Fin de este día: Esta jornada del Jueves Santo en que contemplamos el Amor de Jesús tan asombroso e inmenso, pide una respuesta: una triple consigna:
ADORAR, AGRADECER Y AMAR
ADORACIÓN: En que me uniré a los ángeles
del cielo y santos del cielo y de la tierra, y trataré también de reparar el
desamor de los hombres.
GRATITUD: Que
es propia de corazones nobles, flor delicada, que es preciso ofrecer a Jesús
por tantos espléndidos dones.
AMOR: Amar a Jesús es haber
encontrado la máxima felicidad, sólo Él merece todo mi amor y ternura más
entrañable.
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¡Gracias, Señor, por la Eucaristía!
¡Gracias, Señor, por el Sacerdocio!
¡Gracias, Señor, por el Mandato nuevo
del Amor fraterno!
¡Jesús! ¡Qué Noche tan llena
de contrastes misteriosos,
de deliquios amorosos,
de oscuridad y de pena!.
En la paz dulce y serena
de esta noche incomparable
hay un amor inefable,
el más vivo y el más fuerte
que se entrega hasta la
muerte
¡por mí…! ¡Oh amor
insondable!
Por este amor te has quedado
ya siempre en la Eucaristía:
¡oh, qué grande es mi alegría!
Saber que mi bien Amado
permanece aquí a mi lado
para ser mi Confidente,
mi Luz, mi Vida y la Fuente
de toda Felicidad…!
¡Oh Rey de Amor y de paz!
¡Descanso en Ti dulcemente!