lunes, 3 de diciembre de 2018

ANHELOS Y ESPERANZAS (2)


¡Es El...!

¡Es El! que ya se acerca con ansias infinitas
de redimir mi vida, de anegarme en su amor.
¡Es El...! que me ha mirado...
¡Oh inefable mirada!
una mirada intensa de ternura divina,
mirada arrobadora de Esposo y de Pastor.
         Yo he sentido en mi alma
el cálido reflejo de sus ojos divinos...
que calan... que penetran... que traspasan de amor.
He sentido cuán dulce es perderse en silencio,
hundida en esos brazos poderosos y tiernos,
como el cordero débil en brazos del Pastor.
         Descansar con arrobo, con confianza infinita,
en ese pecho ardiente, en ese Corazón,
no es placer que se pueda expresar con palabras,
solo Él deja sentirlo... ¡qué dulzura! ¡qué amor!
¡Oh Jesús! Me has herido en el fondo del alma.
Tu dardo ha penetrado mi pobre corazón.
         ¡Ven a llenar de fuego esas profundas simas,
estos hondos abismos que tu pusiste un día
en éste átomo, objeto de tu predilección!
¡Ven! que Tú solamente podrás saciar mi anhelo.
¡Ven a inundar mi vida de tu paz, de tu amor.

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