Las Antífonas mayores que hoy han comenzado son venerabilísimas por su
antigüedad, que se remonta a los tiempos de San Gregorio Magno (a quien
se atribuyen) y también por su riqueza doctrinal. Se puede decir que
contienen toda la médula de la liturgia del Adviento, y cada una de
ellas es un suspiro por el Mesías, dándole cada día los diferentes
títulos que le atribuye la sagrada Escritura.
Hoy hemos cantado ¡Oh Sabiduría! La Sabiduría es la Persona de Cristo,
quien desde el principio dispuso todas las cosas con vistas a esta
venida que pedimos con insistencia. Esta antífona nos traslada al
principio del mundo.
¡Oh Sabiduría! fue la plegaria
que brotó del fondo del alma.
Fue como un suspiro de fe y de ansiedad
que preludia el gozo de la Navidad.
¡Oh Sabiduría! fue la plegaria
que brotó del fondo del alma.
Nuestra Madre sola ferviente empezó
y con armonía el coro siguió.
Muéstranos “vera Sapiensia”
los caminos de la prudencia.
¡Oh Sabiduría! y fuente de paz
sacia a los sedientos de tu caridad.
¡Ven, no tardes, Rey de las almas!
No confundas nuestra esperanza.
Esta es la plegaria que al cielo subió
desde nuestro coro con todo fervor.
Ya comienzan las fiestas grandes
que es la “Oh” de nuestra Madre.
Así preparamos la gran Navidad
como franciscanas con gozo y con paz.
Ven Jesús, llena las almas
de tu amor y de tu gracia.
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