sábado, 9 de octubre de 2010

DOMINGO XXVIII ( San Lucas 17, 11-19)



"Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

-- Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.

Al verlos, les dijo:

-- Id a presentaros a los sacerdotes.

Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo:

-- ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?

Y le dijo:

-- Levántate, vete; tu fe te ha salvado."

1.- LEE /ESCUCHA: ¿QUÉ DICE EL TEXTO?
En el pasaje evangélico se narra la curación milagrosa de 10 leprosos. Es un episodio conmovedor en el que se manifiesta la misericordia de Dios. Los leprosos acuden a Jesús con gran fe. Cuando les manda que se presenten a los sacerdotes, obedecen sin vacilar, a pesar de que aún no estaban curados. Les faltó a nueve de ellos la gratitud al verse curados; sólo uno y éste samaritano, retrocedió al encuentro de Jesús, lleno de alegría para agradecerle su curación, y Jesús le miró y le dijo: "¿No eran diez los curados? ¿Los otros nueve, dónde están? Le dolió la ingratitud.

2.- MEDITA/ ASIMILA: ¿QUÉ TE DICE HOY LA PALABRA?
Hemos de advertir que el Evangelio de hoy es como una llamada de atención a nuestra conciencia, y repasar nuestras actitudes. También hemos sido curados de la lepra de nuestro orgullo, egoísmo, de nuestras ingratitudes a tantas gracias recibidas de Dios, y quedamos limpios cuando nos acercamos al Sacramento de la Penitencia; Él nos acoge, nos perdona, nos llena de gracia y nos envuelve en su misma vida. ¿Existe mayor milagro?

3.- ORA / CONTEMPLA: ¿QUÉ LE DICES AL SEÑOR CON LA PALABRA?
¡Señor ten piedad de mí! Renuévame por dentro con tu Espíritu dador de nueva vida. Concédeme un corazón puro, bueno, generoso, lleno de gratitud, ¿qué tengo Señor, que no haya recibido de tu inmensa bondad? ¡Gracias!
Concédeme el don de que mi vivir sea un perenne himno de acción de gracias, y de corresponder a un amor tan grande que no tiene fin, como es tu amor, Jesús.

4.-PON EN PRÁCTICA / ANUNCIA: ¿QUÉ HACER CON LA PALABRA?
Estar siempre abiertos al don de Dios y que su Palabra sea continuamente como una llamada de atención para dar gracias a Dios por tantos beneficios como cada día nos regala. La gratitud es una preciosa mezca de grandes virtudes: fe, humildad y amor.

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