1.
La agonía en el huerto (Mc 14, 32-42; Mt 26, 36-46; Lc 22, 39-46)
A pesar de la angustia y la tristeza, Jesús persevera
en la oración confiada al Padre, mostrándonos la esencia de la oración
cristiana: ponerse en manos del Padre para cumplir su voluntad. Responder a la
llamada que Dios nos hace a cada uno de nosotros conlleva una gran dosis de
confianza en Aquél que nos llama.
Pidamos a María por
todos nosotros, para que se nos conceda el don de la oración, del encuentro
confiado con Él, y podamos responder así a la llamada particular que Él nos
hace.
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