jueves, 31 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XXI)


RESIDENCIA EN BELÉN. El nombre de JESÚS

Han pasado los acontecimientos divinos de la Navidad, tan emotivos e importantes.
María y José deciden residir algún tiempo en Belén. Para ello buscaron una casita, donde José pudiera trabajar, y se acomodaron modestamente para una temporada en una vivienda que les proporcionó un pariente de José.
A los ocho días, según las leyes y costumbres de su pueblo, hubieron de circuncidar al Niño e imponerle el nombre: ¡JESÚS!

Nombre santísimo, sobre todo nombre, que ambos esposos, María y José habían recibido del cielo por medio de los ángeles, antes de ser concebido, y antes de nacer.
Nombre cuyo significado especial, el mismo Señor se lo reveló a María: "... le pondrás, Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados".
Es el Salvador y Libertador de la mayor esclavitud en que había caído la humanidad. ¡El Nombre de Dios humanado!

Nombre poderoso al que deberá de atender a todas las llamadas y obrará innumerables prodigios; nombre lleno de poder y majestad. "Nombre sobre todo nombre ante el cual debe doblarse toda rodilla en el cielo y en la tierra".

Nombre bellísimo que colma de música y de gozo el corazón. "Es melodía para el oído", suavidad embriagadora que hace vibrar el alma y la comunica un hondo sentimiento de descanso y de felicidad.

Nombre amorosísimo. Ningún otro Nombre de amante alguno ha despertado un amor tan apasionado y heroico como este divino nombre.
Jesús es el nombre que encanta y enamora:
Jesús es Bondad, es gozo, es mansedumbre, es suavidad, es misericordia;
Jesús es Belleza, es armonía, es música, es poesía, es felicidad;
Jesús es Verdad, es luz, es claridad, es fuego, es virginidad, es agua viva.
Jesús es el Amor ¡es Dios-Amor!
Jesús es el Nombre, a cuya evocación se suavizan todas las amarguras, se suscitan todos los heroísmos, se renuevan y se levantan todos los ideales.
Jesús es el nombre que no se cansaban de repetir María y José.

lunes, 28 de diciembre de 2009

TÚ ME HAS ESPERADO SIEMPRE. UNA HISTORIA DE AMOR



 (Ofrenda permanente: canto que expresa mi proceso vocacional. Se puede cantar con la música de "Amigos para siempre")



¿Cuál es el principio de esta historia?
Supongo que el principio está, hace mucho tiempo, en los planes de Dios, cuando Él me pensó. Yo puedo decir que nací hace algún tiempo. Mis padres me educaron en la fe cristiana y, ya desde pequeña, me refugié bajo las alas de la parroquia, quizás por imitar y seguir los pasos de mi hermana, nueve años mayor que yo.
Hice la Primera Comunión, recibí la Confirmación, fui catequista y me alisté en la Legión de María a los 15 años.
Fui creciendo y pasando por las etapas normales de la vida: del colegio al instituto, del instituto a la universidad, de la universidad a la vida laboral, y dentro de ella, de ser temporal a fija.
Mi relación con Dios era normal, cumplía con lo establecido y seguía trabajando en la Legión de María (la Madre siempre cerca).
Sólo me quedaba encontrar al hombre especial, con quien compartir mi vida, casarme y formar una familia. Pero ese hombre no aparecía y, si aparecía y yo pensaba que podía ser el que esperaba, entonces se desvanecía enseguida.
¿Tan rara soy?, me llegué a preguntar, o ¿es que Dios tiene preparado para mí algo especial? “Si Dios, que me había creado, tenía otros planes para mí, por ahí encontraría la felicidad”.
Al principio, me resistía a aceptarlo; aún así intenté verificar aquel sentimiento que siempre rondaba mi cabeza, cuando no pensaba en nada. Leí libros sobre la vocación, comenté con personas que podían entender, pero, sobre todo, profundicé en mi relación con Él, participando en la celebración de la Eucaristía todos los días.
Y así, pasito a pasito, le descubrí. Yo había estado buscando al hombre de mi vida y Él, Jesús de Nazaret, había estado siempre a mi lado, esperando. Me quería toda de Él.
Además, de vez en cuando me “mandaba mensajes” que apuntaban a las Clarisas, a las que yo no conocía.
Un año asistí a la novena de Santa Clara, y al año siguiente comencé a visitarlas, presentada por un amigo misionero, conocido de la comunidad. Era el mes de febrero. En septiembre hice una experiencia de diez días con una amiga, y en diciembre, la víspera de la Inmaculada entré en el Convento para iniciar el postulantado. Tenía 34 años.
Dios tiene planes para cada uno de nosotros, que puede que no coincidan con los nuestros. Para ti también. ¿Te has parado a pensarlo detenidamente? Ahora puede ser un buen momento: busca un clima apropiado y dale al botón de “pausa” en tu vida. En presencia de Dios, pregúntale qué quiere de ti; déjate guiar por Él y sé generosa. Él te dará la fuerza que necesitas.
Echando la vista atrás, lo que más me llama la atención es lo discreto que ha sido Dios metiéndose en mi vida, no a través de acontecimientos espectaculares, sino hablándome en el quehacer habitual de la vida cotidiana.
Sólo me queda decir, con palabras de Santa Clara: “Gracias, Señor, porque me pensaste; gracias porque me creaste”. ¡Gracias porque me elegiste!

Sor Mª Cristina de la Eucaristía

domingo, 27 de diciembre de 2009

CARTA A UNA JOVEN



Mi querida amiga: Paz y Bien
Aunque no te conozco, desde el momento que comienzas a leer esta carta, ya me siento tu verdadera amiga, pues veo que te interesa algo que en realidad es para ti. Pues eres joven, estás en una edad en la que te sonríe la vida y conviene que la orientes lo mejor posible para que tu futuro pueda ser feliz, pues si aciertas ahora con el camino que Dios tiene preparado para ti, no hay duda de que tu felicidad será segura.
No te debe causar ningún temor el poder entregar tu vida a Jesucristo, y quedar ligada a Él para siempre, pues te aseguro que no hay propuesta humana que pueda compararse con esta suerte. Este es sin duda el ideal mejor, pero es posible que al no conocerlo se tenga miedo ante sus exigencias. Sin embargo, el Papa dijo a los jóvenes: "¡No tengáis miedo a Cristo! Abríos de par en par a Él. No os va a quitar nada, os dará mucho..."
Te cuento ahora el testimonio de una santa: Santa Clara se regocijó muchísimo cuando la princesa de Bohemia, Inés de Praga (hoy ya santa), dejó todo, hasta la boda con el emperador Federico, a quien estaba prometida, por unirse a Jesucristo "el Esposo del más noble linaje, cuyo poder es más fuerte, su aspecto más hermoso, y cuyo amor no se puede expresar, pues colma los deseos del corazón con su dulzura infinita. Es el supremo Rey de los Cielos". Por todo esto Santa Clara en varias cartas que la escribe, se congratula con ella expresándole su enhorabuena más cordial, y es que a la misma Santa Clara se la llama "mujer nueva" que se enamoró de Jesús de tal suerte que dejó todo, su porvenir brillante de joven noble y adinerada, y se hizo pobre para adquirir la mayor riqueza, el mayor tesoro, la perla más preciosa, que fue el mismo "Cristo pobre y crucificado". Y así fue tan feliz que atrajo en pos de sí muchas jóvenes de su tiempo, siendo su hermana dos años menor, la primera en seguirla.
Pero yo podría decirte ahora que esta propuesta se puede hacer aún, pues muchas chicas de hoy han seguido y siguen a Cristo en este camino. Santa Clara, que fue la que supo poner en femenino el ideal franciscano, asumió una espiritualidad cristocéntrica y esponsal, siendo la fundadora de la II Orden Franciscana llamada de las Clarisas.
¡Ser esposa de Jesucristo es lo más grande que puede ser una mujer en este mundo! Por eso no es extraño que la sensibilidad actual de mucha juventud se siga inclimando por este carisma.
Puedo decirte por experiencia, que cada una de las personas que se han consagrado a Dios en nuestros conventos o monasterios, tienen sin duda su historia de amor. Todas hemos sido llamadas por el Señor para ser suyas, y hemos experimentado la emoción que produce esa llamada sintiéndonos indignas de algo tan grande como es ser esposa de Jesucristo.
En efecto, Jesucristo es el que ha polarizado todo nuestro amor. Él es el centro y la razón de nuestra vida; vivimos para Él, para adorarle, alabarle, escucharle, amarle con todo nuestro corazón, interceder por todos los hombres ante Él, y permanecer en una acción de gracias continua para su gloria. Él es nuestra felicidad y nuestra paz; Él es nuestra alegría y nuestro cielo. Por eso, siempre con su cercanía en el Sagrario y viviendo bajo el mismo techo nos sentimos dichosas y no echamos de menos nada de la tierra. Tenemos además en nuestro camino brillando siempre la Estrella de la Virgen, nuestra Madre e intercesora.
Tenemos largos tiempos de oración, de trabajo, de recreación, teniendo siempre presente lo que Santa Clara nos dice en su Regla: que no apaguemos nunca el espíritu de oración y devoción al cual todas las cosas temporales deben servir.
No existe ningún proyecto de vida de mayor plenitud que este servicio total a Jesucristo y a su Reino.
Joven amiga, te invito a que lo pienses en la presencia de Jesus Sacramentado. Quizá el Señor te invite a ponerte en contacto con nosotras, cosa que nos alegraría para conocerte mejor.
Un abrazo.
Hermanas Pobres de Santa Clara
crecerenvocacion@gmail.com

jueves, 24 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XX)





LLEGÓ LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS

El tiempo histórico en que ocurrió este suceso fue en el imperio de César Augusto Octaviano, que fue brillantísimo. Llegó una época en que sometidas las últimas provincias de la Hispania Romana (España) bajo el emperador, Roma gozó de paz universal. En medio de esa paz, llamada "paz augusta octaviana" ocurrió el hecho que acabamos de contemplar, hecho en efecto el más importante de la Historia del linaje humano: el Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en el siguiente marco histórico completo:

PREGÓN DE NAVIDAD

El año 5.599 de la Creación del mundo, cuando en el principio creó Dios el cielo y la tierra;
El año 2.750 del Diluvio universal;
El año 2015 del nacimiento de Abraham;
El año 1510 de Moisés y la salida de Israel de Egipto;
El año 1032 desde que David fue ungido rey;
En la semana 65 según la profecía de Daniel;
En la Olimpiada 194 de Grecia;
El año 749 de la Fundación de la Roma;
El año 42 del imperio de Octaviano Augusto;
estando todo el Orbe en paz,
en la sexta Edad del mundo

JESUCRISTO, eterno Dios e Hijo del eterno Padre,
queriendo consagrar el mundo con su misericordiosísimo advenimiento,
concebido del Espíritu Santo, pasados nueve meses después de su concepción,
NACE EN BELÉN DE JUDÁ DE LA VIRGEN MARÍA HECHO HOMBRE.

"Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" (Jn 1, 14)

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Felicitación de Navidad


¡Oh Noche deliciosa
más radiante de luz que un mediodía,
en que un Niño de rosa
de una Aurora nacía
entre anuncios de paz y de alegría!

Por eso en esta Noche
reina el Amor más fuerte y entrañable,
pues tiene como broche
todo un Dios inefable,
hecho ternura en este Niño amable.

¡El Verbo se hizo Niño!
que nos habla de luz, de paz, de vida;
¡Él es todo cariño!
y lo da sin medida
a quien va con su lámpara encendida.

¡Oh prodigio admirable!
que todo un Dios desde el más alto cielo
baje al barro culpable,
sin tener otro anhelo
que otorgar a los hombres su consuelo.

La caridad florece
en un fuego de amor que es luz brillante
y todo se embellece
cual cielo rutilante
ante la salvación hoy desbordante.

¡Qué Niño tan hermoso!
¡Es Dios-Amor que se hace cercanía!...
y el mundo tenebroso
vive ya la alegría
del Sol de Amor, nacido de María.

¡Que Él sea tu consuelo
y tu felicidad en esta vida!
¡Él que es todo tu cielo
será tu paz cumplida
y tu gozo y tu Amor en su venida!

Recibiendo a Jesús,
esta Noche en la Santa Eucaristía
te llenarás de luz
y de santa alegría
en posesión del Bien que tu alma ansía.
                                                MT

Una Aventura Sorprendente (XIX)


LA PRIMERA VISITA

En aquellos montes vecinos de Belén velaban los pastores sus ganados. Esta noche también la vieron ellos con extraña claridad y en las estrellas un brillo extraordinario.
¿Qué pasará? se preguntaban unos a otros.
Entonces un suavísimo batir de alas y unas músicas celestiales les pusieron en guardia. Y en ese momento:
"Un ángel del Señor se presentó a ellos y la gloria del Señor los rodeó de luz, quedando sobrecogidos de gran temor.
El ángel les dijo: No temáis, os anuncio una Buena Nueva, una gran alegría que es para todo el pueblo, pues os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías, el Señor, en la ciudad de David.
Y esto tendréis por señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre.
Al instante se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:
¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!
Así que los ángeles se fueron al cielo los pastores se dijeron unos a otros: Vamos a Belén a ver esto que el Señor nos ha anunciado.
Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre, y viéndole contaron lo que se les había dicho del Niño. Y cuantos los oían se maravillaban de lo que les decían los pastores.
María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón.
Los pastores se volvieron glorificando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según se les había dicho." (Lc 2, 9-20)

Ellos, los pastores extendieron por los contornos la alegre noticia, y no tardaron en llegar al portal otros grupos de pastores y zagalas que traían al Señor sus ofrendas, mientras cantaban himnos y canciones al recien nacido. Eran los alegres "villancicos" pastoriles que llenaron de júbilo los bosques de Belén en aquel amanecer ideal de la primera Nochebuena de la Historia...
Todos los caminos se hicieron canción. Era la noche más bonita que habían visto los siglos, y por doquier resonaban instrumentos musicales, cantaba jubilosa toda la Tierra...

"¡Nos ha nacido un Niño, es noche de canción!; ¡florece en nuestra tierra, el gozo y la ilusión!
¡Nos ha nacido un Niño, que es todo celestial!; ¡nos trae el bien, la dicha: florece ya la paz!
El Inmenso se ha hecho pequeño, Niño encantador; ¡Aleluya! ¡Cantad jubilosos! ¡Cantad al Amor!"

"Un Niño más hermoso, que las estrellas, descansa en unas pajas, ¡es Nochebuena!
Su madre lo contempla, con embeleso, y repite su nombre, dándole un beso
Jesús es melodía para el oído, Jesús es poesía, ¡es un idilio!
Jesús Niño divino ¡es el amor! ¡Jesús es la alegría!, ¡el Salvador!

martes, 22 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XVIII)


NACIMIENTO DEL ESPERADO DE LOS SIGLOS

María se había acomodado sentada en el suelo sobre un almohadón. Está como absorta, enajenada en su propio misterio; José (más cerca del improvisado "hogar") la contempla con todo su cariño. Él cuidaba de que el fuego siguiera dando la luz y el calor al ambiente.
Aunque en realidad era una noche incomparable: ¡NOCHE BUENA!..

- Mira, José, -dijo María- ¡Qué noche tan hermosa! ¡qué claridad tan resplandeciente! ¡qué brillo en las estrellas!... ¡huele la noche a rosas y jazmines, como si toda la tierra fuera un jardín! yo escucho en el aire, y en el viento música de alas y de melodías celestiales...

José la escucha arrobado, sonriente y feliz.
María continua diciendo:

- ¿Sabes, José, la dicha que nos aguarda? ¡La plenitud de los tiempos va a entrar en la Tierra, la plenitud divina va a llenar este lugar!... Se acerca el momento soñado por los siglos en que al Hijo del Dios eterno le veamos hecho Niño, colmándonos de gozo la contemplación de su rostro celestial.

José guardó silencio ante palabras tan llenas de sabiduría y de dulzura que le embargaban el ánimo de paz y de quietud.
Llegó la medianoche.
María ha entrado en un elevadísimo éxtasis de amor.
"Un sereno silencio lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa se abalanzó de los cielos como paladín inexorable desde el trono real al país "lejanísimo"...
Toda la creación cumpliendo tus órdenes fue configurada de nuevo"...
Y en esos momentos nacía el Salvador del mundo:
María tiene ya entre sus brazos, a un Niño delicioso, Hijo del Dios del cielo y de su propio corazón. En su éxtasis de amor, su mirada se fijó en el recién nacido. El Infantito divino era un cielo de niño; ¡qué Niño! ¡que figura tan divina! ¡qué fineza, qué preciosidad de criatura! Todos sus miembros perfectos y llenos de belleza. Y ¿qué decir de su rostro? No hay palabras que puedan decir la expresión incomparable de sus ojos llenos de luz y de vida; de su boquita entreabierta, de sus mejillas de nieve y rosa.
Toda la belleza de la creación entera como que estaba reflejada en este pequeñín encantador.
María le abraza llena de ternura y pegó sus labios a su frente cristalina y dijo: ¡Oh Dios mío e Hijo mío! y llamó a su esposo:

- ¡José, ven por favor!, ven a admirar al Niño divino, ¡Jesús!, gloria del cielo y de la tierra. ¡Ven y adoremos juntos a nuestro Dios y Señor, recién nacido!

José acudió presuroso y se postró ante el Niño en brazos de su madre; y cautivado por tanta hermosura, lo besó con toda reverencia y amor.
Así María y José ofrecieron al Señor la primera adoración de la Historia, mientras una muchedumbre de ángeles  de la corte celestial  irrumpían en la estancia llenándola de resplandores y melodías celestiales:
"¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor! ¡Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te damos gracias Rey celestial", que acabas de entrar en este mundo, en la historia de los hombres! ¡Hosanna en el cielo! ¡Hosanna en la tierra! ¡Hosanna en todos los ámbitos de la creación! ¡Aleluya!
Mientras tanto José y María permanecieron extasiados contemplando y adorando la belleza y la grandeza de su Niño, el Niño-Dios, transportados de alegría y de felicidad.
Cuando se ausentó el ejército angélico, se levantaron.
María abrazó al Niño una vez más y lo envolvió en los pañales con la mayor ternura recostándolo después en el pesebre que José había preparado con mullidas pajas, blandas y limpias, para improvisada cuna de su hijo.
María y José se habían quedado de nuevo en quietud de oración y de felicidad  ante su amadísimo Niño recién nacido. ¿Qué mayor felicidad les podía caber?

lunes, 21 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XVII)


LLEGADA A BELÉN

Entre salmos y canciones, han llegado a la ciudad de Belén. Al entrar en Belén, María y José sienten que una oleada de emoción especial les llena el alma. Recuerdan la profecía de Miqueas:
"Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la menor entre las ciudades de Judá; porque de ti saldrá un Jefe que apancetará a mi pueblo, Israel" (Miqueas, 5)
Y ambos reflexionan y adoran los inescrutables designios de Dios. Ven su mano providente que les ha guiado para que al fin se pueda cumplir lo profetizado hace tantos siglos. ¡Misterio admirable!
Ellos, María y José, en medio del gran desamparo en que se encuentran en estos momentos, sin casa ni hogar, sin saber a dónde dirigirse, se sienten a la vez con gran confianza y alegría interior, sabiendo que pronto experimentarán en sí mismos, las maravillas de Dios, viendo la gloria del Nacimiento que esperan. Entonces José se decide a indicar a su esposa:

- Si te parece, María, podemos buscar algún alojamiento en Belén, pues está atardeciendo ya  y la noche se nos echa encima. Iremos antes de nada a casa de nuestros parientes.

- Sí, José, ciertamente es tarde y necesitamos una posada para esta noche.

Visitaron a los parientes, pero lo tenían todo ocupado ya, por los hermanos llegados a Belén por el mismo motivo, y no pudieron alojarlos.
Se dirigen entonces al mesón público, donde tampoco tenían ya habitaciones. Tendrían que quedarse en los patios, que por cierto, también estaban llenos de gente.
María dijo a su esposo:

- José, prefiero salir de aquí cuanto antes. Busquemos en el campo, en las afueras, algún lugar solitario para pasar la noche. Quizá algún refugio de pastores abandonado... es posible que estemos mejor. Nos conviene estar juntos y solos esta noche. ¿No te parece, José?

- Sí, esposa mía, te comprendo.

En efecto. Caminaron hacia las afueras de la ciudad. Sobre los montes cercanos de Belén va cayendo la noche. Allí encontraron una choza o un portal o establo vacío, que a María la pareció muy bien. Pero José se puso muy triste por no poder encontrar un hospedaje digno para su amadísima esposa. Sin embargo, sin perder tiempo se puso inmediatamente a limpiar el lugar y después de atar al asnillo junto a un pesebre donde había abundante paja, encendió un buen fuego en una hornacina que encontró dentro, muy apropiada, pues había allí hierba seca y madera, leña que José dispuso sobre las llamas para calentar el recinto. Y estando ya limpio y caliente se sintieron bien en aquella soledad.
Habían encontrado el lugar adecuado y elegido por la voluntad de Dios. Siguen guiados por la fe.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XVI)


EL CAMINO DE BELÉN

Era el amanecer del día convenido para la marcha. Los caminos de Galilea se han poblado de grupos de viajeros que van a cumplir con lo ordenado por el Edicto del emperador.
María y José se han unido al grupo que va hacia Belén. Ellos hacen jornadas de peregrinación, rezando y cantando los preciosos salmos que desde tiempo inmemorial, este pueblo tan fino y piadoso, orante  por excelencia, había dedicado a su Dios por inspiración divina. El mismo rey David, ascendiente de José, era el autor de muchas de estas composiciones tan hermosas.

"Levantemos nuestros ojos a los montes y collados: ¿dónde hallaremos auxilio si estamos abandonados? Nuestro auxilio es el Señor, que vela con gran cuidado, de su pueblo que lo invoca con confianza, confiado".
"Alabad siervos del Señor, alabad el nombre del Señor... de la salida del sol hasta su ocaso alabado sea el nombre del Señor"

"El Señor guarda tus entradas y salidas... No permitirá que resbale tu pie. Tu Guardián no duerme; no duerme ni reposa el Guardián de Israel. El Señor te guarda de todo mal, Él guarda tu alma, ahora y por siempre".

" Cuando cambió la suerte de Sión nos parecía soñar... la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares... El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares. Al ir, iba llorando llevando la semilla; al volver vuelve cantando trayendo sus gavillas".

Así aunque el camino se hacía penoso, lleno de dificultades, y tenían que hacer "altos" en él, todo se llevaba mejor con la ayuda del Todopoderoso al que iban invocando. Lo peor eran las noches, sin acomodo especial, eran interminables. José se preocupaba sobre todo de su esposa y la procuraba todas las atenciones posibles, haciéndola descansar aunque, a veces, se distanciaran del grupo.
Por fin, después de varias jornadas de camino, descubren a lo lejos el poblado de Belén.
-¡Gracias, Señor! -exclamaron con alegría-



sábado, 19 de diciembre de 2009

POEMA FRANCISCANO DE NAVIDAD


Por fin ya se ha cumplido
aquello de Isaías:
anunciando al Mesías:
¡la nueva creación!
Huyeron ya del mundo
el mal y la aspereza;
todo es gracia y belleza,
¡una gran bendición!

Y es que en limpia azucena
un capullo escogido
el tronco ha florecido:
es Jesús Salvador.
Esperado por siglos
llegó todo ternura,
suavidad y hermosura:
¡el Reino del Amor!

¡Qué extraño que haya gozo
que el universo cante
a la luz desbordante
lleno de admiración!
¡Y que ya el hombre nuevo
pueda ver extasiado
al Niño que ha colmado
de paz el corazón!.
Sor Mª Teresa de la Inmaculada

Una Aventura Sorprendente (XV)


GUIADOS POR LA FE

Se pasaron los meses de espera en el hogar de Nazaret demasiado deprisa.
María y José, muy felices bajo la mirada de Dios, veían con ilusión que la venida del acontecimiento que esperaban, iba llegando a su fin.
Una mañana nebulosa salió José hacia su taller de trabajo, cuando notó algo extraño. Había un grupo de gente en la plaza que hablaba con gran animación. Entonces se enteró de que el emperador César Augusto en el poder del trono de Roma, había decretado un EDICTO de empadronamiento general de todos sus súbditos: cada cual tenía que empadronarse en la ciudad de su origen.
José se turbó pensando que él, siendo de la casa de David, su ciudad era Belén. Enseguida quiso enterar a María de la orden del emperador.
Entró en su casa y disimulando su contrariedad dijo a María:

- La paz del Señor nos acompañe, María.

- Así lo deseo José.

- Pues tengo que darte una noticia.

María leyó en el rostro de su esposo un algo de preocupación.

-Ha llegado un EDICTO de Roma que ordena a todos ir a empadronarse en la ciudad de su origen. Pienso que nosotros tendremos que ir a Belén, que como sabes, es nuestra ciudad, la ciudad de David.
José en efecto, como esposo de María y padre legal de Jesús, es el que transmitía a Jesús el título de "hijo de David".

María comprendió el contratiempo tan grande que este viaje suponía en la circunstancia en que ella se hallaba, muy próxima a dar a luz, por lo cual trató de tranquilizar a su esposo.

- Ya sabes José que los designios del Señor son desconocidos y tenemos que guiarnos por la fe. No te desanimes ni te preocupes esposo mío; todo ha de ser para nuestro bien, pues es el mismo Señor el que nos habla por los acontecimientos. ¡Iremos a Belén! Acabaremos de preparar la ropita de nuestro niño divino que esperamos y le dedicaremos los mayores cuidados posibles y todo nuestro amor. José, no te aflijas que esto es la voluntad de nuestro Dios, y aceptándola nos debemos sentir dichosos. Prepararemos ya todo lo necesario para nuestro viaje.

Oyendo a María José se siente ya renovado. Las palabras de su esposa son para él un bálsamo de suavidad y dulzura inefable. Sosegado así su espíritu, se encuentra con fuerza para todo y así se lo comunica a María.

- Mi querida esposa iré ya disponiendo todo lo necesario.

Y salió muy animoso a preparar el asnillo, los alimentos, los mantos y tantas otras cosas necesarias para un viaje a la ciudad de Belén, que llevaría varios días de camino. No era demasiado fácil, pero ¡guiados por la fe...! adelante.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XIV)


EL ENVIADO ESTÁ PARA LLEGAR

Como hemos visto el Esperado de los siglos está para llegar.
La venida de Aquel que habían anunciado los Profetas de Israel que libraría al mundo de los pecados, se considera muy próxima.
Es el Hijo del Altísimo Dios-Amor.
Príncipe desde el día de su nacimiento.
Engendrado como rocío antes de la aurora entre esplendores sagrados.
El Salvador del mundo.
El más bello entre los hijos de los hombres.
El Santo de Dios que había de venir al mundo.
El Ungido de Dios con aceite de júbilo.
El gran Profeta.
El Hijo engendrado hoy al que se promete en herencia las naciones.
El Rey cuyo trono real permanecerá para siempre.
El Señor que llega para regir la Tierra.
El Sacerdote eterno, según un rito ancestral.
¡CRISTO-JESÚS, EL HIJO DE DIOS VIVO!
Va a entrar en el mundo con su Reino de justicia, de amor y de paz.

¡Alégrese toda la tierra!
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor.
Decid a los pueblos: "El Señor es rey, Él afianzó el orbe y no se moverá;
Él gobierna a los pueblos rectamente."
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbre el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.


jueves, 17 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XIII)


EL ENVIADO SE ACERCA

María después de ver nacido al niño Juan y terminada su misión cerca de Isabel, volvió a su casa en Nazaret.
Allí la esperaba José para formalizar sus desposorios. La saludó cordialmente y siguió diciendo:

- Tenía ya grandes deseos de verte aquí porque tenemos pendiente lo de nuestro desposorio.

- También yo, José, deseaba volver pero nuestros parientes de Ain Karem me necesitaban; Isabel a pesar de su ancianidad ha tenido un niño, que Dios por una gracia especial se lo había comunicado a Zacarías, su esposo. Están ambos contentísimos por haber recibido este regalo de Dios.

- Bendito sea nuestro Dios -dijo José-; ahora ya sabes que nosotros tenemos que formalizar nuestro desposorio con el testimonio del sacerdote y las firmas del contrato.

- Pues sí, lo haremos cuando quieras José.

- Quiero tenerlo todo hecho pues ya tenemos nuestra casa, con el taller de carpintería para mi trabajo. Con él espero que podremos vivir bien; María, no quiero que te falte nada, con la bendición de nuestro Dios yo seré tu apoyo y tu defensa para todo lo que suceda en la vida; y tú serás mi ayuda indispensable y la alegría de nuestro hogar.

-Gracias José por tus palabras tan amables. No dudo que cumplirás cuanto has dicho, con la bendición de nuestro Dios y Señor. ¡Eres muy bueno! Te lo agradezco mucho.

Pasó algún tiempo y José se dio cuenta de que en su esposa aparecían, cada vez más evidentes, las señales de un estado que él ignoraba.
Él estaba tan sorprendido que no podía creer lo que veía. Pensaba: "¿Cómo es posible que siendo ella tan buena haya sido infiel a su Dios y a su esposo? No lo puedo creer. ¡Oh Dios mío... ten piedad de tu siervo! ¡La quiero tanto!... no quiero denunciarla, pero ¿habré de despedirla en secreto?..." José lloraba.
María le veía triste y sombrío, sin apenas atreverse a hablar. Ella comprendió su gran amargura... ella tenía el mismo sufrimiento, pero no se atrevía a comunicar a su esposo lo que sólo Dios debía y sabía revelar. Y así sufría y oraba con lágrimas intensamente por José.
Aquella noche él se retiró a su aposento más atormentado que nunca, no podía controlar sus pensamientos. No quería de ningún modo hacer daño a María ¡era su esposa! ¿qué hacía? Le invadió una angustia mortal... Perdió el sentido del tiempo y quedó dormido... ¿Soñaba? ¡No! Se iluminó la estancia con un resplandor celestial, mientras un mensajero celeste, un ángel del Señor se dirigía hacia él y le llamaba por su nombre diciéndole:

- "José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer; pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo al que llamarás "Jesús" porque él salvará a su pueblo de los pecados; es Emmanuel, que significa Dios con nosotros". Y recuerda la profecía de Isaías que se ha cumplido.

José se levantó pronto, observó en su cuerpo y en su alma que había desaparecido todo temor. Le invadió una gran alegría, como descargado de un peso insoportable.
Fue inmediatamente en busca de María y, arrebatado por el gozo la dio el ósculo y el abrazo de paz más deseado contándola lo sucedido.

- Perdóname María, cuánto te he hecho sufrir. Esta noche estando yo invadido de la más cruel angustia, sin poder descifrar el misterio que me obsesionaba, me sentía morir en un abismo de tinieblas: cuando de repente se llenó mi aposento de luz y, como en un sueño, un mensajero celestial me habló y me dio la más grande de las noticias y la más dichosa que podía escuchar: "José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, pues lo que ella ha concebido es del Espíritu Santo... él salvará a su pueblo de los pecados, por eso le llamáras Jesús".
Inmediatamente abrí el Libro Santo y leí la profecía de Isaías. Ya he comprendido tu misterio, ¡María, qué grande eres esposa mía!, ¡no soy digno de ti pero te amo tanto...! y el ángel me dijo que eres "mi mujer" y al Niño que esperamos le he de llamar Jesús. ¿Cómo he sido yo el escogido para esta suerte incomparable? ¿Quién soy yo para que nuestro Dios Altísimo se fijara en mí para esta grandeza ¡ocupar en la tierra el lugar de "Dios-Padre"! Me abruma... me sobrepasa.

María le tranquilizó y consoló con palabras llenas de sabiduría:
- José, tú has sido el elegido precisamente porque brilló en tu frente la virginidad. Tú eres el hombre más justo y bueno que hay en la Tierra. El único llamado por el Señor para cuidar de mí y después... de nuestro Hijo. Tú y yo, pobres criaturas estamos inmersos en el misterio de Dios, y tenemos que adorar sus planes e ir descubriendo constantemente su santísima voluntad, sin saber a punto fijo sus designios.

-¡Gracias, María! Es verdad que el mismo Señor me designó para que me fijara en ti y fuera tu esposo siendo virgen como tú misma. El mismo Señor me señaló y me reveló ahora el misterio oculto por los siglos.

- Por eso, tenemos que levantar el espíritu a Dios, José, y dándole gracias de todo corazón, decirle que estamos en sus manos divinas, y que esperamos de Él, de su misericordia y de su amor toda luz para emprender nuestro nuevo camino, ahora totalmente desconocido para nosotros. ¡Guiados por la fe!

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XII)


GRATITUD DE LA PREDESTINADA

La joven María está estremecida e inundada de gozo. En su propio asombro y estupor de lo que el Señor ha obrado en Ella, se siente la más dichosa de las criaturas, aún reconociendo su pequeñez.
Con la noticia que recibió del Mensajero celestial referente al estado en que se encuentra su pariente Isabel, ya anciana, pensó en seguida en ir a visitarla y ofrecerla sus servicios. El viaje era largo pero ella debía de cumplir este deber de caridad y lo hizo con la mayor diligencia.
Cuando llegó a Ain Karem se encontró con una gran sorpresa. Se sentía llena de Dios y del gozo inmenso de esa presencia divina; pero no podía comunicar a nadie su secreto mientras el Señor no lo relevara. Está inmersa en el mar sin fondo del misterio de Dios y tiene que guardar silencio abismada en Él.
María entra en la casa de su pariente, el sacerdote Zacarías, esposo de Isabel, y saludó a Isabel con gran cordialidad. Y ¡cuál sería su sorpresa! cuando Isabel al escuchar la voz de María, llena del Espíritu Santo dijo a grandes voces:

- "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque así que tu saludo sonó en mis oídos, saltó de alegría el niño en mi seno. Y ¡feliz tú que has creído! que se cumplirán las cosas que se han dicho de parte del Señor" (Lc 1, 41-46)

María entonces, expansionando su alma, entonó, en un éxtasis de alegría un precioso himno de gratitud a Dios:

-"Glorifica mi alma al Señor y mi espíritu está transportado de gozo en Dios mi Salvador. Porque se ha fijado en la pequeñez de su sierva. Por eso desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho cosas grandes en mí. Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación..." (Lc 1, 47-50)

Es un canto que refleja el alma humilde, el alma de pobre de María, que se anonada ante el Señor que la ha colmado de alegría y de consuelo.
Es un canto de alabanza y de gratitud de quien siente que no merece gracia tan insigne, cuya grandeza rebasa cuantos dones se puedan recibir.
María se siente llena de Dios y no tiene suficientes palabras para alabarle y bendecirle, por tanta gratuidad y generosidad como ha tenido su Dios con ella, hasta hacerla ¡su Madre!.

martes, 15 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (XI)


EL ANUNCIO

El Señor Dios-Amor, Sabiduría infinita ha convocado a un ángel, mejor a un Arcángel, para una importantísima embajada.
El embajador Gabriel tiene que visitar la Tierra: es enviado por Dios a una aldea perdida en el mundo, llamada Nazaret, donde una doncella (que ya conocemos) debe de esperarle.
Ella, en efecto, se encuentra en su alcoba sumidad en altísima oración.
El Embajador del cielo entra envuelto en un haz de rayos de luz resplandeciente, y se queda suspendido en una nube luminosa ante la joven: Trae en sus alas el Proyecto de Dios.

La Virgen queda deslumbrada de sorpresa. El Ángel la saluda:

- ¡Salve, María! ¡Mujer incomparable, Llena de gracia! Dios te saluda y te propone su adorable y santísima voluntad. "Bendita tú entre las mujeres"

A estas palabras, María, que iba creciendo en su asombro, se turbó profundamente, pues en su humildad no comprendía un tal saludo.

Pero el Embajador divino la animó:

- "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un Hijo al que llamarás Jesús. Él será grande y llamado Hijo del Altísimo y le dará el Señor Dios el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos. Y su reino no tendrá fin" (Lc 1, 30-33)

María, que ante tales palabras se hallaba como sobrepasada por la admiración, dijo al Ángel:

-"¿Cómo será esto, ya que no conozco varón?"

El Ángel contestó:

-"El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te pondrá bajo su sombra; de ahí que lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios.
Y tu parienta Isabel también ha concebido en su ancianidad... y está en el sexto mes. Porque para Dios nada es imposible" (Lc 1, 35-37)

Dijo entonces María:

-"He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38)

Y el Ángel desapareció de su vista.
Se ha cumplido la promesa del Altísimo reitarada en tantos siglos por las profecías.
Se ha llevado a cabo el plan de Dios con infinita sabiduría. Dios entra en la historia humana por medio de una madre-virgen. María lleva en sí una nueva Vida y es la vida del mismo Hijo de Dios hecho Hombre en su mismo seno, como acabamos de comprobar por esta incomparable narración de los Libros Santos.
Se ha obrado, pues, el misterio de la Encarnación del Verbo, del Hijo de Dios. Este es el hecho central del Universo, el hecho grandioso de la fusión de la Divinidad con la Humanidad ("unión hispostática"), hecho que dividió la Historia en dos etapas (antes y después de Cristo). Es el gran acontecimiento del que parte todo el cristianismo, llamado Nuevo Testamento.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (X)



LA PREDESTINADA

Después de terminar su educación y formación espiritual en el Templo de Jerusalén, la adolescente hija de Joaquín y Ana vuelve a su casa de Nazaret. Ella es ya una joven hermosísima: se llamaba María.
No olvidemos los orígenes de esta aventura, y comprenderemos que se trata de la Predestinada por la Divina Sabiduría para el comienzo de su Obra más trascendental: la Redención del género humano por el Hijo de Dios Altísimo, que se hace hombre naciendo de una mujer.
Desde los albores de la humanidad, esta joven, María, fue unida en la mente de Dios a la obra de su Hijo.
Concebida en plenitud de gracia, no se contaminó con el pecado de la descendencia del hombre infiel, sino que fue preservada por su Hijo Santísimo, de tal manera que la plenitud de gracia y de los dones del Espíritu de amor, la llenó totalmente para que pudiera ser digna morada del Redentor: ¡Inmaculada!
Esta es la mujer soñada por Dios cuando creó a Eva: bellísima de cuerpo y de alma: ¡María! Iris de esperanza, sonrisa de Dios para el mundo, alborada de redención, Imagen de la bondad de Dios embellecida por su divina mirada. ¡María! la más hermosa de las mujeres, jardín de virtudes: azucena sin mancha, lirio de los valles, flor sin espinas, rosa mística, alegría de toda la tierra. ¡María!, nombre entrañable, dulcísimo: evoca la luz de las estrellas... la gracia y esplendor de la alegría de los cielos. ¡Reina del Universo! ¡Toda corazón y ternura!
Esta joven excepcional y única nació y creció en el Pueblo de Dios, en su religión y en su cultura, siempre buena, amable, cordial, acogedora...
Había llegado a la edad en que las jóvenes hebreas debían desposarse. Y José, un joven muy estimado por su bondad y honradez, que permanecía a la estirpe recia de David, se había fijado en ella. Dialogaron... Ella le expuso su compromiso con Dios a quien había consagrado su virginidad...
José contestó así:
- María, eso no es ningún inconveniente para mí. Puedo y me agrada también mucho hacer yo ante el Señor ese mismo compromiso, y viviendo al igual que con una hermana, siempre a tu lado, siendo mi esposa, me sentiré el más feliz de los hombres. ¿Aceptas? Dime que sí, por favor.

María aceptó con la condición expresada.
Y siguió viviendo delicada y atentísima con todos sus semejantes, sobre todo con los pobres y humildes en aquella su aldea de Nazaret, donde era una joven más para todos.
¡Los planes de Dios son desconcertantes! Y también sus grandes portentos, que fueron anunciados por los Profetas con muchos siglos de anticipación:

"Mirad que llegan días, oráculo del Señor, en que suscitaré a David un vástago legítimo; será Rey prudente y hará justicia y derecho en la Tierra" (Jeremías)

"Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros" (Isaías, 7)

"Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la menor entre las ciudades de Judá; porque de ti saldrá un jefe, que apacentará a mi pueblo, Israel" (Miqueas, 5)

domingo, 13 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (IX)


AURORA DE ESPERANZA

Era el alba rosada de un día primaveral. Un matrimonio hebreo caminaba con su hija adolescente en peregrinación hacia Jerusalén, la ciudad santa del Pueblo de Dios. Después de largo camino entraron en la ciudad luminosa, que despertaba a la vida. Se encaminaron al Templo del Señor y subieron la majestuosa escalinata, penetrando en las amplias estancias revestidas de oro y mármoles orientales.
Allí, tras un aviso, esperaron la aparición del Rabino, gran maestro del Templo que los recibió cordialmente. Después de los saludos rituales el padre de la niña (Joaquín) expuso así el motivo de su visita:

-Hemos venido a presentar al Señor a nuestra hija y queremos que la conozcas porque te la vamos a confiar el tiempo oportuno para su instrucción. Aquí ha de aprender en los Libros Santos todo lo referente a nuestras santas leyes y los Profetas; las hermosas tradiciones de nuestros antepasados, profecías y demás cosas de nuestra Historia Sagrada. Que se instruya en las melodías de los himnos y de los salmos u oraciones, pues es una niña que quiere ser "toda de Dios", así nos los ha dicho ella misma, y nosotros estamos muy conformes con su voluntad.

- Os felicito por vuestra hija, -dijo el Rabino- es una niña preciosa. Su rostro es un trozo de cielo.

La niña sonrió apareciendo aún más bella.

- No es porque sea nuestra hija -dijo entonces Ana, su madre-; pero si os decimos la verdad, no es un trozo de cielo, ¡es todo un cielo!, es el mayor regalo que nos ha hecho nuestro buen Dios y Señor.

-Me parece, mujer, -dijo el Rabino- que tienes toda la razón. ¡Que el Señor os siga otorgando su bendición amorosa!

Los esposos entraron en el Templo con su hija. ¿Qué sentimientos tuvo esta preciosa criatura ante su Dios? Quizás le ofreciera lo que podía ser más preciado para ella en esos momentos: su virginidad. En aquella época todas las jóvenes hebreas tenían el anhelo de ser madres, por tener la posibilidad de ser alguna la escogida para ser la madre del esperado Mesías de Dios...
Esta encantadora adolescente, en su profundísima humildad no tenía más aspiración que ser "toda de Dios"; esto quería solamente. Por lo que todo su ser se lo ofrecería ya entonces al Señor para siempre.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (VIII)


LA TIERRA DEL SEÑOR

En el pequeño territorio de una franja de tierra situada en un extremo de un continente que era el que ocupaba el Pueblo de Dios, del que antes se habló, el pueblo judío, se tenía presente la idea del verdadero Dios y se esperaba la llegada del Mesías prometido por tantas generaciones. Pero ahora no había signos ni prodigios como los que contaban sus antepasados, que hacía el Señor con ellos. Ahora no había tampoco profetas, y su tierra invadida por el último imperio muy poderoso, el imperio romano, se sentía una vez más, dominada, cautiva de extranjeros y paganos. Roma parecía adueñarse de toda la Tierra.
Jerusalén era la ciudad santa, la capital del Pueblo de Dios, la ciudad del gran rey, ciudad emblemática, cantada por sus mejores poetas y místicos: "ciudad dichosa, vértice del cielo, visión de paz", donde se asentaba el gran Templo dedicado al Dios-Yavé, que era la gloria de este pueblo:

"¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor! ¡ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén! Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta; allá suben las tribus, las tribus del Señor. Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor". (Salmo 121)

"¡Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos...
Una luz esplendente iluminará a todas las regiones de la tierra. Vendrán a ti de lejos muchos pueblos; y los habitantes del confín de la tierra vendrán a visitar al Señor, tu Dios con ofrendas para el Rey del cielo.
Generaciones sin fin cantarán vítores en tu recinto, y el nombre de la Elegida durará para siempre. Saldrás entonces con júbilo al encuentro del pueblo justo, porque todos se reunirán para bendecir al Señor del mundo.
¡Dichosos los que te aman! ¡dichosos los que te desean la paz!" (Cántico de Tobías)

Así seguían haciendo año tras año los buenos israelitas, según sus leyes, visitando la ciudad santa con su majestuoso Templo que guardaba los Libros Santos y las mejores tradiciones de este pueblo privilegiado de Dios.
En esta época de la que hablamos, el culto que se tenía se iba deteriorando mucho por causa de los sumos sacerdotes y dirigentes del mismo pueblo escogido que habían dejado debilitar su fe y se encontraba en una situación de decadencia. Quizá el orgullo les estaba cegando, y también la situación política que les era tan opuesta a sus costumbres.
Roma se imponía con sus leyes y su autoridad, con la que iba conquistando el mundo. Sin embargo seguían circulando profecías maravillosas:

"Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él reposará el Espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría; espíritu de consejo y valentía; espíritu de ciencia y temor del Señor". (Isaías)

"Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel, alégrate y gózate, Jerusalén: el Señor será el Rey en medio de ti" (Sofonías)

viernes, 11 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (VII)


LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS

Incontables generaciones se habían sucedido en la Tierra y ella permanecía en plena oscuridad, en tinieblas de pecado y de muerte. La humanidad humillada con la ausencia de Dios parecía sin salida y gritaba por un libertador.
Nostalgia infinita de Dios se palpaba en el ambiente. Se corrían leyendas alucinantes que prometían el nacimiento de un rey que salvaría a la raza humana. Un rey oriental nacido en el país del sol naciente...
Se leían bellas y poéticas profecías. Eran los signos anunciadores de una época de ensueño, de armonía universal: la época dorada de la verdadera salvación, la plenitud de los tiempos.
He aquí algunas profecías muy expresivas:

"En aquel día habitará el lobo con el cordero; la pantera se tumbará con el cabrito; el novillo y el león pacerán juntos, un muchacho pequeño los pastoreará; la vaca pastará con el oso; sus crías se tumbarán juntos. El niño jugará con la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No hará daño ni estrago por todo mi monte santo, porque está lleno todo de la ciencia del Señor, como las aguas colman el mar"

"Aquel día los montes y las colinas aclamarán en presencia del Señor y los árboles del bosque aplaudirán, porque viene el Señor y reinará eternamente"

"Aquel día los montes destilarán dulzura y las colinas manarán leche y miel"

"Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes: mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará"

"Alégrate y goza hija de Jerusalén: mira a tu Rey que viene; no temas Sión: tu Salvador está cerca"

Ciertamente el Señor Dios-Amor iba a cumplir su promesa de gran esperanza.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (VI)


EL PUEBLO ELEGIDO

Pasaron siglos y siglos. Los hombres se habían multiplicado en la Tierra constantemente. A medida que las generaciones se sucedían y se alejaban del tiempo de la Creación, la raza humana deteriorada se iba pervirtiendo en su libertad y se desentendía de la Ley eterna de Dios, llegando a olvidar hasta a su mismo Creador.
Cuando todo iba siendo noche en la Tierra, el Señor Dios, compasivo y misericordioso comprendió que debía ir preparando sus divinos planes. Visitó la Tierra y compadecido de sus moradores que iban a la deriva total, decidió elegir un pueblo de entre todos los que iban poblando el Mundo-Universo, el planeta Tierra.
Este pueblo elegido por Él, lleno de hombres pecadores como los demás pueblos debería conservar de generación en generación el recuerdo de su Creador, y toda la Historia de la salvación de la raza humana. En este pueblo elegido en medio de toda la oscuridad y olvido de Dios, debería brillar siempre un destello de luz: hombres santos y justos que el Señor Dios preparaba como modelos o figuras del "Hijo que había de venir" o Mesías prometido de Dios.
Otros hombres llamados "profetas" tendrían alerta a todo el pueblo, para que se mantuviera en una "Alianza" que el Señor iba haciendo con los grandes "Patriarcas": Abraham, Isaac, Jacob,... Moisés... etc., son ya nombres históricos que figuran en un libro llamado Biblia que contiene dos Testamentos: el Antiguo de antes de la Plenitud de los Tiempos que narra la historia de la salvación desde la Creación del mundo, y el Nuevo que narra desde la Plenitud de los Tiempos en adelante.

El llamado Antiguo Testamento es el libro que narra desde la creación del mundo, la historia del pueblo de Dios y sus grandes personajes como queda dicho.
Es un pueblo entre los que siempre había un "Resto" de hombres santos, gente fina que conocía íntimamente a su Dios y se dejaba inspirar por Él. Pueblo espiritual y delicado que oraba con composiciones bellísimas llamadas "Salmos", oraciones o himnos preciosos dedicados a su Dios, e invitaban a la alabanza a su Creador y Señor en medio de la Tierra, cantando a veces los prodigios de su Historia. Una historia ciertamente llena de vicisitudes. Este pueblo fue ya invadido y oprimido por culturas antiquísimas. Conoció la opresión en Egipto, el destierro en Asiria, en Babilonia, el dominio de muchos reyes de Caldea, Persia, Media... hasta la dominación romana.
En este pueblo surgían entonces los hombres de Dios que lo animaban con sus oraciones:

"Te ensalzaré Dios mío, mi Rey, bendeciré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor y merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. Una generación pondera tus obras a la otra y le cuenta tus hazañas... difunde la memoria de su inmensa bondad y aclama sus victorias" (Salmo 144)

"Aclama al Señor tierra entera, tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su gloria. Porque él nos ha devuelto la vida y no dejó que tropezaran nuestros pies.
Oh Dios nos pusiste a prueba..." (Salmo 65 )

Ciertamente el pueblo elegido fue puesto a prueba una y otra vez. La prueba era siempre oscura, difícil, siempre amarga... Pero el Señor intervenía con seguridad para ayudarlos y ellos reaccionaban:

"Señor has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo... muéstranos Señor tu misericordia y danos tu salvación" (Salmo 84)

"Misericordia Dios mío por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa. Lava del todo mi delito, limpia mi pecado..." (Salmo 50)

Otras veces se obstinaban en sus malas acciones y el Señor les avisaba por sus profetas. He aquí un ejemplo de canto de bella expresión:

"Escuchad cielos y hablaré; oye tierra los dichos de mi boca: descienda como lluvia mi doctrina, destile como rocío mi palabra... voy a proclamar el nombre del Señor: Él es la Roca, sus obras son perfectas; sus caminos son justos, es un Dios fiel, sin maldad, es justo y recto.
Hijos degenerados se portaron mal con Él. ¡Generación malvada y pervertida! ¿Así le pagas al Señor, pueblo necio e insensato? ¿No es Él tu padre y tu creador, el que te hizo y te constituyó? Acuérdate de los días remotos, de las edades pretéritas; pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán... Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad la porción del Señor fue su pueblo... Lo encontró en una tierra desierta; en una soledad poblada de aullidos: lo rodeó cuidando de él; lo guardó como a las niñas de sus ojos..." (Dt, 32)

Así el Señor una y otra vez les perdonaba, pues sabía que eran frágiles como vasijas de barro que se quebraban ante cualquier golpe...

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (V)

LA GRAN ESPERANZA

Allá en lo más alto de los cielos, en las moradas celestiales escondidas en el confín del firmamento azul, más allá de las estrellas, donde habita la Divinidad, el Dios-Amor tiene por fin el consejo de las Tres Divinas Personas, para poder dar una esperanza de salvación a la raza humana que el mismo Señor Dios había creado y se había alejado de Él para siempre en un devenir de sufrimiento e infelicidad.
¿Qué hacer?
El Hijo de Dios Altísimo se adelantó diciendo:
-"Envíame Padre. Yo seré el Hombre que soñaste... Padre mío, envíame a cumplir tu voluntad. Yo, teniendo un cuerpo daré mi vida, derramaré mi sangre y te ofreceré un sacrificio grato a tus ojos. Yo seré el Redentor, el Salvador de la humanidad, el Restaurador de tu Obra y el Glorificador de tu honor y de tu Nombre. Envíame a la Tierra y haremos una nueva creación".

El Padre asintió diciendo:
-" Tu pensamiento es mi pensamiento Hijo mío amadísimo, porque somos Uno y el mismo Espíritu nos inspira; estamos en perfecto acuerdo. Pensemos también en una mujer nueva, cooperadora indispensable de nuestra Obra; de Ella ha de nacer la nueva Estirpe divina. Ella será la Aurora luminosa del Divino Sol de salvación".

La Divina Sabiduría continuó:
-"Será la Mujer ideal, cuya túnica de nubes tornasoladas celestiales, permanecerá inmaculada, sin contaminarse jamás del extravío insensato de los hombres, la Estrella luciente de la mañana; nuestro cielo en la tierra".

El Espíritu Santo prosiguió:
-"Ella será la Hija de la Luz, la Mujer única criatura, de tal categoría que participará del Bien infinito de la Divinidad, pues será llamada ¡Madre de Dios!".

El Padre concluyó:
-" Esta Obra supera en trascendencia, sin comparación, a nuestra primera obra. Nuestro Divino Espíritu, el Amor en persona la realizará".

El Señor Dios bajó a la Tierra e hizo al hombre y a la mujer una promesa de gran esperanza para ellos: Dijo así al espíritu del mal (representado en la serpiente engañadora): "Establezco hostilidades entre ti y la Mujer, entre tu estirpe y la suya. Ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón". (Gn 3, 15)
Sin embargo en sus planes divinos de sabiduría infinita no se cumpliría inmediatamente.

martes, 8 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (IV)

DECEPCION

Al hombre y a la mujer los creó Dios en libertad. Quería el Señor que por su propia voluntad quisieran servirle y amarle; pero sometidos a una Ley eterna: la voluntad de Dios.
Estas criaturas tan privilegiadas no fueron fieles a los planes divinos que como hemos visto eran planes de amor y de felicidad; y quebrantando la ley recibida engañados por el espíritu del mal se perdieron a sí mismos y a su descendencia.
¡Qué desilusión! ¡Qué decepción tan enorme para el Divino Señor!
Ahora expulsados de su idílico paraíso tendrían que vagar por el mundo con múltiples dolores: el hombre sin Dios se destruye, se rompe, se desmorona.
Mas, el Señor Dios pensó en remediar su obra. ¿Cómo iba a dejar a su criatura predilecta en tan penosa situación sin esperanza...?

Una Aventura Sorprendente (III)


SURGE LA VIDA

Era un día de luz esplendorosa en que todos los seres brillaban de forma excepcional. Entonces el Divino Señor determinó en su infinita sabiduría hacer una criatura nueva y única, que reflejara algo de su propia imagen de Dios. Se dijo a sí mismo:
"Haremos una criatura que pueda pensar y entender; que sea capaz de recordar y admirar, que pueda sobre todo ¡amar!"
A esta criatura la pondría al frente del Mundo-Universo.
Llevó a efecto su plan y apareció en la Tierra esta obra de su infinita Sabiduría, a la que llamó hombre y mujer. Dos personas espirituales, inteligentes y libres, que se completarían entre sí, iguales en dignidad, pero muy distintas en misión: el hombre será cabeza, pensamiento, fuerza; la mujer será corazón, sensibilidad, ternura. Unidos por el amor iban a difundir su raza en la Tierra. Y sabrían apreciar y admirar cuanto el Creador había hecho en el Mundo-Universo; serían las únicas criaturas que podrían amar y bendecir a su Dios y Señor. De este modo se encontrarían felices participando de la misma bienaventuranza de Dios.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (II)

CREACIÓN

En su eternidad bienaventurada llegó un tiempo en que este Divino Señor, quiso hacer un mundo visible y tangible; y comunicar en él algo de su propia Belleza y Grandeza. Así surgió de sus manos creadoras el Mundo-Universo, lleno de luz y de hermosura, lleno de maravillas incontables.
Y escogiendo un planeta azul llamado Tierra lo llenó de seres vivos que adornaban y alegraban toda aquesta creación: flores, pájaros, peces y toda clase de plantas y animales.
Llegó una época preciosa en que recreándose este Divino Señor en las incalculables maravillas que había creado, echó algo de menos: ¡muy importante!...

sábado, 5 de diciembre de 2009

Una Aventura Sorprendente (I)


DEDICATORIA: A Cristo-Jesús, mi Dios y Señor, que es el protagonista de esta Historia, dedico todo este trabajo y todo mi amor porque "mi vida es Cristo". La Autora.

¡DIOS ES AMOR!

"En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios"

En el principio no existía nada. Existía sólo Dios. Un Ser inefable. El Dios verdadero y único que conocemos por los más ancestrales escritos es un Dios que, lejos de ser una soledad aterradora y prepotente, es un misterio de Amor, en Tres Personas Divinas: Padre, Hijo y Espíritu que se comunican entre sí en la mayor intimidad formando una Unidad única y perfecta en el Amor: ¡Dios es Amor!
Nada hay más atrayente y bello que el Amor. Por eso Dios, siendo Amor es la Belleza, la Bondad, la Verdad, es la Riqueza, la Suavidad, la Ternura, la Paz... Dios es: ¡infinita y eterna Felicidad!
Y en esta su Felicidad, Dios-Amor solamente había implicado a los Ángeles, criaturas creadas bellísimas, como espíritus bienaventurados miles y miles, y millones que le servían.
Aunque pronto entre ellos surgió una lucha pues alguno de estos espíritus tan bellos se rebelaron en este servicio al Señor Dios, Dueño de todos; siendo esta falta tan grave que fueron sepultados en un abismo de fuego, convertidos en demonios o diablos. Estos son los espíritus del mal, que cometieron el gran pecado sin arrepentimiento y sin perdón.

martes, 1 de diciembre de 2009

CARTA A UNA JOVEN

Mi querida amiga: Paz y Bien
Aunque no te conozco, desde el momento que comienzas a leer esta carta, ya me siento tu verdadera amiga, pues veo que te interesa algo que en realidad es para ti. Pues eres joven, estás en una edad en la que te sonríe la vida y conviene que la orientes lo mejor posible para que tu futuro pueda ser feliz, pues si aciertas ahora con el camino que Dios tiene preparado para ti, no hay duda de que tu felicidad será segura.
No te debe causar ningún temor el poder entregar tu vida a Jesucristo, y quedar ligada a Él para siempre, pues te aseguro que no hay propuesta humana que pueda compararse con esta suerte. Este es sin duda el ideal mejor, pero es posible que al no conocerlo se tenga miedo ante sus exigencias. Sin embargo, el Papa dijo a los jóvenes: "¡No tengáis miedo a Cristo! Abríos de par en par a Él. No os va a quitar nada, os dará mucho..."
Te cuento ahora el testimonio de una santa: Santa Clara se regocijó muchísimo cuando la princesa de Bohemia, Inés de Praga (hoy ya santa), dejó todo, hasta la boda con el emperador Federico, a quien estaba prometida, por unirse a Jesucristo "el Esposo del más noble linaje, cuyo poder es más fuerte, su aspecto más hermoso, y cuyo amor no se puede expresar, pues colma los deseos del corazón con su dulzura infinita. Es el supremo Rey de los Cielos". Por todo esto Santa Clara en varias cartas que la escribe, se congratula con ella expresándole su enhorabuena más cordial, y es que a la misma Santa Clara se la llama "mujer nueva" que se enamoró de Jesús de tal suerte que dejó todo, su porvenir brillante de joven noble y adinerada, y se hizo pobre para adquirir la mayor riqueza, el mayor tesoro, la perla más preciosa, que fue el mismo "Cristo pobre y crucificado". Y así fue tan feliz que atrajo en pos de sí muchas jóvenes de su tiempo, siendo su hermana dos años menor, la primera en seguirla.
Pero yo podría decirte ahora que esta propuesta se puede hacer aún, pues muchas chicas de hoy han seguido y siguen a Cristo en este camino. Santa Clara, que fue la que supo poner en femenino el ideal franciscano, asumió una espiritualidad cristocéntrica y esponsal, siendo la fundadora de la II Orden Franciscana llamada de las Clarisas.
¡Ser esposa de Jesucristo es lo más grande que puede ser una mujer en este mundo! Por eso no es extraño que la sensibilidad actual de mucha juventud se siga inclimando por este carisma.
Puedo decirte por experiencia, que cada una de las personas que se han consagrado a Dios en nuestros conventos o monasterios, tienen sin duda su historia de amor. Todas hemos sido llamadas por el Señor para ser suyas, y hemos experimentado la emoción que produce esa llamada sintiéndonos indignas de algo tan grande como es ser esposa de Jesucristo.
En efecto, Jesucristo es el que ha polarizado todo nuestro amor. Él es el centro y la razón de nuestra vida; vivimos para Él, para adorarle, alabarle, escucharle, amarle con todo nuestro corazón, interceder por todos los hombres ante Él, y permanecer en una acción de gracias continua para su gloria. Él es nuestra felicidad y nuestra paz; Él es nuestra alegría y nuestro cielo. Por eso, siempre con su cercanía en el Sagrario y viviendo bajo el mismo techo nos sentimos dichosas y no echamos de menos nada de la tierra. Tenemos además en nuestro camino brillando siempre la Estrella de la Virgen, nuestra Madre e intercesora.
Tenemos largos tiempos de oración, de trabajo, de recreación, teniendo siempre presente lo que Santa Clara nos dice en su Regla: que no apaguemos nunca el espíritu de oración y devoción al cual todas las cosas temporales deben servir.
No existe ningún proyecto de vida de mayor plenitud que este servicio total a Jesucristo y a su Reino.
Joven amiga, te invito a que lo pienses en la presencia de Jesus Sacramentado. Quizá el Señor te invite a ponerte en contacto con nosotras, cosa que nos alegraría para conocerte mejor.
Un abrazo.
Hermanas Pobres de Santa Clara
crecerenvocacion@gmail.com