Cuando se va la Luz
Busco tus ojos en medio de la noche...
esos ojos
divinos que siempre me han seguido
con mirada de
amor.
Necesito la luz
de esa mirada
que inunda el
alma de fuego y de ventura
y hace latir y
arder el corazón.
¡Mirada de Jesús!
Eres el sol que
alumbras mi camino
y alientas mi
vivir.
Cuando te ocultas,
todo pierde su
encanto en mi existencia,
todo se torna
oscuro y sin belleza,
¡ y me siento morir...!
¡Ven, Señor! ¿es
que duermes?
¡Ah, sí! creo
que duermes...
No quiero
despertarte...
Me quedaré velando entre las olas
tu misterioso
sueño en íntima oración.
Perdóname si
gimo algunas veces
en medio del
silencio... ¡es que temo perderte...!
Temo ya haber
perdido tu amistad y tu amor.
Mas yo sé que no es cierto;
que en mi íntima
amargura no me has abandonado.
¡Creo con
esperanza inquebrantable
en tu inefable
amor...!
Yo se que estás
conmigo
que en medio de
la noche impenetrable
vela con
ansiedad tu Corazón.
Apoyada mi
frente en tu pecho adorado
esperaré
anhelante tu dulce despertar.
¡Oh Amadísimo
mío! y para entonces...
¡qué horizontes
de dicha vislumbran ya mis ojos!
¡cuán dilatada
paz!
Rumbo a cumbres de altura
de incomparable
brillo y esplendor
entonaré el
preludio del día interminable
en que en tu
beso ardiente e inefable
encuentre eterna
dicha
¡en el supremo
éxtasis de amor!
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