Recordar, escuchar, comulgar, es una forma de amar y es una fuente de amor
ÉXODO 22, 20-26
Así dice el Señor:
-- No oprimirás ni vejarás al forastero,
porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni
a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los
escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a
vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a
uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un
usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu
prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro
vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si
grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.
SAN MATEO 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que
Jesús habla hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos,
que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
-- Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
Él le dijo:
--“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el
principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo
como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los
profetas.
RECORDAR PARA AMAR:
Así quedó escrito en el código de la
alianza: “No maltratarás ni oprimirás al emigrante, pues emigrantes fuisteis
vosotros en la tierra de Egipto”.
A los hijos de Israel se les pide
recordar lo que fueron –emigrantes maltratados y oprimidos-, para discernir lo
que han de ser: no ciertamente imitadores del Faraón que los oprimió sino del
Señor que los liberó.
Recuerda –se le dice- que fuiste
oprimido y que yo me fijé en la opresión que padecías; recuerda tus quejas
contra los opresores, y que yo las oí; recuerda tus sufrimientos, y que yo no
los ignoré; recuerda que te saqué de aquella tierra de esclavitud para llevarte
a una tierra que mana leche y miel.
Recuerda, Iglesia cuerpo de Cristo, la
gracia que en Cristo se te ha revelado, pues “por el bautismo fuisteis sepultados con
Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios que lo
resucitó de los muertos”.
Recuerda que también tú estabas
destinada a la ira, “pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que
nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con
Cristo, nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él”.
Recuerda la libertad –libertad de hijos-
que Dios te ha dado en Cristo Jesús.
Si el Señor te dice que “recuerdes”, tú
entiendes que se te pide que “hagas memoria” de sus misericordias, que
“escuches” su palabra, que “revivas” sus maravillas, que, recibiendo a Cristo,
“comulgues” la gracia, la misericordia, el amor, la resurrección y la libertad
que por Cristo se nos han dado.
Recordar, escuchar, comulgar, es una
forma de amar y es una fuente de amor.
Recuerda, escucha, comulga, para que
ames a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.
Recuerda, escucha, comulga, para amar a
tu prójimo como a ti mismo, para hacerte prójimo de quienes te tienen sólo a ti
para vivir.
Feliz domingo.
Siempre en el corazón Cristo.
+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger
No hay comentarios:
Publicar un comentario