"En aquel tiempo, dijo Jesús: - Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna, no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie pueda arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno."
1.- LEE / ESCUCHA: ¿QUÉ DICE EL TEXTO?
El texto recoge unas palabras de Jesús pronunciadas en el recinto del templo; mientras Él pasea pr el pórtico de Salomón, se le acercan los judíos para increparle a que les diga claramente si Él es el Mesías. Jesús les contesta que ya se lo ha dicho pero que no le creen, porque no son de sus ovejas. Y relata cómo se comportan sus ovejas y cuál es su relación con ellas: las conoce y las da la vida eterna. Y sus ovejas conocen la voz de Jesús y le siguen. Nadie puede arrebatárselas porque se las ha dado su Padre, que es superior a todos, pues es Dios. El Padre y Él son uno: Jesús también es Dios.
2.- MEDITA / ASIMILA: ¿QUÉ TE DICE HOY LA PALABRA?
Me he fijado en que todo el texto de este domingo es palabra expresa de Jesús, y está llena de divinas promesas. Se reflejan en ellas la bondad infinita del Buen Pastor, el amor inmenso con que cuida sus ovejas, la ternura con que las trata y el enorme interés que tiene por ellas. Se refleja además, y el mismo divino Jesús lo dice, que conoce a sus ovejas, no sólo en conjunto del rebaño, sino una a una: me conoce a mí, a ti y a cada uno: me conoce y sabe que le escucho y le amo.
Él mismo me llamó: "¡Sígueme!". Y porque escuché su voz le he seguido.
He conocido su bondad: es el Pastor bueno, lleno de amabilidad y dulzura para cada una de sus ovejas.
He conocido su misericordia: no se echa atrás ante las miserias que ve en mí; me acoge, cura mis heridas, me carga sobre sus hombros... no se cansa de perdonar; nadie me arrebatará de sus manos.
He conocido su amor; el Buen Pastor me ama hasta dar la vida por mí, Él busca sólo el bien de sus ovejas. ¡Qué corazón tan generoso y tan magnánimo el de este Divino Pastor!
He conocido el gran interés que tiene por mi salvación, ¡soy para Él un regalo de su Padre! Aquí revela Jesús a todos claramente su divinidad: "Yo y el Padre somos uno". ¡Qué grandeza!,Jesucristo es Dios, por eso puede dar a sus ovejas la vida eterna e inmortal, y la seguridad de no ser jamás arrebatados de sus manos.
Todo esto son motivos para llenar el alma de alegría y de confianza.
3.- ORA / CONTEMPLA: ¿QUÉ LE DICES AL SEÑOR CON LA PALABRA?
¡El Señor es mi Pastor!
El Señor es mi Pastor
nada me puede faltar.
Él me lleva a claras fuentes,
y a los montes del lugar,
para que sacie mi sed,
para que pueda pastar.
Él me guía y me conduce
por bellísimas riberas,
por entre trigos y viñas,
y frondosas arboledas.
Y aunque se haga noche oscura
en cañadas tenebrosas,
no temo vientos, ni lluvia,
ni a las sombras pavorosas,
porque Tú estarás conmigo
y en tus brazos voy gozosa.
Me has invitado a tu mesa
con finura y distinción,
ungiéndome con perfume
encendiendo mi ilusión,
enfrente mis enemigos,
que buscan mi perdición.
¡Con qué manjares divinos
me alimentas cada día!
¡Cómo rebosa mi copa
de fervor y de alegría!
¡Por eso yo cantaré
tu belleza y tu dulzura
en el país de la vida,
sin término en mi ventura!
4.- PON EN PRÁCTICA / ANUNCIA: ¿QUÉ HACER CON LA PALABRA?
No me cansaré de dar gracias al Señor por la vocación, y pedir mucho por las vocaciones sacerdotales y religiosas.