martes, 3 de agosto de 2010

UN CORAZÓN ENAMORADO DE CRISTO (VI)



PATRONA DE LA TELEVISIÓN
Santa Clara vivió su vida contemplativa siempre en unión con Cristo-Jesús en su sagrario de San Damián (primer santuario eucarístico de Italia). De día y de noche, acompañaba cuanto podía a su Amado Señor Sacramentado, y por eso se había podido decir, que su vida “parecía por completo celestial”.
Estando ya muy enferma no dejaba de pensar en Aquel que era el Centro de su espiritualidad: el “Espejo sin mancha”, para admirar las grandes virtudes que resplandecen en Él: mirar al Espejo, en la pobreza del pesebre; en la humildad de sus trabajos por el Reino y en la inefable caridad de la Cruz: su Cristo “pobre y crucificado”
En el pesebre: ¡Cuánto amó al “Niño de Belén”, al que S. Francisco había celebrado con tanta alegría!
Y así se narra, que la última Navidad que pasó Santa Clara en la tierra (año 1252) tuvo una visión mística muy admirable, por la que el Papa Pío Xll en 1958, la proclamó Patrona de la televisión.
Veamos la preciosa “Florecilla”:
La devotísima esposa de Cristo, Clara de hecho y de nombre, hallábase entonces retirada en San Damián, gravemente enferma, y no podía acudir a la iglesia con las demás hermanas a recitar las Horas canónicas. Llegada la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo bendito, en la que las hermanas solían acudir a Maitines y comulgar devotamente en la Misa de Navidad, la bienaventurada Clara, cuando se fueron todas a la solemnidad, quedó sola, enferma y con no poco desconsuelo porque no podía estar presente en tan devotas celebraciones.

Pero el Señor Jesús, queriendo consolar a su esposa fidelísima, la hizo estar presente en espíritu en la Iglesia de San Francisco, tanto a Maitines como a Misa y a toda la celebración de la fiesta; y fue de manera que oyó claramente el canto de los frailes, los instrumentos musicales y toda la Misa. Y lo que es más, recibió la Sagrada Comunión y quedó llena de consuelo.
Cuando las hermanas terminado el Oficio en San Damián volvieron a Santa Clara le dijeron:
- “¡Oh carísima hermana Clara, qué gran consuelo hemos tenido en esta Navidad del Señor! ¡Pluguiera a Dios que hubieras estado con nosotras!”
Pero ella les contestó:
- “Doy gracias a mi Dios Jesucristo bendito, hermanas e hijas mías carísimas porque he asistido con gran consuelo a todas las celebraciones de esta Noche, pues estuve presente en la Iglesia de mi padre San Francisco, y con los oídos del cuerpo y del alma lo he oído todo, y además, he recibido allí la Sagrada Comunión. Alegraos pues conmigo por este favor tan grande que he recibido y alabad a Jesucristo bendito, porque estuve aquí enferma en cama y a la vez, no sé cómo, si con el cuerpo o sin el cuerpo, estuve presente en San Francisco durante toda la solemnidad como os he dicho.

1 comentario:

  1. Viajó la Santa en cuerpo espiritual a la iglesia por mérito de su alma y por la gracia de Dios...

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