EL ANUNCIO
El Señor Dios-Amor, Sabiduría infinita ha convocado a un ángel, mejor a un Arcángel, para una importantísima embajada.
El embajador Gabriel tiene que visitar la Tierra: es enviado por Dios a una aldea perdida en el mundo, llamada Nazaret, donde una doncella (que ya conocemos) debe de esperarle.
Ella, en efecto, se encuentra en su alcoba sumidad en altísima oración.
El Embajador del cielo entra envuelto en un haz de rayos de luz resplandeciente, y se queda suspendido en una nube luminosa ante la joven: Trae en sus alas el Proyecto de Dios.
La Virgen queda deslumbrada de sorpresa. El Ángel la saluda:
- ¡Salve, María! ¡Mujer incomparable, Llena de gracia! Dios te saluda y te propone su adorable y santísima voluntad. "Bendita tú entre las mujeres"
A estas palabras, María, que iba creciendo en su asombro, se turbó profundamente, pues en su humildad no comprendía un tal saludo.
Pero el Embajador divino la animó:
- "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un Hijo al que llamarás Jesús. Él será grande y llamado Hijo del Altísimo y le dará el Señor Dios el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos. Y su reino no tendrá fin" (Lc 1, 30-33)
María, que ante tales palabras se hallaba como sobrepasada por la admiración, dijo al Ángel:
-"¿Cómo será esto, ya que no conozco varón?"
El Ángel contestó:
-"El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te pondrá bajo su sombra; de ahí que lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios.
Y tu parienta Isabel también ha concebido en su ancianidad... y está en el sexto mes. Porque para Dios nada es imposible" (Lc 1, 35-37)
Dijo entonces María:
-"He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38)
Y el Ángel desapareció de su vista.
Se ha cumplido la promesa del Altísimo reitarada en tantos siglos por las profecías.
Se ha llevado a cabo el plan de Dios con infinita sabiduría. Dios entra en la historia humana por medio de una madre-virgen. María lleva en sí una nueva Vida y es la vida del mismo Hijo de Dios hecho Hombre en su mismo seno, como acabamos de comprobar por esta incomparable narración de los Libros Santos.
Se ha obrado, pues, el misterio de la Encarnación del Verbo, del Hijo de Dios. Este es el hecho central del Universo, el hecho grandioso de la fusión de la Divinidad con la Humanidad ("unión hispostática"), hecho que dividió la Historia en dos etapas (antes y después de Cristo). Es el gran acontecimiento del que parte todo el cristianismo, llamado Nuevo Testamento.
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