domingo, 29 de mayo de 2022

Septenario al Espíritu Santo, pidiendo que nos envie sus dones y frutos.


DÍA 1º



¡Ven Espíritu Consolador! Que has fijado tu tienda entre nosotros; haz que toda mi vida esté consagrada al “Amor”.
           Concédeme, Señor, el don de Temor que es “principio de sabiduría”. Un temor arraigado en el Amor que produce en el alma un hondo sentimiento de adoración ante tu Majestad infinita. Un temor filial, que huye con premura de todo cuanto sea ofensa o alejamiento de Aquel a quien adora y teme contristar.
Infunde en mi corazón este temor suavísimo que me ha de mantener en constante cercanía de mi Dios y Señor, y en constante lejanía de todo lo que sea infidelidad o pecado.


¡Ven, Espíritu Santo!
          Dame el fruto de la Longanimidad que a todo llega, y es generosa en toda circunstancia.
           Quiero poseer un alma grande y generosa, que sepa ayudar y servir a todos sin esperar recompensa.
           Que el esfuerzo no me parezca nunca grande para llegar a alcanzar tus gracias y favores.
           Insistiré en mi plegaria hasta que en mi camino brille el más bello horizonte de tu luz.
Dame, Espíritu Santo, este precioso fruto de la Longanimidad.

 

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