vidas arrebatadas, vidas crucificadas, vidas robadas, violentadas, vejadas, vidas silenciadas por el poder económico, por el poder político, por el poder en cualquiera de sus formas… vidas preciosas todas ellas para Dios, guardadas en el corazón de Dios, rescatadas por Dios, pues “él se inclina siempre y escucha la voz” de los crucificados.

Señor, date prisa en socorrerme”: Es salmo para la fe de Jesús de Nazaret, y con Jesús lo recitan los profetas, los pobres, todas las víctimas del poder: “El Señor me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa… el Señor cuida de mí… Él es mi auxilio… él es mi liberación”.

Puede que, en la poquedad de mi fe, ni siquiera sepa que hay un Señor; puede que no sepa nombrarlo y no tenga palabras para decirle de mí, puede que nada sepa de él; aún así, “yo esperaba con ansia al Señor”, lo esperaba, porque lo necesitaba, porque moría de hambre, porque moría de sed, porque me cercaban terrores de muerte. Lo esperaba mi hambre, mi sed, mi angustia, mi terror…

Hoy, si aún me confieso cristiano, si aún me atrevo a la eucaristía, he de escoger con quién voy a comulgar –con quién voy a estar en comunión-; si con los oprimidos o con el opresor; si con las víctimas del poder o con el poder que las fabrica; si con los crucificados o con quienes los crucifican.

Quien comulga con Cristo Jesús, escoge hacer camino con él, escoge vida con él, escoge destino con él, lo escoge todo con él.

Quien comulga con Cristo Jesús, se hace, como él, evangelio para los pobres, evangelio para los que esperan justicia, para los necesitados de pan y de misericordia.

Quien comulga con Cristo Jesús, escoge ser odiado por haber amado, ser perseguido por haber acogido, ser crucificado por haber abrazado…

Quien comulga con Cristo Jesús, escoge ser de Cristo Jesús, escoge ser como Cristo Jesús, escoge ser Cristo Jesús…

Me lo digo a mí mismo: no blasfemes comulgando en la asamblea eucarística, y oprimiendo pobres en la política; no blasfemes comulgando en la asamblea eucarística, e ignorando el dolor de Cristo crucificado en la calle; no blasfemes comulgando en la asamblea eucarística, y cerrando a Cristo pobre la puerta de tu corazón.

En el día de la verdad, será el pobre quien diga si estoy en comunión con Cristo, si soy de Cristo, si soy cristiano. En aquel día, será el pobre quien deje a la vista de todos la verdad de lo que soy.

 

Siempre en el corazón Cristo. 

+ Fr. Santiago Agrelo

Arzobispo emérito de Tánger

lunes, 11 de agosto de 2025

NOVENA A SANTA CLARA. DÍA 9º


ORACIÓN
          Oh Dios omnipotente, que con Santa Clara hiciste resplandecer en tu Iglesia y en el mundo una nueva luz de santidad, haz que su ejemplo e intercesión nos anime para que también nosotros seamos fieles testigos  de tu amantísimo Hijo. Por Jesucristo nuestro Señor.



DÍA 9º 

Del libro del Apocalipsis (12, 1)
         “Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”

REFLEXIÓN
         María, después de su vida terrena, escondida y humilde, es coronada como Reina. Clara, dos años después de su muerte, es proclamada santa por el Papa Alejandro IV en agosto de 1255.

DE LA BULA DE CANONIZACIÓN DE SANTA CLARA
         “Alégrese, por tanto, la madre Iglesia, que ha engendrado y formado a tal hija, la cual, igualmente madre fecunda de virtudes, ha producido con sus ejemplos muchas alumnas en la vida religiosa, y las ha formado a la perfección en el santo servicio de Cristo; regocíjese también el pueblo fiel y devoto por esta hermana y compañera suya, pues el Señor y Rey de los cielos, que la había elegido para esposa, la ha llevado triunfalmente a su altísimo y gloriosísimo palacio. Y con nosotros asimismo  se gozan los ejércitos de los santos celebrando en su patria celesta las nuevas bodas de la esposa del Rey. Por lo demás, por cuanto es conveniente que la Iglesia católica venere en la tierra a la que el Señor ha exaltado en el cielo; por cuanto, después de una cuidada y minuciosa indagación y de un examen detallado y tras las discusiones de rigor, hay constancia palmaria acerca de la santidad de su vida y sobre sus milagros (si bien, por otra parte, estos hechos sin duda fuesen ya de antes cabalmente conocidos en toda su evidencia, tanto aquí cerca como en los países lejanos), Nos, con el consejo y el asentimiento común de nuestros hermanos y de todos los prelados que a tal tiempo asistían a la Sede Apostólica, fiados en la omnipotencia divina, con la autoridad de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, y con la nuestra, determinamos inscribirla en el catálogo de las vírgenes santas”

Pidamos al Señor por intercesión de Santa Clara,
las gracias que deseamos alcanzar en esta Novena.

Padrenuestro, Ave María y Gloria

ORACIÓN FINAL
¡Oh Virgen prudente, Ángel de la Eucaristía,
Santa Clara de Asís, mensajera de paz y amor!
Tú que en la tierra fuiste dispensadora
de los tesoros de la divina bondad,
atiende las súplicas
que te dirigimos en esta Novena,
y dígnate acogerlas favorablemente
a mayor gloria de Dios.

CANTO
Gloria a ti, virgen Clara gloriosa
que siguiendo la huella divina,
san Francisco de Asís
te encamina al jardín de una vida mejor.
Al jardín que embalsama la Iglesia,
que produce azucenas fragantes
donde brotan los lirios amantes
de justicia, de paz y de amor.

Tú fuiste víctima, de inmenso amor
¡oh Madre inflámanos el corazón!,
Tú fuiste víctima de inmenso amor,
¡oh Madre inflámanos el corazón!

domingo, 10 de agosto de 2025

NOVENA A SANTA CLARA. DÍA 8º




ORACIÓN
Oh Dios omnipotente, que con Santa Clara hiciste resplandecer en tu Iglesia y en el mundo una nueva luz de santidad, haz que su ejemplo e intercesión nos anime para que también nosotros seamos fieles testigos  de tu amantísimo Hijo. Por Jesucristo nuestro Señor.
 


DÍA 8º 

Del evangelio según San Lucas (23, 44-46)
         “Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la región hasta las tres de la tarde. El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por medio. Entonces Jesús lanzó un grito y dijo: Padre, a tus manos confío mi espíritu. Y dicho esto expiró.”

REFLEXIÓN
         Como Jesús muriendo en la cruz, Clara ha realizado su misión y espera la última hora. El Señor ratifica su vida santa con una muerte santa.

DE LA LEYENDA DE SANTA CLARA
         “Se apresura ya la divina Providencia a cumplir sus propósitos respecto a Clara; se apresura Cristo a sublimar al palacio del reino soberano a la pobre peregrina. Ansía ya ella y suspira con todo su anhelo verse libre de este cuerpo de muerte y contemplar en las etéreas mansiones a Cristo reinante, a quien pobre  en la tierra, ella, pobrecilla, ha seguido de todo corazón. Y he aquí que a sus benditos miembros, deshechos ya por viejas dolencias, se les suma una extrema debilidad, que presagia su próxima llamada hacia el Señor y le prepara el camino de la salud eterna. Se da prisa el señor Inocencio IV, de santa memoria, juntamente con los cardenales, por visitar a la sierva de Cristo, y no duda en honrar con su presencia papal la muerte de aquella cuya vida había comprobado tan superior a las demás mujeres de nuestro tiempo. Entrando en el monasterio, se dirige al lecho y se acerca su mano a los labios de la enferma para que la bese. La toma ella con suma gratitud y pide besar con exquisita reverencia el pie del Papa… Pide luego con rostro angelical al Sumo Pontífice la remisión de todos sus pecados. Y él exclama: “¡Ojalá no tuviera yo más necesidad de perdón!”; y le imparte, con el beneficio de una total absolución, la gracia de una bendición amplísima… Se la ve, finalmente, debatirse en la agonía durante muchos días… Y es ciertamente admirable que, no pudiendo tomar alimento alguno durante diecisiete días, la vigorizaba el Señor con tanta fortaleza, que podía ella confortar en el servicio de Cristo a cuantos la visitaban”

Pidamos al Señor por intercesión de Santa Clara,
las gracias que deseamos alcanzar en esta Novena.

Padrenuestro, Ave María y Gloria

ORACIÓN FINAL
¡Oh Virgen prudente, Ángel de la Eucaristía,
Santa Clara de Asís, mensajera de paz y amor!
Tú que en la tierra fuiste dispensadora
de los tesoros de la divina bondad,
atiende las súplicas
que te dirigimos en esta Novena,
y dígnate acogerlas favorablemente
a mayor gloria de Dios.

CANTO
Madre Clara custodia de Jesús,
seráfico ideal de santidad.
Llévanos tras las huellas de tu luz,
al fulgor de tu eterna claridad.

Puro lirio encantador
del jardín de un serafín,
de tu semilla de amor
ha florecido un jardín.

Y una legión de almas puras,
buscan las huellas de Dios,
en  marcha por las alturas
de tus fulgores en pos