viernes, 27 de septiembre de 2013

DÍA 2º: LA IGLESIA JERÁRQUICA



PENSAMIENTO PARA ESTE DÍA
   Hermanos: La fidelidad inquebrantable de San Francisco a la Iglesia Romana y a su Jerarquía fue lo que salvó a su movimiento evangélico de degenerar en herejía o cisma y, a su vez, la Jerarquía de la Iglesia prestó todo su apoyo a la naciente fraternidad. Hoy queremos reafirmar nuestro compromiso por la Iglesia y su Jerarquía, iluminados con los ejemplos de Francisco.

ORACIÓN
   Te pedimos, Señor Jesucristo, por intercesión de San Francisco, que nos manifiestes tu voluntad, para que, conociéndola, vivamos según la forma del santo Evangelio en unión de toda la Iglesa jerárquica, con la cual queremos vivir en plena comunión espiritual y pastoral. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA DE LOS ESCRITOS DE SAN FRANCISCO
    El hermano Francisco promete obediencia y reverencia al Señor Papa y sus sucesores canónicamente elegidos y a la Iglesia romana, para que, siempre sumisos y sujetos a los pies de la misma santa Iglesia, firmes en la fe católica, guardemos la pobreza y la humildad y el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo que firmemente prometimos. A todos los sacerdotes quiero temer, amar y honrar como señores míos. Y no quiero advertir pecado en ellos, porque miro en ellos al Hijo de Dios y son mis señores. Y lo hago por este motivo: porque en este siglo nada veo corporalmente del altísimo Hijo de Dios sino su santísimo Cuerpo y Sangre, que sólo ellos reciben y administran a otros. Y a los teólogos y los que nos administran las santísimas palabras divinas, debemos honrar y tener en veneración, como a quienes nos administran espíritu y vida.

REFLEXIÓN
     San Francisco insistió hasta el final de su vida en el compromiso de fidelidad y de ayuda a la Jerarquía de la Iglesia. Para él la Iglesia era la presencia de Jesucristo en la tierra y, al mismo tiempo, la garantía de esa presencia. Por eso su amor a la Iglesia santa viene a ser su otra forma de amar a Jesús, junto con la santa pobreza. No hacía distinción entre la Iglesia-ministerio e Iglesia-institución. Era una sola cosa: "la Iglesia romana", "La santa madre Iglesia". Su fe profunda y enamorada le llevó a venerar a la Iglesia como sacramento universal de vida y salvación. Sólo por ella y en ella tenía la posibilidad de la presencia de Jesús en la Eucaristía. Francisco no intentó "reformar" la Iglesia, sino que la amó y restauró.

PRECES
       Hermanos: el espíritu evangélico de Francisco nos invita a renovar nuestro compromiso vital con la Iglesia jerárquica de hoy.

-Para que la Iglesia-institución, con sus complejas estructuras, no oculte ni comprometa el misterio de la salvación que en su seno opera el Señor, sino que esté siempre al servicio del Evangelio. Roguemos al Señor.
-Para que la Jerarquía acierte a discernir, confirmar y guiar a los auténticos carismáticos de nuestro tiempo como acertaron con Francisco el Obispo de Asís y los Papas de su tiempo. Roguemos al Señor.
-Para que los movimientos renovadores de hoy reconozcan y acepten a la Jerarquía y colaboren eficazmente con ella en la misión propia de la Iglesia. Roguemos al Señor.
-Para que cada uno de nosotros colaboremos generosamente con el Obispo, los sacerdotes y demás ministros de nuestra Iglesia particular, reconociendo en ella la realidad concreta de la Iglesia de Jesucristo. Roguemos al Señor.

   En unión con toda la Iglesia, oremos: Padre nuestro...

OREMOS CON SANTA CLARA
   Señor nuestro Jesucristo, por tu misericordia y por la intercesión de tu santísima Madre María, de todos tus santos Ángeles, de san Francisco y de todos tus santos y santas, te pedimos que el Padre celestial nos dé y confirme su santa bendición en el cielo y en la tierra. En la tierra multiplicándonos en gracia y en sus virtudes entre sus siervos y siervas en su Iglesia militante; en el cielo, ensalzándonos y glorificándonos entre sus santos y santas en su Iglesia triunfante. Por los siglos de los siglos. Amén.


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