sábado, 6 de febrero de 2010

"REMA MAR ADENTRO" Lucas 5, 1-11


Es tan riquísima y abundante la Palabra de Dios en este domingo que como es imposible abarcarlo todo, nosotras, "Hermanas pobres", nos hemos fijado en un único aspecto que abarca tres dimensiones: Dios-hombre, Santidad-pecado, y Llamada-respuesta.
En ellas vemos también el itinerario espiritual del discípulo.

1ª Lectura: Isaías 6, 1-2; 3-8
Es la primera experiencia fuerte de Dios, la "adolescencia espiritual" del discípulo. 
El llamado en una celebración litúrgica queda sobrecogido por la manifestación de la Gloria de Dios y su Santidad. Ante esta Luz deslumbrante, queda al descubierto la desnudez del orante y su pecado, por eso grita: "¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros". En mi sed ardiente de amar y ser amad@, creyendo que bebía en fuentes de aguas que podrían calmar mi sed, descubro que sorbía en charcos enfangados... Ante esta experiencia de lo Sagrado y mi profunda indignidad, un serafín se acercó a mí y me tocó los labios con un carbón encendido, y me dijo: "Ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado". Día de Navidad en que el coro de los ángeles y hombres  cantábamos a una sola voz: "Hoy ha sido borrada la iniquidad de la tierra". Esta brasa encendida fue la Eucaristía, su fuego quemó mi pecado, su blancura hizo luminoso todo mi cuerpo, su beso me hizo entrar en un éxtasis divino, y oí su voz que decía: "Te amo entrañablamente, ¿quieres llevar mi mensaje?". Respondí: "Señor, aquí estoy, envíame".

Evangelio
"En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oir la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
-Rema mar adentro y echad las redes para pescar.
Simón contestó:
- Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero en tu palabra echaré las redes.
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo:
- Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. 
Jesús dijo a Simón:
- No temas, desde ahora serás pescador de hombres. 
Ellos sacando las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron."

Comentario:
En este pasaje vemos reflejada la "juventud espiritual". Hay una conciencia más viva de que seguimos a Jesús como discípulos. Jesús pasa de ser amigo a ser Maestro y Señor. Él ya ha entrado en nuestra vida, por eso sube a nuestra barca, que le sirve para el anuncio del Reino. Pero a Pedro le pide algo más, la entrega total y el trabajo exclusivo para su Reino, por eso le dice: "Rema mar adentro y echad las redes para pescar". El discípulo ha estado trabajando toda la noche y no ha conseguido nada, pero ya, cree en el Maestro y por eso le dice: "Fiándome de tu palabra echaré las redes". Y no sólo consigue pescar  lo suficiente, sino que es tal la cantidad de peces, que necesita la ayuda de los otros. En la primera lectura, veíamos al discípulo en el tú a tú con el Señor, en este segundo momento, el discípulo trabaja en compañia de otros, pues necesita de su colaboración para llevar a buen término su trabajo: nace la comunidad. Ante este milagro, nuevamente viene al discípulo su conciencia de pecador: "Apártate de mí, Señor". Y esto mismo le sucede a sus compañeros. Jesús vuelve a recordarnos: "No temas, desde ahora serás pescador de hombres". Y ellos dejándolo todo le siguieron.
Esta etapa se caracteriza porque se pasa de la autosuficiencia a la humildad, de la confianza en sí a la confianza en Dios. 

2ª Lectura: 1ª Corintios 15, 1-11
Podemos situar en este fragmento de la carta de San Pablo la etapa de la "madurez espiritual".
En ella sigue presente la conciencia de pecado: "no soy digno de llamarme apóstol porque he perseguido a la Iglesia de Dios". Se ilumina el sentido de la vida: "os recuerdo el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptastéis y en el que estáis fundados". Se valora más el ser que el hacer: "por la Gracia de Dios, soy lo soy y la Gracia de Dios no se ha frustrado en mí". De la entrega en cansancio y saturación ha pasado a la serenidad que da el abandono total en Dios.


1 comentario:

  1. LA INDIGNIDAD Y EL PECADO SON NATURALES EN NUESTRO SER IMPURO, QUE SÓLO PUEDE MADURAR Y SER PURIFICADO CUANDO SE CONOCE, SE AMA Y SE DEJA TODO POR JESÚS DE NAZARET, VIVIENDO SU VIDA EN NUESTRAS VIDAS...

    ASÍ PUES, REMEMOS SIEMPRE DENTRO DE LA BARCA DE PEDRO, Y NO NOS PREOCUPEMOS SI CAEMOS O PECAMOS...PREOCUPÉMONOS MEJOR DE HACERNOS COMO NIÑOS, Y DE PEDIRLE AL PADRE DEL AMOR QUE NOS RECOJA DE NUEVO EN SUS BRAZOS, NOS MUESTRE SU LUZ Y NOS ENSEÑE A AMAR COMO ÉL NOS AMA!!!

    ¡QUE ASÍ SEA...Y LLENE NUESTRO CORAZÓN DE PAZ Y BIEN Y NUESTRAS BOCAS DE ALABANZA PERPETUA!
    UNIDAS EN LA ORACIÓN Y EN LA SANTA EUCARISTÍA...

    vuestra violetilla pulgarcina remando mar adentro con CRISTO!!!

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