Nací en una familia muy cristiana, siendo la más pequeña de cuatro hermanos, era muy querida de todos. Los ejemplos que ví en ellos son los que marcaron mi infancia, ya que era un pueblo muy pequeño, donde no había sacerdote ni apenas escuela, por eso casi no pude ir a ella. Pero sí aprendí a leer, y como en casa había libros religiosos, me gustaba mucho leerlos, en especial el Año Cristiano. ¡Cómo disfrutaba con la vida de las vírgenes mártires!
Allí fue donde empecé a sentir atractivo y fuerte inquietud por la Vida religiosa, pero no se lo decía a nadie.
Pasaban los años y cada vez sentía más inquietud. Tuve que venir a León unos días y me hospedaba en el Seminario donde tenía una prima. Los ratos que tenía libres los pasaba con las monjas preparando la ropa de los profesores. Se dieron cuenta que me gustaba la Vida religiosa y me invitaban a que me fuese con ellas, pero las dije que mi madre estaba muy enferma y no tenía fuerza para dejarla y que quería ser de clausura.
Pasaron unos años y al morir mi madre pude realizar lo que tanto deseaba.
Ha pasado ya mucho tiempo y cada día soy más feliz. Puedo decir como San Pedro:
“Señor, ¡qué bien estamos aquí!”
Allí fue donde empecé a sentir atractivo y fuerte inquietud por la Vida religiosa, pero no se lo decía a nadie.
Pasaban los años y cada vez sentía más inquietud. Tuve que venir a León unos días y me hospedaba en el Seminario donde tenía una prima. Los ratos que tenía libres los pasaba con las monjas preparando la ropa de los profesores. Se dieron cuenta que me gustaba la Vida religiosa y me invitaban a que me fuese con ellas, pero las dije que mi madre estaba muy enferma y no tenía fuerza para dejarla y que quería ser de clausura.
Pasaron unos años y al morir mi madre pude realizar lo que tanto deseaba.
Ha pasado ya mucho tiempo y cada día soy más feliz. Puedo decir como San Pedro:
“Señor, ¡qué bien estamos aquí!”
Sor Mª José de Jesús Crucificado
¡¡¡Bravooo, hermana y discípula amadaaaa!!!
ResponderEliminarAhora que ya está cerca el día Pro Orantibus, ¡qué necesario es conocer testimonios como el tuyo para contemplar ese trozo de Cielo que DIOS nos regala cuando le dejamos ser el centro de nuestras vidas y respondemos a la vocación a la que nos llama!
¡¡¡Se está tan bien ahí donde estás porque es tu sitiooo, hermana risueñaaa!! ...Y eso es lo más importante, encontrar el sitio que DIOS quiere para nosotros y hacerle siempre caso...
Tu testimonio me recuerda tanto al evangelio de hoy (Juan 21, 20-25)...cuando le dice Jesús a Pedro sobre su discípulo amado: "si yo quisiera que éste permaneciese hasta que yo venga, ¿a ti qué?"...Porque es necesario que haya vocaciones que se queden contemplando el Reino de DIOS en la Tierra y mostrándolo al mundo, claro que sí!
HERMANA, SOR Mª JOSÉ DE JESÚS CRUCIFICADO: QUE EL SEÑOR TE SIGA BENDICIENDO CADA DÍA MÁS PORQUE HAS ENCONTRADO EL AMOR DE TU ALMA Y YA JAMÁS LO SOLTARÁS...
TU AMADO ES PARA TI, Y TÚ ERES PARA TU AMADO!
GRACIAS POR DARNOS A CONOCER TU VIDA, PORQUE CON ELLA SABEMOS QUE DIOS EXISTE Y HACE MARAVILLAS!!!
un abrazo grande de violetilla!!!